Muere El Mago Septién, periodista deportivo mexicano
Narró más de 6.000 encuentros de béisbol y 56 series mundiales, la primera en 1939 y la última en 2011
Hay deportes que no solo se juegan, también se hablan. Uno es el béisbol. Sus largas pausas se aliñan con estadísticas y anécdotas. Y si hay músicos que tocan de oído, hay narradores que lo hacen a ciegas. En 1951, el periodista mexicano Pedro El Mago Septién (Querétaro, 1916) contó frente a un micrófono un partido durante horas, basándose en los teletipos de unas cuantas líneas que llegaban a sus manos. La transmisión se había caído. La audiencia no lo supo hasta muchos años después. La anécdota es una excepción en una vastísima trayectoria: Septién narró más de 6.000 encuentros de béisbol y 56 series mundiales, la primera en 1939 y la última en 2011. Murió el miércoles a causa de una neumonía. Tenía 97 años.
Maestro de generaciones enteras de narradores deportivos, Septién comenzó su carrera a los 22 años. Antes había trabajado de croupier en un casino de la capital mexicana. Algunos atribuyen su apodo, “El Mago”, a este dato, mientras que otros aseguran que se lo ganó por su pericia al frente del micrófono. Son famosos sus aforismos: “¿Qué sería del béisbol sin los umpires? Una forma insensata de correr las bases”. “Las estadísticas son profetas que miran al pasado”. “Solo se gana cuando se aprende a tratar al triunfo y a la derrota como dos estafadores”. “El béisbol es matemática oscura, brillante ballet”. “Deporte de improvisación e historia”. “Al final solo queda la frialdad de los números”. “El batazo de home run, que vacía las bases y llena los estadios”.
"Tan simple como una pelota y un bat pero tan complejo todavía como el espíritu de la América que simboliza"
Pero no solo narraba béisbol. También relató partidos de fútbol (donde comenzó su carrera) y algunos de fútbol americano, deporte que después dejó cuando “se privilegió al quarterback”. Septién prefería el juego físico, en la tierra, y menos el aéreo. También era famoso por sus narraciones de lucha libre y box. Algunos deportistas bromeaban con que su desempeño parecía mucho mejor de lo que realmente era a través de las narraciones de El Mago. El propio cronista lo reconocía, recordando sus años frente al micrófono de la histórica cadena XEQ. La habilidad para describir un deporte, que utilizaba “para ganar el evento, para llamar la atención. Si no había evento, tú lo inventabas”.
Participó en una decena de películas en los años cincuenta y colaboró en radio y televisión casi hasta el final de su vida. Recibió numerosos reconocimientos y homenajes a lo largo de su carrera. Su nombre está en el Salón de la Fama del Béisbol mexicano y la embajada de Estados Unidos en México ha lamentado este jueves su muerte.
Su fantástica memoria lo acompañó hasta su vejez. Al final, todavía acudía a los platós acompañado de los cuadernos en los que, con puño y letra, había anotado con disciplina cada uno de los datos del deporte que le apasionaba: “Tan simple como una pelota y un bat pero tan complejo como el espíritu de la América que simboliza”.
Queda el recuerdo del último partido de la Serie Mundial de 1941, entre los Yankees de Nueva York y los Dodgers de Brooklyn. El mítico bateador Joe DiMaggio conseguía, con la camiseta de los del Bronx, una de las mayores hazañas en la historia de las Grandes Ligas: cumplía una serie de 56 partidos en los que había marcado al menos un hit. También fue el último encuentro que DiMaggio jugó antes de partir al frente para servir en el Ejército de EE UU, recién entrado en la II Guerra Mundial. Septién narró: “Y en estos momentos parten las palomas mensajeras del Yankee Stadium, anunciando que los Yankees son los nuevos campeones mundiales del béisbol”.
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