La venganza de Mr. Scrooge
John Updike y Edward Gorey unieron fuerzas y sentido del humor para este librillo inédito en España pero que en Estados Unidos vio la luz en 1993
Leyenda apócrifa donde las haya es la que dice lo siguiente. Que al desenterrar a Ebenezer Scrooge encontraron algo en los bolsillos de su abrigo: un librillo muy parecido a éste. Como un renuncio Galileo Galilei en versión navideña. Sí, me tomo la sopa y ayudo al pequeño Tiny Tim, y cenaré con mi sobrino en Nochebuena pero esto de la Navidad… ¿No os resulta sospechoso? ¿Inquietante? ¡Paparruchas (o no)! La interesante editorial Rayo Verde inaugura colección, Singulares, con esta delicatessen navideña. Barata, culta, cuidada y simpática. ¿Qué más puede uno querer para regalar y regalarse? Se trata de Los doce terrores de la Navidad. Una lástima que sólo sean 12 porque el libro lo firman dos grandes como el ilustrador Edward Gorey y el escritor John Updike. Gorey es el tipo al que Tim Burton le debe mil cervezas. Excéntrico, tierno y macabro, sus trabajos son personales e identificables. Libros del Zorro Rojo ha editado muchos de sus libros.
Updike fue uno de los mejores exponentes de la narrativa norteamericana contemporánea, un centauro de la línea clara y del escalpelo profundo sobre la piel y el hueso de la clase media que se embuchaba insatisfecha los sucesivos platos del sueño americano con las salsas de los cincuenta, los sesenta, los setenta y así hasta su colapso y reseteado actual. Como cantaban aquéllos: Updike es (casi) siempre magia con precisión y aquí lo vienen sirviendo los últimos años Tusquets y RBA. Gorey y Updike unieron fuerzas y sentido del humor, nostalgia y vinagre para este librillo inédito en nuestro país pero que en Estados Unidos vio la luz en 1993.
A cada ilustración, Updike se hace preguntas trascendentales: ¿por qué Papá Noel huele a ron? ¿Por qué cobra el paro 11 meses al año? Un tipo sin dirección conocida, de hábitos extraños, se descuelga por chimeneas de honrados contribuyentes dormidos en total impunidad… ¿Qué está pasando entonces con el FBI? ¿Por qué siempre nos queda la sensación de que nos merecemos más regalos de los que tenemos? ¿Por qué nadie mitiga la molicie de la puerta trasera del consumismo: las devoluciones del día siguiente? Updike pone hasta 12 veces el dedo en la llaga: "Hay algo horroroso en un árbol —su aspecto de parálisis múltiple, su aplomo greñudo y sin conciencia— cuando te lo encuentras en campo abierto: no digamos ya en el salón". Sí, Johnny, muy bien dicho, dale fuerte hasta la última base. ¿Y qué decir de los villancicos? Ese napalm de la nostalgia que atronando en grandes supermercados nos recuerda lo pesados que se han hecho nuestros corazones desde la infancia. Elfos, renos, la oscuridad del invierno, aquí sólo hay 12 pero podían ser cientos. Pero, qué demonios, feliz Navidad, nadie ha inventado nada tan hermosamente deprimente como ella.
Los doce terrores de la Navidad. Textos de John Updike. Ilustraciones de Edward Gorey. Traducción de Daniel Gascón. Rayo Verde. Barcelona, 2014. 32 páginas. 10 euros
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