Tres años viviendo la lucha contra el fuego

Suena la alarma en la base de incendios de Madroñalejo, en Sevilla. A casi 40 grados, los doce hombres de la unidad de élite de la Brica (Brigada de Refuerzo contra Incendios de la Comunidad Autónoma de Andalucía) se levantan veloces para colocarse en sus puestos. Ese sonido les eriza el pelo y les quita el sueño, y eso que saben que en esta ocasión se trata de un simulacro, un día de entrenamiento en el que EL PAÍS visitó las instalaciones donde el equipo del reportero David Beriain ha grabado una serie documental sobre la lucha contra el fuego.

Los hombres suben en fila india al helicóptero y cruzan el cielo hacia la ladera más cercana, donde descienden guiados por Gustavo, el jefe de la brigada, que ensaya con ellos maniobras que pondrán en práctica en el momento, cualquiera, en que la sirena suene de verdad.

Después de tres años de rodaje, La vida en llamas llega mañana (22.30) a Discovery Max con el primero de sus tres capítulos. La película -con el mismo título-, se estrenó una semana antes en las salas de cine, en este caso dirigida por Manuel H. Martín.

Beriain ha llegado a grabar mil horas en tres años con “sus subidas y bajadas”, pegado al día a día de estos “héroes a su pesar” que se dejan la piel por proteger los bosques. A lo largo de ese tiempo, ha ido conociendo a cada miembro de esta pequeña familia, se ha presentado en sus casas y ha comprendido sus miedos. Pero, sobre todo, ha conseguido lo que casi nadie ha podido hacer hasta ahora: meter sus cámaras hasta prácticamente el último rincón de las llamas. “Queríamos saber cómo suena el fuego y ver cómo se comportan ellos en mitad de un incendio”, explica el reportero navarro.

Para ello, tanto él como su director de fotografía, Sergio Caro, tuvieron que pasar las mismas pruebas físicas que los miembros de la brigada y aprendieron a no estorbar. “Hay imágenes espectaculares: incendios de noche, en barrancos, momentos en los que lo hemos pasado realmente mal... Sobre todo Sergio, que tenía que estar en el incendio sí o sí, y alguna vez hasta sufrió una pájara”.

Precisamente de la insistencia de Caro nació esta historia. Él, que acompaña a Beriain en todos los proyectos, conocía personalmente a Gustavo desde hace 20 años, pero nunca se había parado a analizar bien su trabajo. “Hasta que un día después de ir a escalar me enseñó las fotos de lo que hacía, y aluciné”, cuenta Caro. Convencer a Beriain de que merecía la pena acercarse a conocer a esta gente fue otro tema, metido como estaba en la historia de Amazonas Clandestino. “Pero fue muy pesado, y solo para que se callara le hice caso”, responde el navarro. Así que apareció por Sevilla y conoció a Gustavo y al resto de la brigada y la historia le atrapó. “Ellos son mis héroes. De verdad. Si hubiera héroes en el mundo, serían ellos”, insiste el navarro. “Son de pocas palabras. Gente sencilla, humilde, muy honesta y que ama su entorno por encima de todo. Es el claro ejemplo de que no hay que irse muy lejos para encontrar buenas historias que contar”, explica el reportero.

Los incendios forestales arrasan cada año en el mundo una superficie equivalente a la India (casi 3,3 millones de kilómetros cuadrados). Y en España se dan todas las condiciones para una “tormenta perfecta del fuego”: altas temperaturas, sequedad y abundante masa forestal como combustible. “De ahí que la península Ibérica sea el lugar de Europa donde más incendios se producen [poco más de 3.000 en 2014]”, precisa Beriain.

Tres años viviendo la lucha contra el fuego

Para atajarlos, los 47 hombres de la Brica, que cobran por término medio 1.200 euros al mes, se juegan la vida. “Aquí tenemos una manera inusual de apagar un fuego: atacarlo con motosierras. En EE UU hacen cortafuegos y dan una parte del bosque por pedido. Aquí no nos podemos dar ese lujo, y la lucha contra las llamas es cuerpo a cuerpo”, añade el reportero. Entre 1980 y 2010, una media de casi ocho personas al año fallecieron en España en fuegos en el monte.

“Este documental, que no habría salido adelante sin el esfuerzo y el talento de Fernando Ureña, el jefe de guion, también va del liderazgo; lo que cuesta tomar decisiones sabiendo que la vida de tus hombres está en tus manos”, incide Beriain. “Gustavo es un líder nato. Le hemos visto enamorarse durante estos tres años. Ver cómo cambiaban sus prioridades, jugarse la vida y pensar, como todos los demás, si realmente todo el esfuerzo vale la pena. Pero no lo pueden evitar. Aman el campo. Suena la alarma y van”.