Poca acción para los boinas verdes
'Los nuestros' arranca con tensión y buenas intenciones que después se pierden al dedicar demasiada atención a otras historias
Una pareja viaja con sus hijos en la parte trasera de un todoterreno por Malí cuando el conductor y el copiloto de su coche son abatidos. Aprovechando la confusión, los niños son secuestrados tras haberse salido el vehículo de la carretera. Ese es el preámbulo que pone al espectador en situación en Los nuestros, la miniserie de tres capítulos que Telecinco estrenó el lunes. Un arranque con tensión y buenas intenciones que después se pierden al dedicar demasiada atención a otras historias.
A pesar de que uno de sus factores distintivos es haber contado con el Ejército para llevarla a cabo —ha colaborado, cedido material e incluso participado activamente—, en el resultado se echa de menos una mayor atención al lado militar. A cambio, la cuestión amorosa, centrada, sobre todo, en los personajes de Hugo Silva y Blanca Suárez, y las historias personales de los personajes están demasiado presentes en una trama que pedía a gritos centrarse en el rescate de los dos niños.
El marco resultaba perfecto para construir una historia que enganchase al espectador de principio a fin. De hecho, los últimos minutos del primer capítulo sí consiguen lo que se esperaba de la serie, pero es algo que se echa de menos en la mayoría del episodio. Solo tendrá tres entregas; no hay mucho tiempo que perder.
Eso sí, es evidente que Los nuestros va a tener su público (y lo tiene: casi cuatro millones vieron el arranque). También, merece una mención la ambientación y fotografía de la serie. Y el intento de hacer algo un poco diferente, aunque sea con caras de siempre como las de Hugo Silva y Blanca Suárez.
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