Aprender a mirar a Dubuffet

No se trata de descubrir ahora nada nuevo ni sobre la vida ni sobre la obra de Jean Dubuffet (Le Havre, 1901- París, 1985), baste con insinuar que, junto a Picasso, es el gran descubridor de recursos plásticos del siglo XX, lo que consiguió llevando la pintura a los límites de sus posibilidades. La heterogénea colección de dibujos, collages, litografías y pequeñas pinturas que ahora se muestran en la Galería Guillermo de Osma así lo confirman, pero es necesario hacer algún esfuerzo para ver estas obras ya que no se trata de piezas que atraigan por poseer una belleza convencional o una encantadora factura. Fue Oskar Kokoschka quien habló de la pintura como "escuela de la mirada" y, efectivamente, es necesario aprender a mirar para saber comprender en qué consiste la invención, cuál es el descubrimiento y de qué manera los trazos y las texturas que aparecen en estas obras son habitados por inefables espíritus que atrapan la mirada del espectador.

Indudablemente hay que mirar, hay que detenerse a observar con atención cada obra, cada composición, cada trazo. Entonces puede surgir el asombro, la turbación, incluso la ira, sentimientos que experimentaron los visitantes a las primeras exposiciones de Dubuffet, hasta que se establece un puente de la visión. Si esto sucede, si se traza una línea de comunicación entre la obra y el ojo, se pueden apreciar la cualidades plásticas implícitas en la materia, la línea, la textura, la forma o la ausencia de forma, tanto si esas cualidades están en un cuadro como si se descubren en un muro, en el pavimento del suelo o en una superficie ocasional que aparece ante los ojos. Como explica Jean Planque en el texto del catálogo, ante las obras de Dubuffet sobran las palabras, el espectador se convierte en ojo mudo.

Jean Dubuffet. Galería Guillermo de Osma, Madrid. Hasta el 17 de julio.