Tras el estricto control ideológico de la Revolución Cultural, el arte chino comenzó a revivir durante los años 80, destacó a mediados de los 90 y es ahora, con esta nueva generación, cuando ha evolucionado y mira hacia el pasado como un objeto exótico, enlazando posibles peligros y disfrutes de una cultura global con una carga de fervor irónico y lacónico. En la imagen, Staring at the Sea.WENG PEIJUNPendientes de la vida diaria y de la alineación en las ciudades del futuro, cuando la vulnerabilidad a los ataques atómicos y terroristas es cada vez mayor, los artistas chinos conviven con otro peligro detectado: la creciente sensación de vacío que genera la incontrolable fiebre consumista que surge de este proceso. En la imagen, Wedding White-Identity, 2003.CANG XINUnas veces con melancolía a causa de cierta idea de un pasado mítico, y otras, con el optimismo de quien es consciente de estar entrando en una etapa nueva, aparentemente próspera, en esta exposición ellos reflejan la complejidad de las influencias culturales y el modo en que éstas pueden ser proyectadas, dosificando la belleza y la pasión en sus trabajos. En la imagen, I and Muzzle, 2001.LI WEILos artistas seleccionados para esta muestra utilizan temas comunes o reiteran ideas bajo formas estéticas que adquieren carácter propio de la mano de cada uno de ellos. Todos ellos comprometidos con la sociedad china, plasman distintos tipos de preocupaciones en cada una de sus fotografías. Con estilos diversos, son un referente de lo que ocurre en este país, del que tenemos una visión tan deformada e incompleta. En la imagen, Capital, 2003.MIAO XIAOCHUM