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CINE

Diez créditos de cine para la historia

Se cumplen 60 años de la película 'El hombre del brazo de oro' y los letreros diseñados por Saul Bass que revolucionarían la pantalla. El celuloide ha dado otras oberturas inmortales

Cartel de 'El hombre del brazo de oro', de Saul Bass.
Cartel de 'El hombre del brazo de oro', de Saul Bass.

La realización de El hombre del brazo de oro (1955) supuso para Otto Preminger su segundo combate contra la censura americana. El argumento de la película, el infierno de un músico luchando contra su adicción a la heroína, resultaba demasiado escabroso para los ejecutores del Código Hays que ya habían puesto en su diana censora al realizador de origen vienés con su película La luna es azul (1954) por el tema de la virginidad. Pero más allá de sus problemas con la censura y de la excelente interpretación de Frank Sinatra como el jugador heroinómano, la película marcará un antes y un despues en el diseño de los créditos de cine. El creador gráfico Saul Bass (1920-1996) que había colaborado con Preminger en el musical Carmen Jones realiza unos vanguardistas titulos en movimiento, unas simbólicas barras jugando con el blanco y negro que unidas a la banda sonora jazzística de Elmer Bernstein suponen una ruptura con el diseño de los hasta entonces tradicionales créditos cinematográficos. Cine y diseño gráfico contemporáneo creaban una fuerte alianza. Y a partir de ahora quedaba prohibido entrar en el cine con los titulos de crédito ya comenzados.

“Con la llegada de Saul Bass se produjo un cambio radical” señala el diseñador Enric Satué. “En su primera etapa para el cine Bass supo utilizar en los titulos o créditos recursos propios del diseño grafico de la época como siluetas de papel recortado y tipografías manuales junto con colores planos a partir de los carteles que anunciaban las películas”. “La segunda etapa- continua Satué- de la contribución del diseño de Bass al cine se caracterizó por su inmersión en el rodaje, filmando escenas visualmente memorables a las que sobreimprimía títulos y créditos, al principio o al final, como en La vuelta al mundo en ochenta en días o en la cima de su ingenio, el musical West Side Story.

La colaboración de Bass con el director Otto Preminger dotará a las películas del realizador de una marca indiscutible en las secuencias de obertura de sus películas: Buenos días tristeza, Anatomía de un asesinato, Éxodo, Tempestad sobre Washington o El rapto de Bunny Lake. Otro tanto ocurrirá con sus trabajos para el director Alfred Hitchcock, Vertigo, Con la muerte en los talones, Psicosis, o en su última etapa junto a Martin Scorsese, El cabo de miedo, Casino o La edad de la inocencia. Sin olvidar sus recordados créditos para Kubrick (Spartaco) o Stanley Kramer (El mundo está loco, loco, loco).

“La figura de Saul Bass- dice el diseñador Juan Gatti- hay que enmarcarla en el paisaje de renovación a nivel de diseño gráfico que se produce en la década de los años cincuenta en Estados Unidos con nombres como Alvin Lustig, Alexey Brodovitch, Lester Beall, Bradbury Thompson, Paul Rand y otros”. “Lo que aporta Bass es que incorpora estos movimientos gráficos de vanguardia y arte moderno de mitad del siglo XX al cine en el diseño de títulos crédito y carteles, creando una estética casi abstracta y moderna con una síntesis de elementos de alta expresividad”. Para el creador de la iconografía gráfica de la obra de Pedro Almodóvar la figura de Bass ha sido una referencia para todos los diseñadores de la segunda mitad del siglo XX. “Para mí fue una influencia muy grande aunque realmente el único cartel inspirado en Saul Bass que he hecho ha sido el de Átame”.

“Saul Bass no fue solo un diseñador que revolucionó el cine, sino un cineasta en si mismo, sus créditos para Vertigo definieron una forma de pensar en la película, si a la gente le hablas de Vertigo, lo primero que recuerda es la icónica imagen de una espiral girando en la pantalla” señalan desde Dvein, este estudio de creación barcelonés formado por Teo Guillem y Carlos Pardo y responsables, entre otros trabajos, de los créditos cinematográficos de la opera prima de Kike Maíllo, Eva (2011). “El trabajo de Bass junto a Hitchcock y otros directores pretendía transcender lo meramente funcional y convertirse en una parte imprescindible de la película. Lo que hizo fue trabajar los créditos de manera que se integraran en la película y no fueran simplemente un texto en pantalla, y eso lo hizo buscando nuevas formas narrativas y visuales que apoyaran toda la narrativa de la película, dotándola de una identidad propia”.

