_
_
_
_
CARTAS A BABELIA

Sobre la exhibición de dos mendigos en un museo

He visitado el museo de la ciudad sueca Malmö. En una sala había dos mendigos como obra de arte. Un lisiado con muleta sentado en un cubo, con zapatos viejos a un lado, y una gitana rumana embarazada, con un cartón pedigüeño y una intrigante sonrisa leonardesca, separados por un simulacro de camilla sanitaria sin asas. Turbado, con desasosiego poséxtasis, me ahogan un laberinto de preguntas : ¿puedo o no hacer fotos? ¿Con flas o sin flas? ¿Y darles limosna? ¿Se les puede preguntar? Si te hablan, ¿puedes conversar con los pobres? ¿Se pueden levantar para ir a los aseos? ¿Pueden comer mientras se exponen? Otro enigma. ¿Deben los escolares suecos visitar a los pobres en el museo? ¿Qué comentarios harán en el catálogo de la exposición sobre el mendigo-obra de arte profesores y críticos de historia del arte pedantes y diletantes? No lo sé, pero ante este zoo humano, como dice Jorge Wagensberg, preguntar es rebelarse, responder es adaptarse.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_