‘Jweces’
La cuenta de Twitter de Pedraz ha servido de pedagógica lección de Derecho
Si existe una tendencia cada vez más establecida para utilizar la comunicación por Twitter como servicio personal de prensa, el recurso a ella por parte del juez Pedraz bendice su uso. Como el natalicio del niño de Casillas anunciado por esa vía descarrila versiones más carrinclonas. De los jueces uno obtiene siempre una versión algo codificada por la lectura mediática. Necesitados del apoyo político para el avance en la carrera, esta contaminante estrategia los condena a ser presentados en la estantería de consumo general con etiqueta de progresistas o conservadores tras explicarse su composición, su alta dosis de excipientes y sus efectos contraindicados. Un juez podría ser recomendado para decisiones sobre libertades individuales, pero contraindicado en procesos soberanistas. La política lo que suele hacer es esperar el turno que más le conviene.
Pero con la explicación de por qué era inviable prohibir la foto de los presos etarras excarcelados, la cuenta de Twitter de Pedraz ha servido de pedagógica lección de Derecho. Lástima que el que la tuviera que recibir sea un alto cargo vasco del partido en el Gobierno, porque uno espera que los políticos se conozcan la ley. Que no sean como los articulistas, que confundimos constantemente nuestros deseos con normas. Parece mentira que el partido que celebró la expulsión de la carrera judicial del magistrado Garzón por un tecnicismo, defienda el salto del ángel cuando quiere ganarse el favor popular en asuntos bien polémicos.
Los medios también quedan desautorizados por esa mensajería en Twitter, más que nada porque desde el proceso de excarcelaciones tras la desautorización de la doctrina Parot algunos perdieron la oportunidad magnífica de hacer pedagogía y prefirieron dedicarse al alarmismo. La foto de los expresos etarras es desgraciada. Y algunos hasta bromean con que en sus comunicaciones anteriores elegían los pasamontañas para resultar más tranquilizadores. Pero el empeño en travestir cada pequeña victoria del Estado de derecho en derrotas indignas nos quiere forzar a abandonar las sutilezas y hasta la lectura atenta de la ley. Lo que Pedraz quiso decir es: léanse la Constitución en vez de defenderla tanto. El asco y la incomprensión son sensaciones que no podemos ejercer penalmente.
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