'True Blood' vuelve a sus esencias
En True Blood hemos visto de todo: ménades desatadas, brujas medievales vengativas, fantasmas cabreados, peleas entre hombres lobo y vampiros, entre vampiros milenarios y vampiros jóvenes, entre humanos y hombres pantera, entre personas que se transforman en cualquier animal y hombres lobo, entre humanos y humanos, entre vampiros y hadas, entre brujos y humanos... Pero la serie se sostenía, siempre en el filo, eso sí, porque en el fondo, detrás de un despliegue de fantasía más o menos delirante, había un argumento fundamental: una sátira de la sociedad estadounidense actual. Cuanto más se acercaba a este principio, mejor funcionaba la serie, cuya sexta temporada estrenó anoche Canal Plus, un día después de su primer pase en EEUU. Y, visto el primer capítulo de la nueva entrega, todo indica que la serie se dispone a volver a sus esencias.
Basada en las novelas de Charlaine Harris, True Blood, creada por Alan Ball, el brillante responsable de A dos metros bajo tierra, se nutre de una idea llena de aristas y posibilidades: gracias a la invención de la sangre sintética que da título a la serie, los vampiros pueden salir a la luz, después de haber pasado miles de años entre las sombras, alimentándose a escondidas de seres humanos. Naturalmente, surgen movimientos racistas contra los chupasangres. Pero esa idea original se fue diluyendo poco a poco en medio de todo tipo de criaturas fantásticas. La política iba y venía, pero casi siempre en segundo plano. Ahora la manipulación de la histeria contra los vampiros vuelve a la primera fila.
Esta nueva temporada recupera a todos los personajes, desde Sookie hasta el vampiro Eric (aunque alguno se queda en el camino); pero sobre todo ofrece unas cuantas incorporaciones. Por no desvelar más de la cuenta, Rutger Hauer, el replicante de Blade Runner que vio naves en llamas más allá de Orion se estrena con un papel estelar que llena con su impresionante presencia, mientras que el nuevo gobernador de Luisiana parece que va a dar mucho juego. El malo de la temporada también da la impresión de que, de nuevo, va a ser duro de pelar.
Los aficionados a True Blood hemos mantenido nuestra fidelidad temporada tras temporada, en medio de una multiplicación constante de criaturas. Gran parte de ello se debe a unos cuantos personajes extraordinarios, sobre todo en el campo de los vampiros, pero también al espejo que ofrece de nuestros propios tiempos. En ese terreno la sexta temporada promete mucho: corrupción, lucha por el poder, manipulación del racismo en medio de la crisis... Todo esos elementos, con Pam y Eric, representan una combinación casi insuperable.
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