De la policía científica a la Segunda Guerra Mundial

William Petersen fue la voz de la razón en la serie CSI, la piedra de toque de ese thriller de investigación que marcó tendencia televisiva. Quien durante 196 episodios interpretase a Gil Grissom ha vuelto a la televisión con Manhattan, ficción centrada en el desarrollo de la bomba atómica durante la Segunda Guerra Mundial. “Soy los Estados Unidos de América de Manhattan”, se ríe el actor, de 62 años, intentando describir a EL PAÍS su nuevo personaje en la serie que emite Canal + Series Xtra (miércoles, 23.30).

Petersen encarna al enigmático, religioso y patriota coronel Emmett Darrow, que en esta segunda temporada trata de imponer orden y llevar a su meta el Proyecto Manhattan. “Hay mucho dinero invertido y muchos secretos en peligro, y el Ejército le envía a Los Álamos para que arregle la situación”, cuenta de un militar nacido de la mente de los guionistas, pero que, como todo en este drama bélico histórico, está inspirado en una figura real: el teniente general Leslie Groves, al frente del plan para desarrollar la bomba atómica estadounidense. “Alguien dispuesto a subir la bomba a ese avión con destino a Japón cueste lo que cueste”, añade.

Al actor de Illinois le encantó la oferta, aunque no esperaba regresar tan rápidamente a televisión. De hecho, dejó CSI porque quería retomar su carrera como intérprete teatral, una carrera donde irónicamente coincidió con su nuevo compañero de serie y protagonista de Manhattan, Jonathan Benjamín Hickey. “Trabajamos juntos en los setenta, quizá eran los ochenta, cuando Bill estaba al frente de la compañía teatral Remains en Chicago. Cuando cobrábamos 20 euros por semana. Afortunadamente, ahora ganamos más”, rememora Hickey con tono de camaradería.

Contar con Petersen en Manhattan fue algo lógico: “Trae a la mesa un aire de autoridad”, precisa Sam Shaw, responsable de la serie. “Además, es parte de la historia de la televisión y necesitábamos a alguien así. Su personaje es muy controvertido, reaccionario, pero actúa desde su certeza de que el futuro de la humanidad pasa por Estados Unidos. Y necesitábamos a alguien que lo hiciera real y cercano”, agrega.

El actor se toma las alabanzas como vienen, pero está claro que le convencieron lo suficiente como para dejar su descanso televisivo. Habla de la calidad de la ficción, de cómo se convenció nada más ver la primera temporada y tras hablar con Shaw. Resalta su interés en el momento histórico que aborda y la atracción hacia el personaje. Eso, además del factor Santa Fe, donde se rueda la serie, que para Petersen supuso un buen cambio de aires. “No es que quiera hablar por él, pero CSI se movía en un ambiente muy controlado, casi todo el tiempo en interiores”, subraya Hickey como amigo y actor. “Manhattan es todo lo contrario, rodada un 90% en exteriores y donde se desarrolló la historia que contamos”.

Su conciencia también le ayudó a sumarse a Manhattan. Si de Grissom heredó su preocupación por el medio ambiente, especialmente por el estado de los océanos, Manhattan le ha concienciado del peligro de la proliferación del armamento nuclear. “Da miedo, sobre todo cuando tienes hijos y te das cuenta de que el mundo en el que viven tiene poco que ver con ese en el que tú tuviste la fortuna de criarte”, opina, lejos de lo que podría pensar su personaje.