Patriota idiota
El embajador español en París, el ministro de Asuntos Exteriores, un amplio espectro del periodismo deportivo y los columnistas y tertulianos del racial y cursi ‘yo soy más español que nadie’ han cubierto a este país de ridículo al entender que un programa de humor televisivo francés había mancillado el honor de toda una nación. Aunque llueve sobre mojado. Siempre hay un lugar de honor para la peor versión del patriotismo: el ‘patrioterismo’. La amplia, interminable gama del patriota idiota. Pero que ese esperpento se salga de lo privado para acabar convertido en carne de queja diplomática, ya es para echarse a temblar.
Creer que Los guiñoles de la información del Canal Plus francés y sus recientes sarcasmos sobre los deportistas españoles atenta contra la honra sí que es un atentado… contra la inteligencia. Les guignols de l’ info, que se emite desde 1988 en horario de máxima audiencia, es uno de los mejores espacios de humor de la televisión europea. Su historia ha sido un camino plagado de trifulcas. Porque cuando se es humorista, se busca, además de la risa, la trifulca. Así son los bufones que mejoran la triste sucesión de nuestros días y nuestras noches: tipos que –aunque estén con gripe, hayan tenido una gorda con su pareja, se les haya muerto el gato o lleven incorporada una de esas depresiones pasajeras- se dedican a arrinconar durante un rato la temible realidad para sustituirla por la bendita risa, y qué bien nos viene a todos.
Los políticos, los escritores, los artistas, los modistos, los empresarios, los curas, los cocineros, LOS DEPORTISTAS de Francia se han visto en infinidad de ocasiones, durante estos 23 años, crucificados por las disparatadas, hilarantes e irreductibles marionetas del Plus. El ciclista francés Richard Virenque (en su día inhabilitado por dopaje) salió lleno de jeringuillas; al Papa Benedicto XVI le llamaron “Adolf II”; Le Pen les metió varias querellas, Sarkozy es cotidianamente masacrado… Los guiñoles son irreverentes, son brillantes, son sanos.
Pero que nadie se engañe: si los sainetes sobre Contador, etc., etc., los hubiera fabricado un programa de humor en cualquier cadena española, no habría pasado nada. Que no me toquen esos gabachos a mis chicos, hombre por Dios. Eso es cosa mía.
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