_
_
_
_

Tierra, renuncia a la gravedad

En el poemario 'El hundimiento' y en el inclasificable 'Setecientos millones de rinocerontes', Manuel Vilas combina una voz crepuscular con un apabullante zapping posmoderno

Manuel Vilas convoca en su última instalación narrativa a 700 millones de rinocerontes.
Manuel Vilas convoca en su última instalación narrativa a 700 millones de rinocerontes.AFP

Manuel Vilas (Barbastro, 1962) toma dos decisiones que hacen de El hundimiento un libro distinto, pero fiel a sus preocupaciones habituales. En primer lugar, Vilas despide a Vilas, esa suerte de "homónimo heterónimo" cuya omnipresencia había generado una mecánica algo reiterativa en Gran Vilas. En segundo lugar, opta por una tonalidad crepuscular, lejos de la explosión celebratoria y de su onda expansiva. Aunque el término medio no sea la principal virtud del autor, los ocasionales excesos se redimen aquí gracias a una poética de la derrota troquelada sobre "el vacío general de todas las cosas".

En la batidora de Vilas hay lazos familiares y pasiones desatadas, distopías futuristas y recuentos históricos, pueblos de España y capitales del mundo

Bajo la divisa de Scott Fitzgerald ("Vivir consiste en hundirse poco a poco"), El hundimiento entrega una amarga crónica versicular sin brizna de melancolía ni asomo de autocompasión. Así se aprecia en dos poemas especu­lares: 'El inmaculado', una evocación del héroe anónimo que salvó al sujeto de ahogarse en la infancia, y 'Los nadadores nocturnos', un himno dedicado a los "samuráis hundidos" que combaten con sus brazadas la intemperie del mundo. Por lo demás, en estas páginas reaparece al completo el parque temático de Vilas: la memoria como desguace privado y vertedero público; los fotogramas de la España negra con Buñuel, Goya y Cervantes como santísima trinidad; los encuentros en hoteles de una noche, las melopeas a base de “red, red wine”, la aleación entre el sexo y la muerte, y las andanadas que cuestionan el legado de la Transición e indagan en las acequias del capital. Entre los restos del naufragio destacan los réquiems por quienes encarnan un "elegante y envidiable fracaso" (Cernuda, Elvis, Lou Reed) y la poderosa elegía a la madre, alzada sobre la incandescencia del fuego final. Quizá El hundimiento no sea el libro más equilibrado del autor —ese privilegio le corresponde a Calor—­, pero nos devuelve la mejor versión de uno de los nombres esenciales para entender la poesía española en lo que va de siglo.

En un poema, Víctor Botas comparaba el paso del tiempo con los estragos causados por "un rinoceronte enloquecido". No uno, sino 700 millones son los que Vilas convoca en su última instalación narrativa: un libro inclasificable, como todos los suyos, a medio camino entre la colección de relatos y el "manual paliativo" para enfermos de vitalismo crónico: "Yo llamo trastorno del rinoceronte al hecho en sí de existir, de vivir, de pasar por este mundo". Si bien la sucesión de gags y el desfile de nombres propios de arcángeles del rock, dictadores crueles, literatos redivivos, provocan el efecto de un apabullante zapping posmoderno, no puede negársele al autor la capacidad de construir un universo original y reconocible.

En la batidora de Vilas hay lazos familiares y pasiones desatadas, distopías futuristas y recuentos históricos, pueblos de España y capitales del mundo. Aunque ningún animal haya resultado herido durante la redacción de este volumen, el lector no saldrá indemne de una experiencia delirante y gozosa: algo así como toparse con una manada de 700 millones de rinocerontes en la antesala que separa a los vivos de los muertos.

El hundimiento. Manuel Vilas. Madrid. Visor, 2015. 149 páginas. 10 euros

Setecientos millones de rinocerontes. Manuel Vilas. Madrid. Alfaguara, 2015. 262 páginas. 17.90 euros

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_