Diez planes (baratos) para las Navidades
Harta del ritual consumista, les propongo que este año regalen —y se regalen— tiempo
Cada vez que llegan estas fiestas, todo el mundo hace el firme propósito de no salir corriendo a comprar —sumergido en gentíos y atascos— y disfrutar un poco más de los amigos y hasta de la familia. Y, pese a todo, se acerca el momento y vamos sucumbiendo a la tentación de gastar lo que no tenemos y pasar tardes enteras en busca del regalo perdido. Estoy harta del ritual —como todos, claro—, así que les propongo que este año regalen —y se regalen— tiempo, que parece una tontería, pero que es lo más escaso y lo más valioso, pues ya se sabe que en la sociedad actual o se tiene dinero o se tiene tiempo. De este modo, cada tarde gastada gastando en regalos absurdos deberá convertirse en un plan alternativo barato, al cual, además, pueden invitar a un amigo que haya decidido que tiene de todo menos tiempo para malgastar paseando.
Primer Plan. ¿Hace cuánto no visitan el Jardín Botánico? Es una forma extraordinaria de pasar una mañana de invierno también. Debe ser un paseo sin prisa, dejando que las plantas dirijan nuestro recorrido, reflexionando sobre el mundo y sus cosas, ensoñando un poco a la manera de Rousseau. Cuesta apenas tres euros, así que, si vamos solos —que no es mal plan tampoco—, hasta nos da el presupuesto para un café.
Segundo. Las exposiciones temporales son siempre una excelente excusa para volver al Prado, nuestra joya de la corona. La actual exposición de Goya —inesperada y lúcida, un Goya único— es la coartada perfecta para alargar la visita y volver a ver alguno de nuestros cuadros favoritos. A última hora de la tarde la entrada es gratuita para la colección.
Tercero. Y hablando de planazos, la siempre intensa Casa Encendida nos propone un paseo por cuatro personajes míticos de la animación en su muestra Metamorfosis, rara y sorprendente, que atrapa en su planteamiento minucioso y fascinante. La visita se puede completar con un salto a dos museos que colaboran con la muestra: el de Ciencias Naturales —y sus relaciones con la pasión entomológica de Ladislas Starewitch— y el Lázaro Galdiano, relacionado con Jan Švankmajer y donde se puede ir gratis presentando la entrada del folleto de la Casa. Un superplán con niños también que puede acabar con la visita a la genial reinterpretación de la colección de Enrique Marty, comisariada por Rafael Doctor. Arte en la calle.
Cuarto. ¿Y cómo perderse a Morimura en Juana de Aizpuru? Sigue siendo uno de los artistas más intrigantes.
Quinto. En el Reina Sofía está uno de nuestros artistas más radicales con una exposición de un rigor y una inteligencia inusitados. Juan Luis Moraza merece la mañana entera y la tarde. Incluso los que desde siempre seguimos su trabajo nos hemos quedado sorprendidos por la cogerencia de su obra en su mayor retrospectiva hasta el momento.
Sexto. No muy lejos, en Helga de Alvear, espera la exposición de la artista Ángela de la Cruz, aunque lo mejor será aprovechar la mañana para el paseo sin prisa por la zona donde se reúnen tantas galerías interesantes. Se puede acabar con un paseo hasta la Fundación Juan March para ver al futurista Depero —otra expo sólida.
Séptimo. ¿Y cómo no pasarse por La Central o Tipos Infames y caer en la tentación de llevarse un par de libros? El que acaba de publicar el mítico galerista Leandro Navarro, Por amor del arte (Elba), es mucho más que unas "memorias": se trata de una historia de toda una época en Madrid. Otra novela inexcusable para estas Navidades es la de Siri Hustvedt El mundo deslumbrante, publicada por Anagrama. No se la pierdan.
Octavo. Leerlos mientras se toma una taza de té.
Noveno. Ver Casablanca —o la Casablanca de cada uno— como si fuera la primera vez.
Décimo.Salir a la calle y tomarse el tiempo de mirar al cielo. En Madrid es precioso en invierno si el día es soleado. ¡Feliz año a todos!
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