Cole Porter, estremecedora modernidad
Hace 50 años fallecía el compositor y letrista que elevó a obra maestra la canción del siglo XX
You’re de top! You’re the Colosseum… Cuando Cole Porter (1891-1964) escribió esta canción en la década de los años treinta del siglo XX se encontraba en la cima de la creación artística; a caballo entre Broadway y Hollywood, el compositor y letrista reinaba como el emperador de la elegancia y el entretenimiento de las artes musicales. La composición incluida en la comedia musical Anything goes subrayaba el “toque Porter” que había hecho de él uno de los autores más sensibles e ingeniosos de su generación y que acabará por transformar la escritura musical: el nacimiento de la canción moderna y su mayoría de edad. Como recoge en su biografía sobre el compositor William McBride (Cole Porter, Alba Editorial), “creaba todo un mundo de una manera que ninguna canción de su época había logrado. Era un reino entre guerras de intransigente elegancia y despreocupación indiferente. Y era muy sexi que te invitaran a aquel lugar”.
Cincuenta años después de su muerte, las canciones de Porter no han dejado de sonar, y hasta se podría dar la vuelta al mundo con todos los intérpretes que las han cantado y los músicos que han buceado en ellas adaptándolas a los más diversos géneros. Del gran songbook americano, aquél donde se nos aparecen —como si se tratara de las efigies que ornamentan el Monte Rushmore— los nombres de Richard Rodgers y Lorenz Hart, Irving Berlin, George Gershwin, Johnny Mercer, Porter sigue siendo el más deseado. Homosexual discreto —se casaría con una viuda millonaria, Linda Lee Thomas, objeto recientemente de un musical, Love, Linda—,sus canciones servirían de bandera para el primer gran proyecto musical en la lucha contra el sida, Red hot + blue (1990), que reunió a la flor y nata del pop internacional.
El álbum señalaba el músculo vigoroso de las composiciones que 60 años atrás había creado y su rabiosa modernidad a prueba de modas y gustos. Porter seguía seduciendo a las nuevas generaciones como había hecho con las anteriores. Solo había que escuchar a K. D. Lang cantando ‘So in love’ de la comedia musical Kiss me Kate para sentir su estremecedora contemporaneidad. La misma emoción que había sentido un joven llamado Frank Albert Sinatra cuando siendo todavía adolescente había descubierto en la pantalla a la pareja Fred Astaire y Ginger Rogers en la película La alegre divorciada bailando la magia de una canción llamada Night and day’, escrita por Cole Porter.
Desde sus primeras comedias musicales hasta su última incursión en Broadway, Silk stockings (1955), Porter irá construyendo sobre los escenarios y los platós de Hollywood una obra donde la sofisticación se combina con el cinismo más elegante; donde las pasiones del amor se funden con las burbujas de la vida ligera y alegre con olor de gardenias y uniformes de esmoquin. Porter retrata el amor desde su estadio más inocente hasta sus profundidades más dolorosas. Como señala su discípulo, el letrista Alan Jay Lerner (My fair lady) “ha sido el único en describir la pasión, nadie le ha igualado; otros han escrito canciones tiernas, románticas, melancólicas, pero nadie ha cantado a la pasión como él”.
Siete discos esenciales
Frank Sinatra sings the select Cole Porter.Capitol.
Ella Fitzgerald sings the Cole Porter songbooks. Verve Records.
Red hot and blue. A tribute to Cole Porter. Capitol.
The complete Cole Porter songbooks. Polygram.
Oscar Peterson. The Cole Porter songbook. Polygram.
It's De Lovely. The authentic Cole Porter collection. RCA.
Stephan Grapelli plays Cole Porter. Jazz in Paris. Gitanes Jazz.
Cuando en 1938 Artie Shaw graba a ritmo de swing la canción Begin the beguine—se venderán más de seis millones de copias—, el jazz hace tiempo que se ha mezclado con efervescencia jubilosa en las partituras de los compositores de Broadway. Porter, como Gershwin y otros músicos, reconoce en los nuevos ritmos esa savia regeneradora para la música popular. La misma inspiración que décadas después las canciones de Porter tendrán para músicos tan diferentes como João Gilberto en el Brasil de la bossa nova o Serge Gainsbourg en el París “existencialista” posterior a la II Guerra Mundial. Maestro en la creación de las melodías más sublimes delineadas por letras —gracias al uso de una lengua porosa y elástica— que expresan, por primera vez en la canción popular, un alto contenido erótico, con Porter la canción se “calienta” y, como el título de una de sus composiciones, se infiltra por los poros de la piel de sus oyentes.
No es extraño que el lápiz rojo de la censura se convierta en un compañero habitual de sus creaciones. Love for sale, una canción protagonizada por una prostituta que declama su amor en venta, queda al margen de las ondas radiofónicas. Otras necesitarán de retoques correctores. A raíz de una presentación televisiva, Marlene Dietrich reclama la ayuda urgente de su amigo Noël Coward, la canción I get a kick out of you es vetada por sus alusiones a la cocaína. Coward, vía telefónica, sustituye la estrofa conflictiva por otra más adecuada para el show televisivo. Pero a pesar de la censura y del Código Hays, Porter no dejará de saltarse las reglas y convencionalismos jugando con los dobles sentidos, Let’s do it (Hagámoslo) en ese arte de conciliar lo lúbrico y lo elegante (You got that thing).
Si en la vida Cole Porter consiguió unir esos dos mundos que le habían fascinado desde su infancia, el de los ricos y elegantes vestidos de noche de Park Avenue y el de la bohemia de Broadway, en la música hizo suyo ese ideal de compromiso entre creación y arte popular. Una música aparentemente sencilla que encierra, sin embargo, una profunda complejidad. Una obra musical que ha seducido —y continúa seduciendo— a sucesivas generaciones de artistas y de músicos tratando de atrapar su belleza original. El sueño eterno de una canción.
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