El lado oscuro del arte
De Londres a Los Ángeles, pasando por Turín, exposiciones, congresos y publicaciones confirman el creciente interés por las prácticas esotéricas y ocultistas en el arte
Tres varas de madera y dos escaleras, una para el condenado y otra para el verdugo, llenan el ambiente de un olor molesto e inclasificable. La espeluznante y eficaz sencillez de la horca de Turín, utilizada hasta 1865, choca con el exuberante entorno barroco del palacio Cavour. Hasta el 11 de enero la antigua morada del conde Camillo, hombre de Estado y padre de la unidad de Italia, rodeado por una leyenda negra que incluía prácticas ocultistas y heterodoxas preferencias sexuales, acoge Shit and Die, la última provocación de Maurizio Cattelan, exartista, según su propia definición, reconvertido en comisario. Tras provocar polémicas con obras como la escultura de Juan Pablo II aplastado por un meteorito, Cattelan vuelve a animar la escena artística con una muestra que combina piezas de 50 artistas contemporáneos (Carol Rama, Sarah Lucas, Martin Creed, Tracey Emin y Enzo Cucchi, entre otros), con piezas relacionadas con los misterios de Turín y su lado mágico, procedentes de instituciones históricas como el Museo di Antropologia Criminale Cesare Lombroso, prestador de la horca, el Museo Egipcio o la Casa Mollino, el refugio secreto donde el célebre arquitecto, designer y piloto sacaba polaroids de mujeres desnudas. En esta casa, que como un faraón egipcio Mollino construyó para su vida después de la muerte, el artista Yuri Ancarani organizó una sesión espiritista, recogida en el vídeo Séance,en la cual a través de una médium invita a cenar al espíritu del ecléctico diseñador. “Durante nuestras investigaciones sobre las leyendas mágicas de Turín, recorrimos todas las etapas obligadas vinculadas a los poderes esotéricos o a los presuntos secretos de la ciudad, desde las perversiones de Cavour hasta las logias masónicas. Pero lo que más percibimos fue el miedo, que quizás todos compartimos, de no perdurar en el tiempo y el intento continuo y obsesivo de dejar un rastro en esta tierra”, asegura Cattelan, que ha tomado el título de su proyecto de una obra del artista estadounidense Bruce Nauman.
Alquimia, esoterismo, ocultismo e incluso satanismo, palabras de sabor antiguo, ampliamente desterradas de los materialistas, escépticos y desencantados ámbitos eruditos y artísticos contemporáneos, se oyen cada vez con más frecuencia. La larga e iridiscente cola de las disciplinas esotéricas vuelve a oponerse al crudo positivismo y en estos tiempos de crisis y mediocridad intelectual vuelve a aparecer con fuerza. Lo demuestran diversas iniciativas simultáneas, que de Londres a Los Ángeles, pasando por Turín, reconfirman la atávica necesidad de los humanos de aderezar sus vidas con algo de magia y misticismo.
“Durante décadas se censuró la influencia esotérica, sobre todo de la teosofía y el espiritismo, en la obra de maestros como Kandinsky, Mondrian, Malevich, Pollock y Gauguin, y también se negó el influjo de la geometría no euclídea y el concepto de la cuarta dimensión en artistas como Duchamp o los futuristas Giacomo Balla y Umberto Boccioni”, explica Massimo Introvigne, historiador y crítico del arte, sociólogo de las religiones y uno de los máximos expertos del mundo sobre estos temas. Autor de un extraordinario número de libros y artículos sobre las relaciones entre arte y esoterismo, Introvigne es una de las puntas de lanza de Black Mirror, una nueva revista de crítica y reflexión que la editorial Fulgur Esoterica acaba de lanzar en Londres. Editor también de la pionera Abraxas, que investiga la presencia de las místicas heterodoxas en el arte desde un enfoque más académico, Fulgur forma parte de un movimiento que rechaza las nociones de lo esotérico y lo oculto como algo irracional, regresivo y esencialmente antimoderno, para relacionarlas con las vanguardias de cada época. De hecho, Black Mirror se presentó con una performance concebida para la ocasión por Mark Titchner, finalista del Premio Turner en 2006. “Ocultismo y espiritismo cautivaron incluso a personajes marxistas y materialistas como Orozco, Siqueiros y Diego Rivera, que, tras fundar la Logia Rosacruz de México, fue obligado por el partido a hacer una autocrítica pública”, indica Introvigne, que acaba de regresar de San Diego, donde impartió un curso sobre la red teosófica de artistas que operó entre México y Estados Unidos en la primera mitad del siglo XX.
La editorial Fulgur Esoterica publica también el catálogo de Cameron: Songs for the Witch Woman, la muestra que el MOCA (Museum of Contemporary Art) de Los Ángeles dedica hasta el 11 de enero a la pintora, performer, poeta y ocultista Marjorie Cameron Parsons Kimmel (Iowa, 1922-Califonia, 1995), conocida por su interés en los cultos de corte satánico. Artista multidisciplinar ante litteram, Cameron combinó poesía, cine, artes visuales y espiritualidad en obras alucinadas que desafían la lógica cartesiana y demuestran que el espacio de la mente no tiene límites. Sus frenéticas y delicadas representaciones de figuras mitológicas evocan la poesía simbolista francesa y revelan un singular interés por la línea y la idea de metamorfosis espiritual. “Cameron se casó con un discípulo del ocultista y alquimista inglés Aleistar Crowley que teorizaba la posibilidad de generar un niño mágico con la ayuda de rituales verbales y plásticos”, explica Introvigne, promotor de Enchanted Modernities, un proyecto de estudio y divulgación sobre teosofía y arte, que arrancó en Ámsterdam en 2013 y se clausurará en Nueva York en 2015. El alud de ponentes y oyentes que se reúnen en cada simposio del ciclo ratifica, por si aún hubiera dudas, el extraordinario interés que despierta el lado oculto del arte.
Shit and Die. Palazzo Cavour. Turín. Hasta el 11 de enero. Cameron: Songs for the Witch Woman. Museum of Contemporary Art (MOCA). Los Ángeles. Hasta el 11 de enero. Black Mirror. Fulgur Esoterica. www.fulgur.co.uk.
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