Uno de los objetos de mobiliario más característicos del ajuar funerario de Tutankamón. Con patas acabadas en garras de león y la delicadísima escena del faraón y su adolescente esposa, Ankesenamón, en actitud cariñoso en el respaldo.SEMMELLa obra señera del enterramiento, el tesoro de los tesoros: la máscara funeraria de Tutankamón que cubría la cara de la momia. Una de las realizaciones mayores de la antigüedad. La copia es buena pero, por supuesto, sólo alcanza a evocar el increíble poder de sugestión y maravilla del original.SEMMELUno de los gráciles carros de guerra o caza que aparecieron desmontados en la tumba. La reproducción es fidedigna. Resulta apasionante que según las últimas teorías, Tutankamón pudo caer de un vehículo semejante y causarse la herida que contribuyó a su muerte.SEMMELLos dos riquísimos y contundentes sarcófagos en los que, como en un juego de muñecas rusas, estaba metido el ataúd con la momia del rey (y que a su vez estaban dentro del gran sarcófago de piedra exterior). Son de las mejores piezas copiadas del contenido de la tumba.SEMMELEste fue el primer espacio del sepulcro en que se introdujeron Carter y Lord Carnarvon en 1922, tal y como apareció al abrir el recinto. Uno de los logros de la exposición de copias es que consigue, mediante exactos dioramas a tamaño natural, hacer vivir al público la impresionante sensación que tuvieron los descubridores al hollar la tumba.SEMMELAspecto general de un espectacular ámbito, muy didáctico, de la exposición, con los diferentes contenedores de la momia de Tutankamón: de derecha a izquierda, el ataúd, los sarcófagos antropomorfos, el sarcófago de piedra y las capillas doradas.SEMMELUna de las piezas emblemáticas -que ya es decir- del tesoro de Tutankamón: el dios Anubis en forma de estilizado perro o chacal sobre un gran cofre portátil que contenía objetos del ritual de momificación y que algunos muy imaginativos (soñar es gratis) han querido identificar con ¡el Arca Perdida! Anubis llevaba un chal al encontrarlo.SEMMEL
