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‘Ready made’ con esteroides

La primera retrospectiva europea de Jeff Koons se puede ver en el Centro Pompidou

Álex Vicente
Jeff Koons junto a una de sus esculturas durante la inauguración de su retrospectiva el museo Whitney de Nueva York. Esta exposición ahora se puede ver en el Centro Pompidou de París.
Jeff Koons junto a una de sus esculturas durante la inauguración de su retrospectiva el museo Whitney de Nueva York. Esta exposición ahora se puede ver en el Centro Pompidou de París.AFP

Subir hasta lo alto del Centro Pompidou siempre supone un auténtico espectáculo. Pero el manto de tejados y buhardillas cuenta estos días con un rival: la primera retrospectiva europea de Jeff Koons, el artista más cotizado de nuestro tiempo. Un regimiento de langostas inflables, perritos de acero inoxidable y fotos explícitas de su exmujer Cicciolina han invadido el museo.

El éxito ha sido inmediato: 113.000 personas ya han ido a ver sus “ready made con esteroides”, como los definió The New York Review of Books, en solo 17 días. Un récord desde la inauguración del museo. “El mundo del arte utiliza el gusto como segregación. Yo trabajo en una obra que pueda gustar a todo el mundo”, afirmó hace 20 años. Misión cumplida: Koons adopta hoy los rasgos paradójicos del artista subversivo aclamado por las masas.

La muestra ha indignado a parte de la intelligentsia local, que la ha considerado impropia de un museo público. “Es extremadamente costosa, responde a un imperativo de rentabilidad y no de calidad artística”, dijo Libération. El semanario Le Point calculó que, si el museo dedicara todo su presupuesto para adquisiciones a una de sus obras, solo le daría para un 10% de Balloon Dog, vendida por 43 millones de euros. Pese a todo, la muestra supone una ocasión perfecta para ejecutar un peculiar experimento: enfrentarse a su producción olvidando lo que sabemos sobre quién la firma e intentando adivinar por qué resuena. Prescindan de esos carteles que intelectualizan su propósito en exceso y descubrirán un aplauso amoral de la vulgaridad estética, el consumismo desenfrenado y la egolatría, como el reflejo de un espejo deformante que amplifica un mundo extrañamente familiar.

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Sobre la firma

Álex Vicente
Es periodista cultural. Forma parte del equipo de Babelia desde 2020.

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