¿Pactoqué?

LaSexta noche se ha convertido en el reino del hermano golfo del Parlamento, el lugar en el que las discrepancias, los navajeos, el griterío de corrala y las ocurrencias de la dirección campan a sus anchas. Lo que en el hemiciclo se piensa, pero no se dice, en el plató se dice sin pensárselo dos veces, incluso sin pensárselo una vez. Allí se sueltan las grandes exclusivas sin documentar ante la coyuntural y pasmada mirada de Hilario Pino, mientras que algunos contertulios siguen a lo suyo: mirar la tablet para soltar la siguiente andanada.

No deja de ser curioso que al mismo tiempo que en otras democracias la fiebre del sábado noche se relaciona nostálgicamente con Tony Manero, aquí, los desmanes de los Pujol o Rato, los cantos de sirena de los fieles o la incapacidad de atisbar la menor autocrítica sustituyen a los Bee Gees. Es una opción, cansina, sí, pero una opción. Quizá por intuir el cansancio, la cúpula informativa de La Sexta tuvo la ocurrencia de crear El pactómetro, una elemental suma y resta de opciones de gobierno en función de los resultados electorales vendida a la audiencia como el invento del siglo. Tan satisfechos quedaron, que el pasado sábado lanzaron a bombo y platillo El pactómetro 2.0, la misma elemental suma y resta de opciones, pero esta vez personalizada. ¿Resultado?: los posibles pactos alcanzan la banal condición de paneles de Eurovisión. PP-PSOE-Ciudadanos: ten points... y así sucesivamente. ¡Que no decaiga la fiesta!

La audiencia, por su parte, y comprobado que Eduardo Inda seguía en la butaca, pese a lo que se había informado días atrás sobre su expulsión, y que Marhuenda —en plan Fuenteovejuna— no había dudado ni un instante en solidarizarse con su colega aunque, afortunadamente, seguía de portavoz in pectore del PP, se dispuso a escuchar el enésimo resumen de las tropelías de la familia del ex-molt honorable o de esa joya de la corona macroeconómica que se baña en yate en Mallorca.