Black Sabbath, sus discos esenciales. (Y uno del que huir como de la peste)
Un repaso a la discografía básica de los padres del Heavy metal ahora que su anunciado regreso está pendiente de un hilo
Cosas que Ozzy Osbourne dice que ha hecho: Esnifar hormigas, tomar heroína (“una o dos veces sólo”) o tener “sida durante 24 horas” (según le confesó a su médico en una revisión). Que Ozzy está chalado es un hecho evidente. Que esté vivo, además de un milagro, es un misterio digno de ser investigado por Iker Jiménez. Y que el Príncipe de las tinieblas siga cantando (más o menos) bien a sus 63 años es una bendición. Y si además lo hace junto a sus compinches de juventud y compañeros de Black Sabbath mucho mejor.
El grupo que inventó el heavy metal ha anunciado que vuelve a la carretera con casi todos sus miembros originales. El batería Bill Ward, de 63 años, que en un principio confirmó su presencia, ha dicho en una carta abierta que no lo hará a menos que le hagan “un contrato digno”. Y aunque el grupo está dispuesto a girar con él, a esto se le suma algo mucho más preocupante. A Tony Iommi (guitarra, de 63 años) al que se le ha detectado un linfoma, al parecer en sus primeras fases. Es decir que, hoy, solo Geezer Butler (bajo, de 62) y Ozzy están disponibles. En el caso de que la gira se realizase, los podríamos ver el próximo mes de junio en el festival Azkena Rock, de Vitoria.
La banda que dio esquinazo al los hippies en los setenta (“Intenté dejarme barba, pero me quedaba como el culo”, ha dicho Ozzy) también asegura que grabarán nuevo disco. ¿Tendremos que echarnos a temblar? Quizá sí. Mientras eso ocurre es el momento de repasar algunos de sus mejores (y peores discos), en sus diferentes formaciones, siempre con la famosa frase del líder de opinión y del grupo Black Flag Henry Rollins en mente. “Sólo debes creer en ti mismo y en los seis primeros discos de Black Sabbath”.
Los discos imprescindibles.
BLACK SABBATH (1970)
“Nunca se hablo oficialmente de grabar un disco”, recuerda Ozzy en su divertidísima biografía Confieso que he bebido. “Nos pasamos por un estudio, colocamos los micros y tocamos. Cuando acabamos pasamos un par de horas doblando las guitarras, las voces y se acabó. Llegamos al bar a tiempo de pedir la última”. En no más de doce horas estos cuatro gañanes de Birminghan habían grabado uno de los grandes discos del rock duro. Su inquietante portada con una mujer de aspecto enfermizo y un molino de agua del siglo XV les hizo ganarse la fama de satánicos. Lo curioso es que ellos no participaron en el diseño del disco.
PARANOID (1970)
Su título iba a ser War Pigs, pero al final se cambió Paranoid, una canción escrita en cinco minutos casi al final de la grabación, por consejo de los ejecutivos de su discográfica. Lo grabaron sólo cinco meses después de su debut y fue el disco que les los llevó a alcanzar el éxito y el dinero por primera vez.
MASTER OF REALITY (1971)
“Cada día fumaba maría, bebía, esnifaba unas rayitas de coca, probaba speed, barbitúricos o jarabe para la tos, me metía ácido… de todo”, recuerda Ozzy en su biografía. “De ese disco sólo recuerdo que Tony cambió la afinación de su guitarra para que fuese más fácil tocar”. Los críticos lo pusieron a parir (“Es como la orquesta del Titanic el día del juicio final”, dijeron), pero fue el disco fue un éxito, incluye canciones como Children of the grave y está dentro de los seis grandes de los que habla Rollins.
VOL4 (1972)
Su cuarto disco, es uno de los mejores. “Grabarlo costó 65.000 dólares, pero gastamos 75.000 en cocaína”, recuerda el bajista Geezer Butler. Extras aparte, sólo hay que escuchar el impetuoso comienzo del disco con Wheels of Confision/The Straightener o este vídeo de Snowblind (dedicada a la cocaína, claro) para darse cuenta de la grandeza de este disco grabado en una mansión de Bel Air, rodeados de doncellas, mayordomos y jardineros.
SABBATH BLOODY SABBATH (1973)
“Grabamos el disco en una casa encantada en el puto culo del mundo”, cuenta Ozzy. “No éramos los ‘príncipes de las tinieblas’, sino los ‘príncipes del cangelo’. Esas navidades fuimos al cine a ver El Exorcista, y luego nos metimos a ver El Golpe, para que se nos pasara el susto. Las sesiones de espiritismo que hacíamos tampoco ayudaban mucho Más que hacer un disco de éxito nos preocupaba más lo de dormir solos en aquellos aposentos embrujados”. Aun así con su quinto disco de estudio el grupo trató de convencer a los críticos de que estaban equivocados. Lo logró.
SABOTAGE (1975)
Es el último disco bueno de la primera época, justo cuando el grupo se fracturaba por segundos. Entre ellos casi no se hablaban y se peleaban por cualquier tontería. Se pusieron denuncias y hasta llegaron a apuntarse con pistolas. Este disco refleja toda la frustración del momento. Aun así es el último de sus discos imprescindibles. Vease este Hole in the sky
HEAVEN AND HELL (1980)
En este disco no está Ozzy, pero merece la pena. Tras su expulsión del grupo -adivinen por qué- Iommi, Geezery, Ward buscaron nuevo cantante y encontraron a otro grande: Ronnie James Dio, entonces ex Rainbow y fallecido en 2010. El nuevo le dio un sonido de rock clásico que hace de éste un disco casi imprescindible. No está Ozzy, pero mola.
¡¡Ni se te ocurra!!
BORN AGAIN (1983)
Mención especial merece este Born again, también llamado ‘el peor disco de Black Sabbath’. Tras Ronnie James Dio, el grupo requirió los servicios de Ian Gillan –de Deep Purple, gran cantante por otro lado- pero todo fue un desastre. Desde el sonido del disco hasta la pequeña réplica de Stonehenge que la banda sacó al escenario y que serviría después como mofa en la entrañable película This is Spinal Tap. Hazte un favor a ti mismo y aléjate de él. Es por tu bien.
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