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CARTAS A BABELIA
Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Árbol

Queremos la libertad para perderla. Y sí, al tiempo nada lo detiene

De pronto el cielo cambia de color. Como cuando en un sueño caminas y por sorpresa el suelo te abandona. Buscas ese sobresalto que te suspende en la nada. Sientes miedo pero quieres volver a ese sendero. ¿Será esa la sensación que tienen las hojas al desprenderse de su árbol en otoño? En el vacío que media entre el cuerpo del árbol y la tierra el viento te sujeta. Así como nuestra vertical presencia se sostiene en el afecto. Los árboles esperan a la primavera para cubrirse de ilusiones nuevas. Otras esperanzas llegan, se volverán a ir para fundirse con la tierra. Es la libertad la que nos compone. Pero en esa libertad siempre alguien se apresa. Queremos la libertad para perderla. Y sí, al tiempo nada lo detiene. Sólo en la apariencia de mantener un orden, para no pensar en la muerte, para no darnos cuenta de la finitud de nuestra existencia.

Las hojas se desprenden. Las gotas de la lluvia encuentran su árbol, mueren en el hormigón, besan a la tierra, posan en la membrana más sutil de las flores quietas. El viento arrastra la tierra suficiente para hacer una isla. Hacia allá se dirigen las utopías de la vida, del árbol, de la lluvia, del amor y de la locura.

Soñé que vivía en el árbol más extranjero de la tierra. Tenía la mitad de hoja caduca, la otra de hoja perenne. Era como un universo de colores. En cada tono un pensamiento, una emoción, un miedo, una certeza, un amor. Era loco, pero fascinante. En él siempre encontraba la complejidad de la vida. Una continuidad insostenible para quien busca una existencia apacible, quieta, simple. Su corteza tenía la textura de la realidad, pero en su centro sólo cabían utopías, sueños irrealizables escapando en una nave espacial hacía la libertad. Siempre buscando la libertad. Tal fue su afán por liberarse que murió. Se transformó. El árbol enseña que la muerte es conversión. Naturaleza. Y él, tan complejo como siempre, vive ahora en un bosque infinito de conocimiento. Ese árbol es ahora un libro de filosofía.

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