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Tentaciones

Larga vida al 'Mock'n' Roll'

Las mock bands son grupos cómicos con una larga tradición en el rock El nuevo trabajo de la banda de Jack Black Tenacious D se suma a esta tendencia Y abundan en series como Portlandia, The Mighty Boosh o The Flight of the Conchords

Los protagonistas de 'Portlandia'.
Los protagonistas de 'Portlandia'.

Uno. Realidad vs. Parodia

Las fronteras entre la dura realidad y la parodia a menudo no están señalizadas. ¿Provoca más hilaridad ver a Hugo Chávez obligando a todos sus ministros a hacer gimnasia sueca o el arranque de Agárralo como puedas, en el que Leslie Nielsen irrumpe en una cumbre que celebran Arafat, Jomeini o Idi Amin? ¿Es más cómico que la niña de Zapatero le dijera al batería del Mago de Oz que su canción favorita era Polla dura no cree en dios o la versión de David Bowie que cantaron los Hermanos Calatrava?

"Desde que Ringo Starr dijera que no era mod ni rocker, sino mocker (to mock = burlarse de), las relaciones entre el rock y cachondeo son promiscuas

Aun así, es cierto que existe toda una tradición de bandas vocacionalmente cómicas y paródicas. Desde que Ringo Starr dijera aquello de que él no era ni mod ni rocker, sino mocker (to mock = burlarse de), las relaciones entre el rock and roll y el cachondeo son más que promiscuas. Como aperitivo, echemos mano de un ejemplo que recorre toda la historia de este subgénero: Neil Innes, líder de una de las bandas pioneras de esta historia, The Bonzo Dog Doo-Dah Band, no sólo formó parte de The Rutles, grupo clave que parodiaba a The Beatles, sino que salió en la película Magical Mistery Tour de los verdaderos fab four de Liverpool cantando una canción. Ese tema daría nombre muchos años después a una banda más que conocida del indie actual: Death Cab For Cutie. La historia de los grupos de risa corre en paralelo a la propia música pop, desde sus inicios hasta la actualidad.

Es más, la vigencia de este tipo de apuestas queda demostrada con la publicación, hace escasos días, del nuevo álbum de Tenacious D, banda humorística del actor Jack Black y uno de los grupos más importantes en la historia del mock rock.

Dos. Jack Black vs. Jack White (o el regreso de Tenacious D)

Duelo de titanes. Black (Alta fidelidad, Super Nacho) ha calentado la salida de su nuevo disco, Rize of the Fenix, con sentencias como: “Es mucho mejor que lo nuevo de Jack White y Tom Waits”.

Esa maniobra no es nueva. Axl Rose, esa especie de superhéroe con calzoncillos externos que considera que sus superpoderes son unos cataplines como balones de playa Nivea y una minga tamaño anaconda (es decir, que cree ser la viva encarnación del übermacho del rock duro), dijo en su día que su banda sería infinitamente más grande que los Rolling Stones. El problema entonces, claro, era que él lo decía en serio.

Tenacious D, Jack Black rocks.

Tenacious D, en cambio, lo dicen de broma. Toman esa cosa petulante del rock y satirizan todos sus tics desde el cariño. Creados en Los Angeles en 1994, el combo formado por Black y el guitarrista cómico Kyle Gass ha editado tres discos y alcanzó la fama gracias a la serie homónima de televisión que la cadena HBO estrenó en 1999. Desde entonces, han colocado un tema como Tribute, una canción que se ríe de “la mejor canción jamás escrita” (algo así como El cuento más bonito de Kipling), en el Top 10 absoluto de ventas.

Desde su álbum de debut, este dúo ha contado con la ayuda de músicos con mucho tirón. Su mejor amigo es Dave Grohl (ha tocado la batería en todos sus discos y ellos han afirmado que la última gran banda fue Nirvana), pero también han colaborado otros como Warren Fitzgerald de The Vandals o Steven Shane McDonald de Redd Kross. Spike Jonze les ha dirigido videoclips e incluso la crítica seria ha entendido, al fin, que el humor y la música no están necesariamente reñidos.

