En cuesta
Los medios no pueden resistirse a convertir los sondeos y encuestas en una forma de periodismo objetivo que los cronistas, redactores y articulistas no pueden alcanzar
Los medios no pueden resistirse a convertir los sondeos y encuestas en una forma de periodismo objetivo que los cronistas, redactores y articulistas no pueden alcanzar. En esto cometen el mismo error de apreciación general sobre las televisiones cuando la medida de la audiencia pasa a convertirse en el único baremo válido para calibrarla. Si inventamos el periodismo fue para combatir la opinión impuesta como recurrimos al gusto personal para no someternos al gusto de los demás. Puede que sean batallas perdidas, pero hay batallas que merece la pena lucharlas aunque estén perdidas de salida.
Esta deliberación en torno a los sondeos alcanza al relevo al mando del partido socialista y caras nuevas de los populares. Todos pretenden que los candidatos salgan elegidos por ser los más queridos en la opinión pública. La oposición sufre un problema ya eterno. Por malo que sea un Gobierno, la oposición siempre es peor.
Esto se produce por dos razones. La primera es que uno llega a la oposición tras gobernar y, si la cosa está reciente, a la gente aún no se le han olvidado los dolores. Y la segunda es que al menos el Gobierno tiene operatividad y por inútil, mediocre y zafio que sea, transmite una sensación de poder que ayuda a sus cargos a crecer desde un segundo plano.
Olvidamos que Rajoy perdió dos elecciones generales antes de alzarse, por incomparecencia de los rivales, con el encargo de ser el líder que salvaría a España. Luego descubrimos que para salvar a España no se necesitaba un líder, sino un presidente de Alemania. A la espera de que podamos votar a nuestro Bundeskanzler, suenan nombres jóvenes y frescos.
En el mercado también ponen la fruta de mejor aspecto en la parte superior de la caja. Pero la oposición tiene por delante un proyecto más complicado, de fondo de cajón, que incluye rectificar los principales errores que le llevaron a la derrota y recuperar principios inmarchitables que tracen el plan creíble para deshacer las privatizaciones y reformas contra la igualdad que están protagonizando esta legislatura. Así que mejor no fiarse de tantas encuestas, nada hay más gozoso que una encuesta ni más doloroso que la siguiente.
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