Todos
Últimamente siento un asco irreprimible cada vez que escucho a alguien utilizar el término “totalidad” (en singular y en plural, en masculino y en femenino)
Aunque mi carácter tienda lamentablemente al maximalismo, al todo o nada, al blanco o negro, a la embrutecida ignorancia de los matices y la complejidad, últimamente siento un asco irreprimible cada vez que escucho a alguien utilizar el término “totalidad” (en singular y en plural, en masculino y en femenino) otorgándole condición de verdad irrebatible.
Lo hacen los protagonistas de la telebasura cuando afirman que “toda España” ya conoce la verdad sobre las cuestiones que afectan al corazón o a la entrepierna de esa fauna especializada en la nada y que denominan como famosos. Y me planteo que es imposible que haya 45 millones de idiotas cuya mayor preocupación existencial sea tener puntuales noticias de los trascendentes personajes que enriquecen el arte y la ciencia y que habitan programas como Sálvame o revistas como ¡Hola! Si todo el país está preocupado por las tormentas sentimentales de Belén Esteban o de Paquirrín, como proclaman ellos mismos o los intelectuales investigadores de sus cuitas, conviene exiliarse del siniestro frenopático. Las doctas boquitas de numerosos moradores del fútbol y de la política también sienten adicción al “toda España sabe y toda España ha visto”, tratando de exaltar su autenticidad y la mentira de los otros.
El sábado por la mañana me mosqueo cuando encuentro cerradas las farmacias de mi barrio y la cafetería que frecuento. También veo a niños e incluso a bebés en sus carritos agitando banderas de España, con el consecuente entusiasmo de sus progenitores. Al encender la tele me entero de que es el Día de la Fiesta Nacional, o de la Hispanidad, o de la Raza, o de las Fuerzas Armadas, algo así. Escucho al que preside la solemne celebración, un señor alto y con barba canosa. Dice que hay que reafirmar nuestro compromiso de futuro y lograr concordia, porvenir y progreso para todos los españoles. Y dale con el “todos”.
Después, mientras observo bailes regionales y mantones de la Virgen, los presentadores del informativo me informan de que hoy es un día muy especial para todos los zaragozanos ya que es la fiesta de la Virgen del Pilar. Quiero creer que para algunos es un día normal. O indeseable. Voy a poner querellas cada vez que me incluyan en el “todos”.
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