Para vender el primer single de Rize of the Fenix han facturado un mockumental (documental de risa) de seis minutos de duración con cameos de gente como Val Kilmer y Tim Robbins . Este, por cierto, demostró cómo ama la canción paródica en Ciudadano Bob Roberts, película sobre un cantautor ultraconservador, con escenas que son calcadas del documental Don´t look back y variaciones de hits dylanianos como The Times Are Changing Back.

Durante el próximo mes, Tenacious D telonearán a bandas que de algún modo ellos mismos parodian como Metallica, Black Sabbath o The Prodigy, entre otras. La televisión les dio la fama. La pequeña pantalla, como ahora constataremos, es un buen caldo de cultivo para este tipo de proyectos.

Tres. Los indies también ríen (en la tele)

A cualquier lector de Pitchfork le temblaría lo más íntimo si se le dijera que James Mercer (de The Shins), Colin Meloy (de The Decemberists) y Corin Tucker (de Sleater-Kinney) han unido talentos en un supergrupo que han bautizado como Echo Echo.

Bien, antes de que descorchen botellas de Jäggermeister, hay que aclarar que la reunión tuvo lugar en la desternillante serie de televisión Portlandia. Auspiciada, escrita y protagonizada por el actor del Saturday Night Life Fred Armisen y por Carie Brownstein, ex Sleater-Kinney y actualmente guitarrista de Wild Flag, la ficción retrata a Portland como una ciudad varada en los años noventa más modernis. En uno de los episodios es donde aparece la banda ficticia Echo Echo haciendo broma en el gag Deuce Hotel. Posteriormente, Mercer ha manifestado que tiene ganas de llevar más allá (es decir: conciertos o grabaciones) esa idea, aunque Portlandia ya gira actualmente por diversos escenarios con infinidad de números musicales.

No es la primera serie en realizar este tipo de tours. Flight of the Conchords, que empezó como una chanza (de hecho, se definían como "El cuarto dúo basado-en-guitarra digi-bongo a-capella-rap-funk-de-comedia más famoso de Nueva Zelanda"), ha acabado como algo más que serio (al menos monetariamente). Brett McKenzie (ganador de un Oscar en la pasada edición por la canción Man or Muppet, de la película de los teleñecos) y Jemaine Clement (nominado a un Emmy) arrancaron su serie en HBO en el año 2007 y ya entonces empezaron a tocar en mecas del indie como el South by Souwest Music Festival de Texas, donde grabaron un falso documental (algo muy habitual en esta tradición). Desde entonces han hecho todo aquello típico de un icono pop, aparición en Los Simpson incluida, e incluso han editado discos con el sello Sub Pop. Hace un mes anunciaron no sólo una gira de actuaciones, sino también una película basada en la serie rescatando canciones, de un costumbrismo perezoso disparado hacia el surrealismo, tan legendarias como las que parodian a Daft Punk, Barry White o Devendra Banhart.

Los lobos Mod de The Mighty Boosh

Sus equivalentes ingleses, The Mighty Boosh, tampoco paran. Noel Fieldeng y Julian Barratt, uno aficionado a la cosa sixty que tira hacia el glam y el otro al jazz fusión y al synth-pop, facturaron una serie cómica preñada de referencias pop para BBC Three. En esa ficción, en la que dos empleados de un zoo más que precario daban rienda a sus veleidades de rock star y cultureta respectivamente, abundaban los bailes de lobos mod y las canciones inspiradas en el rock progresivo más lisérgico. En el capítulo Never Mind the Buzzcocks, ambos decían que habían grabado un álbum. Desde entonces, han girado con un show inspirado en la serie, y la promesa de un disco siempre ha estado ahí. Hace un par de meses anunciaron que finalmente la película sobre su zoo de culto está al caer. Noel ya había colaborado con la banda Kasabian en el clip de Vlad the Impaler, pero ahora Sergio Pizzorno, de este grupo de la cool britannia, ha confirmado que les sacará un álbum psicodélico sobre el show. Sus dos protagonistas han confirmado a la revista NME, después de que se rumoreara que lo produciría Nigel Godrich de Radiohead, que lo han grabado en los Electric Lady Studios (los de Jimi Hendrix, sí). A The Mighty Boosh Band esto no les viene de nuevo: no sólo han tocado en conciertos de tributo a Frank Zappa, sino que han sido sus teloneros.

