Omar Souleyman: Electrónica, poesía y tradición
De cantante de bodas en Siria a mito menor en Occidente con fans como Björk o Damon Albarn Souleyman actuó ayer en Madrid en el concierto inaugural del RBMA Weekender
“Las bodas en Siria son un lugar para la celebración, un evento social al que acude todo el pueblo, un espacio abierto para la fiesta y pasarlo bien. Un sitio donde cualquiera puede cantar. Así empecé a cantar yo”. Los inicios de Omar Souleyman como espontáneo animador de bodas en el Kurdistán sirio -al norte del país- no hacían presagiar que su música llegaría a convertirse en una de las propuestas más vanguardistas de los festivales que más apuestan por las nuevas tendencias en España. Su mezcla de electrónica, poesía árabe y música tradicional siria ha embaucado ya al moderno público del Sonar, el Primavera Sound (ambos en Barcelona) y, anoche, al del RBMA Weekender (Madrid).
¿Cómo ha llegado hasta aquí? Souleyman pasó diez años realizando todo tipo de trabajos mientras consideraba la música como un ‘hobby’. No fue hasta 2004 cuando comenzó a dedicarse a su pasión de forma profesional. “Lo que me diferencia de los muchos intérpretes que cantan canciones tradicionales son mis letras, que proceden de poetas actuales y de algunos que no eran tan conocidos”, explica el cantante a su paso por Madrid. Ahora, además, no solo utiliza poemas que ya existían, sino que trabaja codo a codo con poetas a los que facilita una base rítmica para que ellos escriban la letra en consonancia con la música.”El poeta tiene que sentir la mezcla para poder escribir. Por eso la fusión es tan potente”, dice.
Sus canciones hablan de amor, sentimientos, bodas, y a veces tristeza, mal de amores. “Son temas compartidos por todo el mundo. Por eso, gustan a mucha gente”, apunta Souleyman. Están escritas en árabe -la mayoría-, pero también en kurdo. “Donde yo vivo, hay kurdos, ¿por qué no voy a cantar en kurdo? En las bodas, que son eventos que unen todo el pueblo, canto en árabe y canto en kurdo, y así todo el mundo lo entiende”, resume.
La otra clave de su éxito es la mezcla de la música tradicional con la electrónica. “La revolución tecnológica ha llegado a todo el mundo, y por supuesto también a Siria, con ordenadores, nuevos instrumentos, nuevas técnicas, Internet… Esto tiene que influir en la música”, comenta Souleyman. Por eso, sus canciones son pura fusión, con bases totalmente electrónicas trufadas con instrumentos de las Mil y una noches. Un estilo ecléctico que llega al público tanto en su país como en el resto del mundo árabe.
Esta mezcla le ha valido los elogios de otros colegas como la islandesa Björk y el británico Damon Albarn, y le ha llevado a saltar las fronteras entre Oriente y Occidente, una frontera cultural que, la mayoría de las veces, solo cruza en el otro sentido. El sirio es uno de los pocos artistas árabes actuales al que ahora llaman para actuar en festivales europeos. En España, acudió en 2011 al Sonar, en Barcelona; en 2013 volvió a actuar en la capital catalana durante el Primavera Sound; y, anoche, pasó por Madrid durante el Red Bull Music Academy Weekender (Madrid).
¿Cree que su música se entiende en Europa? “El lenguaje siempre va a ser un obstáculo, es evidente que aquí no se entiende”, responde, “pero la mezcla y la fusión sí le llega a la gente. Me gustaría que todo su público pudiera entender las letras, porque son realmente muy bonitas, pero más allá de eso, es cierto que la propia música ya dice muchas cosas”, añade. El sirio critica a los artistas que salen de sus fronteras y cambian su música y sus ritmos para adecuarse a otro público. Por eso, sus temas suenan igual en Damasco que en Madrid, en Beirut que en Barcelona.
Lo cierto es que su presencia, ataviado con un traje tradicional sirio, destaca sobre el escenario de cualquier festival. Así lo comprobó anoche el publico madrileño, que no dejó de bailar sus temas durante 50 minutos. “Yo llamo la atención porque soy un árabe que viene a cantar a Madrid, es lo raro, lo exótico. Pero yo no lo veo de esta manera. La música es una clave para acercar estos dos espacios, Oriente y Occidente, que en principio se ven separados”, tercia.
Souleyman, que ha vivido durante gran parte de su vida en el norte de Siria, ha trasladado ahora su residencia a Turquía por el conflicto que desangra su país desde hace dos años. Los problemas para coger vuelos con los que acudir a los conciertos le han hecho decidirse, aunque su intención es regresar lo antes posible. “Deseamos una conciliación nacional de todos los sirios y que pare la sangre. Todas las personas de distintas confesiones religiosas que estamos en Siria somos hermanos, y deseo que volvamos cuanto antes a ser como antes, o a ser un país mejor”.
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