En el currículo de Dvein se encuentra su colaboración con el diseñador Kyle Cooper, autor, entre otros, de los celebrados titulos de Seven (David Fincher, 1995). “Kyle Cooper y David Fincher-comenta Dvein- volvieron a poner en valor los créditos iniciales de las películas en los años 90. Después, y con el añadido de las nuevas tecnologías, empezaron a hacerse verdaderas locuras con los créditos”. Un renacimiento que a juicio del estudio barcelonés acabó desembocando en un diseño de fuegos artificiales. “Durante ese periodo se hicieron algunas de las secuencias de créditos más memorables, pero poco a poco empezaron a perder una esencia que es muy importante en los créditos, su misión subordinada a la película”. Sofisticados y espectaculares créditos creados por ordenador pero “que acabaron por aborrecer tanto a los espectadores como a directores y cineastas”. Y apuntan sobre el panorama actual.”Es un momento muy interesante, aunque quizá un poquito estancado.. Ahora mismo está habiendo un cambio de tendencia, se empiezan a pensar mucho los créditos de nuevo, empiezan a proponerse ideas nuevas, no recurriendo únicamente a las nuevas tecnologías sino apoyándose en ellas en caso de que sea necesario”.

Diez oberturas (para no llegar con la película empezada)

El hombre del brazo de oro. (Diseño: Saul Bass).

Unas barras blancas se deslizan por la pantalla en un juego cromático de blancos y negros que forman finalmente la figura de un brazo quebrado. Saul Bass transformaba la estética de los créditos cinematográficos con la ayuda del diseño gráfico de vanguardia. La música de Elmer Bernstein servirá de contrapunto para la revolucionaria obertura cinematográfica.

Vertigo. (Diseño: Saul Bass)

Primera colaboración entre el mago de suspense y el diseñador gráfico que sellará una de las oberturas más estudiadas de la historia del cine. Saul Bass profundizaba en su trabajo como creador creativo desde la figuración y estética surrealista hasta la abstracción geométrica. La música de Bernard Herrmann pondrá el resto.

Desde Rusia con amor (Diseño: Robert Brownjohn)

Primera colaboración del diseñador americano con la serie de James Bond que construye el ADN gráfico de la saga cinematográfica. Brownjohn volverá a trabajar- por última vez- en los titulos de Goldfinger que marcan la edad de oro del agente con licencia para matar. Erotismo, suspense, una iconografía sofisticada y juegos de espejismos para abrir el apetito cinematográfico.

Charada (Diseñador: Maurice Binder)

Aunque el nombre del diseñador se suele asociar a la serie Bond, Maurice Binder fue el responsable de algunos de las secuencias gráficas de obertura más sofisticadas y creativas realizadas entre finales de los años cincuenta y los años sesenta. La música de Henry Mancini y un vertiginoso diseño de espirales de gusto pop se funden en la pantalla en esta historia de sospechosos poco habituales.

La pantera rosa (Diseñador: De Patie-Freeleng Entrepises,Inc.)

El creador Friz Freleng que ya había dejado pruebas de sobra de su talento para los dibujos animados convirtió aquí los titulos de crédito de la comedia policiaca de Blake Edwards en una pequeña joya maestra de humor y elegancia. El personaje de La Pantera Rosa hacia su debut con éxito en la pantalla con la inestimable colaboración del compositor Henry Mancini.

El caso de Thomas Crown (Diseñador: Pablo Ferro)

Los titulos de crédito en forma de multipantallas y estética de revista de lujo de moda diseñados por Pablo Ferro enmarcan y anuncian esta brillante historia mezcla de comedia y thriller sofisticado mientras se entrecruzan los rostros de Steve McQueen y Faye Dunaway. La canción “The Windmills Of Your Mind” cantada por Noel Harrison se encargaba de poner el toque de melancolía a los estilosos y fotográficos titulos de crédito.

Barbarella (Diseñador: Maurice Binder)

Un strip-tease espacial con Jane Fonda -como la heroína Barbarella- desafiando la gravedad mientras los titulos de crédito se posicionan en diferentes partes de su cuerpo cada vez más desnudo, era sin duda un buen chiste cinematográfico para iniciar la película. Con el paso del tiempo quizás lo más memorable que ha quedado de ella , aparte de ver a la rollingstoniana Anita Pallenberg como perversa y lésbica Reina Negra.

Seven (Diseñador: Kyle Cooper)

El diseñador Kyle Cooper tuvo el honor de iniciar una segunda oro en el diseño de los créditos cinematográficos. Sus inquietantes y pegajosos titulos cinematográficos para Seven presagiaban la atmosfera angustiosa y terrorífica que esperaba a sus protagonistas y al público de las salas. Y ponía de relieve que una buena tipografía no tiene porque ser necesariamente clara, limpia y legible. Como botón, una muestra.

Bienvenidos a Zombieland (Diseñador: Ben Conrad)

La música de Metalica servía de soporte majestuoso y robusto para esta obertura, gran menú de degustación o buffet libre a base de vísceras de mortales, sangre a go-go, cazadores de muertos vivientes, consomé de apocalipsis y destrucción, ejércitos de zombies insaciables y buenas dosis de humor.

Watchmen (Diseñador: Garson Yu)

Primero formando tándem con Kyle Cooper y despues en solitario, Garson Yu y sus titulos de crédito para películas como Twister, 300, Hulk o Watchmen y esa secuencia inicial con la canción de Bob Dylan, “The Times Are A Changing” destinada a convertirse en un clásico del diseño de créditos cinematográficos.

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