Las muchas vías de Seoane
El Marco de Vigo expone más de 300 obras del artista, en continua búsqueda de un estilo propio durante medio siglo
Luis Seoane (Buenos Aires, 1910-A Coruña, 1979) prescindía de todo aquello que no aportara una explicación, una definición. Por eso desdoblaba el lenguaje artístico en otros muchos hasta encontrar el significado adecuado, el mensaje preciso. También huía de los prejuicios y de las categorías instaladas en el arte, luchando contra el descrédito con el que eran tratadas algunas disciplinas como la ilustración o la cerámica. Pero retratar a Seoane, el hombre y el artista, es una tarea compleja, si bien se ha intentado con éxito en las diversas retrospectivas y estudios críticos que se le han dedicado en las últimas décadas. Una ardua empresa la de historiar una vida y una trayectoria atravesadas por la emigración y el exilio, por viajes de ida y vuelta entre dos culturas y territorios tan dispares como Galicia y Argentina, patria y exilio, que marcan inexorablemente su biografía, ilustrada en su extensa correspondencia epistolar.
Esta última propuesta expositiva, comisariada por el director de la Fundación Luis Seoane, no será la definitiva; presenta el trabajo del artista y subraya la riqueza de unos fondos que se muestran como un material excepcional para observar las muy diversas vías y cruzamientos que Seoane desarrolló a lo largo de su vida, siempre intermedio entre un arte intelectual y otro emocional, siempre político y vinculado al territorio propio. Cerca de 300 obras entre pinturas, dibujos, grabados, acuarelas, tapices y bocetos de murales, carteles publicitarios, diseños cerámicos y publicaciones, sin duda las piezas más interesantes de la exposición. Resulta innovador en la gráfica y el diseño, donde mejor comprendemos su vocabulario artístico, identificado con la vanguardia pero en una persistente búsqueda de un estilo propio, cómplice, que se perfila en una iconicidad y, sobre todo, inmerso en una filosofía de trabajo que persigue un compromiso, que apuesta por la creación y la cultura como emblemas de su proyecto creativo.
Sobresalen en el panóptico del museo diseños y espléndidas jarras-busto en porcelana de una serie de intelectuales —Castelao, Valle-Inclán o Picasso— realizadas para la empresa Sargadelos, expectantes, icónicas. Una construcción de una imagen emblemática que parece contagiar al resto de las salas, donde se reparten los grandes temas y lenguajes que produjo a lo largo de 50 años, en diseños, paisajes, bodegones o retratos, en obras que narran su tiempo, la política, el exilio, la emigración, como también la literatura, la fantasía, la cultura popular y el medievo, en esa singular capacidad de algunos artistas de crear obras eternas, de diseñar personajes y actitudes intemporales. Recorriendo las salas nos dejamos llevar por esa atmósfera de presente y permanencia, entre modernidad y tradición, que tan sabiamente supo imprimir a sus figuras y diseños.
Luis Seoane. Retrato de esguello. Marco. Príncipe, 54. Vigo. Hasta el 27 de septiembre.
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