Resulta algo desconcertante, de entrada, que John Talabot haya escogido semejante título para su primer álbum. ¿El fin de qué? ¿El del Talabot que hemos conocido entre 2009 y 2011? Puede, pero sólo en parte. Han sido dos movidos y productivos años. De remixes: The XX, Joakim, Shit Robot, Teengirl Fantasy, Glasser, Aufgang, Al Usher o Mario & Vidis, entre otros; y de sesiones pinchando por aquí y por allá. Entrando por la puerta grande de la escena electrónica mundial, abierta por sus cuatro primeros 12”: My Old School, Sunshine, Matilda’s Dream, y más tarde, Families. Producciones a las que hay que sumar Leave Me (Friendly pattern version), joyaza compuesta para el recopilatorio If this house I want my money back zwei (Permanent Vacation, 2011). Es el Talabot del bombo gordo y pesado y sampler a muerte. El de esos inconfundibles mantras rítmicos, de estructura minimalista e hipnótica.
De algún modo, se le identifica más con el house que con cualquier otro estilo, pero es tan sólo una parte de la historia. Es el caso de Last land, séptima canción del disco, una nueva muestra de la capacidad de este tipo para hacerse suyos los samples. fIN, bien podría ser la repetición de esta valiosa fórmula, incluyendo los hits de los maxis y algo de relleno. Lejos de eso, Talabot experimenta con estructuras más complejas, melodías propias y nuevos recursos. La voz de Pional en Destiny (que recuerda a la parte vocal de Into a trap, de éste último) y en So will be now, junto a When the past present, con ese aire a Chicago e Italo Disco cremoso, es lo más cercano al house del disco. Pero aquí también hay electro, dub(step), balearic, pop (ese Journeys, con la voz de Ekhi de los Delorean)…, en un discurso propio que abraza la electrónica en general. Será el fin de este disco, pero es tan sólo el principio de Talabot.
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