Cuatro. Los clásicos siempre ríen

Están, así pues, por todas partes. De la banda (a lo The Police) Scrantonicity, que aparece en The Office, al retorno de Steel Panther con Balls Out. Pero es que en esta resurrección del rock de chiste también se reúnen de vez en cuando (para giras acústicas o eléctricas) los pioneros. Los favoritos de uno de los especialistas españoles en este tema, el periodista y agitador Eduardo Galán, son The Shmenge Brothers, con sus revisiones de Michael Jackson en clave de polka. Pero los mitos fundacionales del asunto siguen siendo dos: The Rutles y las bandas del universo Spinal Tap que deben escucharse siempre a Volumen 11.

The Rutles, los auténticos mockers.

The Rutles, que se disputan con The Monkeys el título de prefab four, fueron muy importantes para George Harrison, que llegó a decir que le ayudaron a quitarle importancia al hecho de ser un beatle. Venían de facturar hits, pero se hicieron famosos con el documental de 1978 All You Need is Cash, dirigido por Gary Weis, realizador del SNL.

Esta banda, ideada por Eric Idle y Neil Innes (ambos componentes de los Monty Python), colaron canciones en los éxitos de los más vendidos. En 2003 volvieron con The Rutles 2: Can’t Buy Mu Lunch, convertidos ya en leyenda, y en 2008 realizaron apariciones para celebrar el 30 aniversario de la película. Su estatus de culto propició homenajes como un disco de versiones en el que participaron nombres como Galaxie 500 o Daniel Johnston.

Spinal Tap, el rock setentero tomado a risa

En esa misma liga juega Spinal Tap. Lo que empezó como un sketch de comedia en el que participaba al teclado hasta Loudon Waiwright III (el papá díscolo de Rufus) ha acabado por convertirse en un referente en boca de muchos. Hace tres años se reunieron en escenarios como el Wembley Arena o Glastonbury, por poner dos ejemplos de salas no precisamente pequeñas.

Christopher Guest, alma del proyecto, explica a Ricky Gervais en la película (estrenada en 1982 y dirigida por Rob Reiner) que el asunto se le ocurrió presenciando una charla entre un bajista lerdo y un mánager alelado en una recepción de un hotel. Spinal Tap se ha convertido desde esa epifanía en una verdadera religión de la música con su parodia del heavy como obsesión y modo de vida.

Y cinco. El heavy con eñe (de coña)

El heavy (que, como dice el refrán, no es violencia, aunque de vez en cuando a muchos les agote la paciencia) paródico también tiene versión ibérica.

Gigatrón el jevi de risa.

Los valencianos Gigatrón son los dioses del freak metal, versiones de parodia/chanza sobre los tópicos de este estilo, que grabaron tres discos entre 1997 y 2005. El pasado marzo anunciaron su regreso por la puerta grande en el Festival Mundo Idiota. Así que también están de actualidad sus letras sobre satanismo, pijos y sexo. Si continúan en activo, sus fans podrán volver a corear éxitos imperecederos como Mazinger Metal, Tormenta de Hostias o El templo del metal, además de su archiconocida versión de Europe, de la que nos ahorraremos aquí el título. Su regreso coincide, curiosamente, con la aparición del líder de Obús (un tipo muy salado) como comentarista del programa Gran Hermano. Volvemos al inicio: realidad vs. parodia.

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