Nuevos aires en las series web españolas
Internet es territorio seriéfilo. La Red no solo es un espacio en el que cada vez más fans comentan las novedades del mundo televisivo o en el que las cadenas promocionan sus productos. También es el lugar apropiado para desarrollar la creatividad en forma de series web. El fenómeno no es nuevo en España. A clásicos como Malviviendo, Tú antes molabas o Qué vida más tristese suman una cada vez mayor variedad de series desarrolladas expresamente para la Red.
El campo temático en el que se mueven estas series ha ampliado horizontes. Muchas de las ficciones que han tomado el relevo de las pioneras siguen recurriendo al humor como elemento fundamental para atrapar al espectador. Pero los creadores españoles también se atreven ahora con géneros menos explorados como la ciencia-ficción, la fantasía o el terror.
Se trata de géneros poco tratados en la ficción nacional. Por eso resultan innovadoras series web como Crisis BCN K36, que combina ciencia-ficción y grandes dosis de participación por parte del espectador. Los 76 capítulos de su primera temporada se centran en lo que ocurriría si se produjera un ataque terrorista a través de sustancias químicas. También innovadora es la propuesta de Crónicas Drakonianas que, gracias a los efectos especiales y al trabajo de caracterización y ambientación, sumerge al espectador en un mundo de fantasía en las tierras de Drakonia. La producción alicantina Princesa Rota se atreve con el género del thriller para reflejar una cruda realidad: la del secuestro de niñas para su comercio y prostitución. Entre la intriga y las aventuras se mueve Las crónicas de Maia. Una estética gótica y urbana caracterizan a esta serie madrileña que combina imagen real y animación.
Una de las características comunes a la mayoría de los creadores de las series que se emiten únicamente en Internet es la precariedad y los escasos recursos para la grabación de los capítulos. Un mundo, el de la precariedad, que conocen bien las tres protagonistas de Asqueadas. La serie online dirigida por Silvia Chicón y Carlota F. Escandón narra las peripecias de tres jóvenes licenciadas que luchan para sobrevivir en un mundo marcado por la crisis. El humor y la ironía son las armas de las que se valen para reflejar una realidad muy próxima a muchos de sus seguidores.
La cercanía a la realidad actual de los jóvenes es fundamental para que una serie web acapare visitas en la Red. Un ejemplo es Freaklances. Los personajes animados que protagonizan estas historias trabajan como freelances en campos como el diseño, la publicidad u otras relacionadas con las tecnologías de la información y comunicación, un territorio familiar para muchos internautas. El terreno friki es por el que se decantan en Treintañeros, que hace unas semanas emitió su séptimo y último episodio. Los chistes relacionados con La guerra de las galaxias o The big bang theory hacen guiños constantes a un público geek y orgulloso de serlo.
La narración de las aventuras y desavenencias de varios compañeros de piso es la línea, algo más clásica, que siguen series web como Inquilinos, 60 m2 o Con pelos en la lengua, con una buena cantidad de fieles seguidores. Esta última, de hecho, presume en su página web de haber alcanzado los cuatro millones de visionados entre todos los capítulos de las dos temporadas con las que cuenta la serie hasta el momento. ¿El secreto? Tratar el sexo sin tapujos y desde las perspectivas de tres personajes bien diferentes.
La ruptura de tabúes es una tendencia en las series en Internet. El mundo gay es el marco de títulos como Los ángeles de Carla, con el ambiente lésbico madrileño como protagonista, o Gayxample, que mezcla comedia y drama para reflejar el mundo homosexual de Barcelona.
Dificultades para la financiación
Los recursos con los que cuentan estas series web para salir adelante no suelen ser demasiados. En la mayoría de casos, los creadores autofinancian sus propios proyectos, que tienen un coste muy variable según el tipo de producción.
Bárbara López, cocreadora y productora ejecutiva de Las crónicas de Maia, explica que el coste de producción de cada capítulo de esta serie online se encuentra entre los 2.000 y los 3.500 euros, lo que les convierte en una producción cara en comparación con otras webseries. Como explica Bárbara López, se tratan de cifras "sin cobrar nadie y sin generar beneficios". “El género de aventuras siempre ha sido más caro que la comedia”. Como ocurre en otros casos, los propios creadores fueron los que pusieron el dinero para arrancar el proyecto. “Luego empiezas a llegar a acuerdos con empresas que te prestan material, localizaciones…” Además, es una de las producciones en las que Antena 3 participa económicamente a través de su canal online El Sótano. “Contactaron conmigo por Twitter tras haber visto el primer capítulo que colgamos en YouTube”, explica en una charla por teléfono.
El Sótano da cabida a cerca de 20 series web seleccionadas siguiendo criterios de calidad, por el tipo de proyecto y el público objetivo. “En unos casos, les ayudamos con la producción o coproducción y, en otros, reciben un porcentaje de los ingresos que generan”, explica Francisco Sierra, director de contenidos multimedia de Antena 3. El coste de una serie web puede variar mucho. “Es increíble la optimización de recursos a la que llegan. Comparado con una serie para televisión es barato, pero para el mundo web es caro”, asegura Sierra.
Los creadores recuerren en algunos casos al crowdfunding o financiación colectiva. En las webs donde se pueden ver los episodios es habitual encontrar un apartado en el que se anima a colaborar con el proyecto para que el espectador se sienta un poco más parte de él, además de recibir diferentes regalos en función de la cantidad de la aportación que se haga. Crónicas Drakonianas, Gayxample o Princesa Rota están utilizando este método para buscar financiación para sus nuevos capítulos.
Otros venden productos relacionados con la serie. Freaklances, además de vender camisetas, te ofrece la oportunidad de poner tu cara a uno de los personajes de sus historias y hacerte con una caricatura al estilo de los Freaklances.
Como explica Julio Garma, director de la serie, cada minuto de esta producción cuesta en torno a los 1.500 euros (unos 6.000 euros por capítulo). “No generamos beneficios y los costes los cubrimos a duras penas”, comenta. Sin embargo, la principal fuente de financiación de series como Freaklances es el patrocinio y la publicidad mediante emplazamiento publicitario, cortinillas previas al capítulo o banners.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.