Miniseries a la fuerza (II): 'Awake'
El año pasado, más o menos por estas fechas, dedicábamos a un post a cuatro series que se despidieron tras solo una temporada en antena: Lights out, Terriers, Rubicon y The Chicago Code... Cuatro cancelaciones injustas que nos animaban todavía más a recomendar su visionado.
Este año ha habido cancelaciones de todo tipo: esperables como las de Missing o A gifted man, agónicas como las de Terra Nova o Pan Am y casi inesperadas como la de Alcatraz. También se ha despedido Ringer, una serie que se merecía una segunda temporada por su hilarante absurdez. Hoy recomendamos otra que se había ganado la segunda temporada pero que ya será para siempre una miniserie a la fuerza.
Awake empezó a dar que hablar bastantes meses antes de su llegada a la parrilla. El primer avance que lanzó la NBC en los upfronts de 2011 fue uno de los mejor acogidos pero después a la cadena le entró miedo. A finales del año pasado mandó parar el rodaje para reescribir parte de los guiones y retrasó el estreno hasta principios de marzo.
El resultado ha sido una serie notable en su piloto, regular durante los cuatro capítulos siguientes y brillante en su tramo final. Una trama a la que obligaron a ser procedimental pero que gracias a la certeza de que iba a ser cancelada pudo concluir por todo lo alto. El final tiene la misma melancolía que acompañó al cierre de Rubicon: You can never win.
ATENCIÓN: spoilers sobre la trama
Awake se puede abordar desde diferentes perspectivas. Es una serie propicia para elaborar teorías sobre si el mundo real es el de color azul o el de color rojo pero también es un retrato del subconsciente de su protagonista. Britten pronto deja de plantearse si está loco o no para aferrarse a la idea de mantener unida a su familia... aunque sea en dos mundos completamentes diferentes.
Una vez superado el peaje que Awake tuvo que pagar a la NBC (tres capítulos de pura investigación policial) la trama se adentra en la mente fragmentada del protagonista y alumbra tres capítulos tan brillantes como: That's Not My Penguin, Say Hello to My Little Friend y Turtles All the Way Down. El final de la historia no aclara cuál es el mundo real... o quizás sí. Yo me quedo con el último plano de la cara de Britten y las cuestiones que deja abiertas la historia. Un final feliz y duro al mismo tiempo.
Uno de los grandes aciertos es el papel que juegan los dos psicólogos. Uno de ellos (el del mundo rojo) es agresivo con su paciente: Britten está llevando a su mente al límite y se niega a reconocerlo. En el extremo contrario se coloca la psicóloga del mundo azul, que ejerce sobre el detective una protección casi maternal. ¿Quién existe de verdad y quién es una extensión del subconsciente de Britten?
Y mención aparte se merece el trabajo de Jason Isaacs. El actor británico pone esta vez su pose de tipo duro al servicio de un personaje que se niega a aceptar la pérdida de un ser querido. Su trabajo en el tramo final de la serie debería colocarle en las candidaturas de los premios Emmy.
Comentarios
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.