8 fotosLa odisea espacial de ArmaniLa odisea espacial de Armani 25 ene 2011 - 11:09CETWhatsappFacebookTwitterLinkedinCopiar enlaceLos motivos circulares que presidieron las visiones futuristas de los diseñadores en los años sesenta (como André Courrèges) recortaban las prendas y dibujaban los tocados-máscara de las modelos. Pero no hay atisbo de nostalgia. Tal vez porque la relación de Giorgio Armani, de 76 años, con la tecnología es necesariamente más intensa que la de otros diseñadores de moda. Entre los múltiples productos que comercializa con su nombres (que van desde hoteles hasta flores), hay teléfonos móviles y televisores. Estas Navidades ha lanzado su último terminal junto a Samsung, llamado Galaxy.TEXTO: EUGENIA DE LA TORRIENTE / FOTO: REUTERSSedas con acabados irisados dan a las prendas un brillo metálico y líquido. Se trata en la mayoría de los casos de tejidos muy novedosos que mezclan nylon y seda. Los bordados enfatizan la geometría de las piedras y se alejan de cualquier romanticismo.TEXTO: EUGENIA DE LA TORRIENTE / FOTO: AFPGiorgio Armani se atreve con una paleta cromática inhabitual en su vocabulario. Tal ha sido su gusto por los tonos neutros desde sus inicios a mediados de los años 70 que el diseñador italiano -como los esquimales con el blanco-tiene más léxico que la mayoría para distinguir sus matices. De ahí nació el greige, que describe un sutil matiz entre el gris y el beis. Esta vez, los colores ácidos se superponen, igual que las faldas se llevan sobre los pantalones y las chaquetas pierden su compostura. Un leve guiño a su familiar gusto por lo oriental se nota en chaquetas sin solapas ni cierres.TEXTO: EUGENIA DE LA TORRIENTE / FOTO: AFPLa propuesta toma su máxima altura en los vestidos de noche más depurados. Hay algo aerodinámico en la forma en que las columnas de tejido son interrumpidas por franjas estratégicas de acabado metalizado. La simplificación de la idea la acerca a uno de los territorios que mejor maneja Armani: la alfombra roja. No cuesta ver en el punto de mira a Anne Hathaway, fiel seguidoras de Armani y la encargada de presentar la ceremonia de entrega de los Oscar este año.TEXTO: EUGENIA DE LA TORRIENTE / FOTO: REUTERSEl paseo espacial de Armani corre en algunos momentos peligro de colapso. Tejidos tecnológicos, choque de colores y joyas extragrandes son elementos que conviene administrar con cautelaTEXTO: EUGENIA DE LA TORRIENTE / FOTO: AFPPor segunda vez, el diseñador italiano ha mostrado su colección en la Place Vendôme, todo un icono del lujo francés. Poner un pie en ella tiene un poder simbólico para un italiano que llegó tarde la alta costura y que no siempre se ha sentido aceptada por la más parisiense de las instituciones de la moda. Armani Privé se lanzó en 2005, cuando la mayoría de las casas tradicionales huían de este oficio artesano. Pero Armani ha defendido siempre que sus clientes le reclamaban este servicio. En esta ocasión, su fantasía futurista ha congregado a invitados tan dispares como Jodie Foster, Pedro Almodóvar, Sophia Loren, Liliane Bettencourt (el grupo L'Oréal produce sus perfumes y cosméticos) o Sophia Loren.TEXTO: EUGENIA DE LA TORRIENTE / FOTO: AFPLa invitación al desfile y el decorado que arropaba la pasarela reproducían los cantos de agigantadas piedras preciosas de talla rectangular. Las mismas que se bordaron en algunos vestidos. Velos con pedrería cubrían el rostro de las pocas modelos que no llevaban sombrero.Preguntado una y otra vez por la influencia de Lady Gaga en esta colección, Giorgio Armani negó sistemáticamente cualquier relación. Fue su gusto por las cosas bellas y brillantes la que le condujo por tan tecnológico y futurista camino.TEXTO: EUGENIA DE LA TORRIENTE / FOTO: REUTERS