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La guerra entre Egipto y Al Yazira

Tres periodistas acusados de "difundir noticias falsas" escucharán hoy su sentencia

Un tribunal egipcio dictará hoy sentencia contra tres periodistas de la emisora de televisión por satélite Al Yazira. Se enfrentan a penas de cárcel de entre 15 y 25 años de cárcel por "difundir noticias falsas". Los reporteros son rehenes de la guerra entre la nación árabe más poblada y el imperio mediático más influyente de Oriente Medio, que se desató el 3 de julio del año pasado. Aquella noche, la del golpe de Estado contra el presidente islamista Mohamed Morsi, mientras se desplegaban los tanques frente a las instituciones vitales del Estado, las fuerzas de seguridad realizaron una redada en las oficinas de Al Yazira. Desde entonces, el conflicto ha ido escalando y ha incluido descalificaciones, encarcelamientos y demandas judiciales.

La aparición de Al Yazira en 1996 representó una auténtica revolución en el panorama mediático árabe. Hasta entonces, la mayoría de los telespectadores de la región sólo tenían acceso a la programación apolillada de las televisiones públicas. Su cobertura de la actualidad no solo era obsequiosa con las autoridades, sino muy aburrida. La guerra de Irak en 2003 significó la puesta de largo de la cadena, convertida ya en el medio de referencia de la región. El estallido de las revueltas árabes en 2011 sirvió para confirmar su estatus. No en vano, realizó un seguimiento amplio e instantáneo de los levantamientos en Túnez, Egipto, Libia y Siria.

De aquel periodo data la inquina de los poderes fácticos de Egipto hacia Al Yazira, pues consideran que su cobertura favorable de la rebelión en la Plaza Tahrir contribuyó a la derrota del ex dictador Hosni Mubarak. De hecho, el régimen clausuró las oficinas de la emisora en plena revuelta. Pero era demasiado tarde, su caída estaba ya sellada.

El pasado lunes otro reportero fue puesto en libertad por "razones médicas"

No fue hasta la asonada liderada por el actual raïs egipcio, Abdel Fatah al Sisi, después de dos tumultuosos años, que se perpetró la venganza. En las semanas siguientes al golpe, se llevaron a cabo varias redadas contra las dependencias de la cadena catarí que incluyeron la confiscación de material y el arresto de varios reporteros. La ola represora de las autoridades se extendió a todos los medios con una línea editorial favorable a los Hermanos Musulmanes, el movimiento del depuesto presidente Morsi.

El Gobierno egipcio acusa a Al Yazira de manipular la información y de estar al servicio de la política exterior del emir de Catar, el más estrecho aliado de la administración Morsi. "Es cierto que Al Yazira tiene un sesgo favorable a la Hermandad. Pero en Egipto no hay medios imparciales. Actualmente, tanto los públicos como los privados apoyan firmemente al gobierno, y no hay espacio para voces disidentes”, apunta Ahmed Hammad, profesor de Comunicación en la Universidad de Al Azhar.

El Gobierno egipcio acusa a Al Yazira de manipular la información

Desde finales de año, la emisora no cuenta con un equipo de corresponsales sobre el terreno. No obstante, es posible continuar sintonizando su señal a través del satélite, si bien esta ha sufrido extrañas interferencias que Al Yazira atribuye a las autoridades egipcias. A causa de este acoso continuo, la emisora ha presentado una demanda contra Egipto en un tribunal de arbitraje comercial, reclamando pérdidas por un valor superior a los 100 millones de euros.

Poseedora de una línea editorial diferente, en un principio, el canal en inglés de Al Yazira había recibido un trato menos severo. Sin embargo, tres de sus periodistas -dos egipcios y un australiano, Peter Greste- se enfrentan a duras penas en el proceso judicial que concluye hoy. Los reporteros fueron arrestados en diciembre mientras trabajan en Egipto sin permiso oficial y después de haber realizado una entrevista con un representante de los Hermanos Musulmanes. Unos días antes, la Hermandad había sido declarada "organización terrorista" por el Gobierno, por lo que se enfrentan a graves cargos de “colaboración con banda armada”.

En los más de cuatro meses que ha durado el juicio, la fiscalía no ha aportado ninguna evidencia de que los reporteros, con una amplia experiencia en otros medios internacionales, hubieran manipulado las imágenes grabadas. "Los acusados deberían ser absueltos, a menos que la política interfiera. Los procedimientos han sido deficientes, no hay evidencias, y algunos han sido torturados. Esto es una venganza contra Al Yazira”, ha declarado Shaaban Said, miembro del equipo de abogados de los reporteros. El pasado lunes, otro rehén del conflicto, Abdalá Shami, también periodista de Al Yazira fue puesto en libertad por “razones médicas”, tras cinco meses en huelga de hambre y diez de detención sin cargos. Su liberación ha insuflado una dosis de optimismo a los familiares y amigos de los tres acusados.

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