Esperanza Spalding, 'Radio music society'

El año pasado la lió con su Grammy al mejor artista novato, que le arrebató en el último minuto al chaval Justin Bieber, con el consiguiente cabreo de las fans de éste, que poco menos que se le tiraron a los pelos. Pero ella, a lo suyo. Que Esperanza es una chica lista, aunque no muchos podrían decir adónde conduce su música. Tras el no demasiado alentador y bastante pelma Chamber music society, llega lo que se anuncia como una secuela del mismo que, en realidad, no lo es, o sí; vaya Vd. a saber. En palabras de su autora, un disco con el tipo de canciones que uno desearía escuchar cuando pones la radio en el coche.

Canciones con un leve toque de jazz pensadas para quienes no gustan del jazz, incluso para los que les gusta. Hay de todo: jazz (no mucho), pop y funk (versión “soft”), unas cuantas baladas no necesariamente ñoñas, incluso alguna frikada que no desvelaré al lector para no chafarle la sorpresa. Tema recurrente: el amor (y el desamor) en todas sus formas y variantes. Se lo perdonaremos: la chica está en la edad de éstas cosas. Las melodías de Radio song penetran suavemente en el ánimo de quien las escucha y, cuando uno se da cuenta, ya es demasiado tarde para nada que no sea volver a colocar el cedé en el lector. Canciones como la que da título al disco, Cinnamon tree o Black gold terminan por convertirse en una pura adicción. A destacar el amplio elenco de instrumentistas que arropa a la guapa contrabajista, incluyendo los nombres de Joe Lovano, Jack DeJohnette, Billy Hart, Lionel Loueke… acompañan el disco, en su edición “de luxe”, otros tantos vídeos musicales como canciones hay, rodados en diferentes ciudades del planeta (Nueva York, Portland, Barcelona…)

Valoración: 0 ABERRANTE, el mundo sería mejor sin él; 1 PRESCINDIBLE, nadie se acordará de él; 2 PASABLE, para incondicionales; 3 ACONSEJABLE, en su estilo merece la pena; 4 INDISPENSABLE, un éxito asegurado; 5 OBRA MAESTRA, uno entre un millón.