Las precarias condiciones de vida, los problemas sanitarios, la omnipresencia de la religión, el papel servil de la mujer, la hipervaloración de los productos netamente nacionales o la exaltación de las fiestas tradicionales, romerías y procesiones quedan reflejadas en esta exposición.En palabras de la historiadora Susana Sueiro, comisaria de esta exposición, la muestra revela "la estrecha la relación entre publicidad comercial y propaganda política" que se dio durante las primaras décadas del franquismo.Para el director del Círculo de Bellas Artes, Juan Borja, esta exposición muestra "hasta qué punto el nacionalismo español y el totalitarismo produjo desastres de todo tipo".El recorrido de la exposición comienza centrándose en la 'Revolución nacional-sindicalista' que propagó el régimen de Franco.Perfumes, cafeterías, restaurantes, almacenes, bancos o compañías de seguros "todos saludaban en sus anuncios al insigne e invecto caudillo", señala la comisaria de la exposición.Junto a la exposición se ha editado un completo catálogo dirigido por Susana Sueiro y se organizará un ciclo de conferencias y de cine para reflejar la sociedad de la época.En un apartado de la exposición se exhibe el fervor religioso que inundó España tras la victoria franquista. Muchos carteles están protagonizados por curas y monjas.Algunos carteles muestran el tiempo de escasez y las penurias que se vivieron tras la guerra o las enfermedades y la insalubridad. Anuncios de productos farmacéuticos para curar a los niños o mejorar su hambruna, e insecticidas para evitar todos tipo de epidemias.La muestra también hace un hueco a la publicidad destinada a las clases más favorecidas, cuyos anuncios exhibían productos totalmente diferentes. Los "nuevos ricos" podían comprar libros, cuadros, fincas o coches de importación.Algunas salas reflejan cómo la 'autarquía' defendida por el régimen se promocionaba en carteles y productos o cómo la prensa se lleno de noticias sobre hallazgos maravillosos que iban a hacer posible la autosuficiencia de España."Hasta que en España no se entienda que hubo un totalitarismo, cualquier llamada al liberalismo caerá en un saco roto", dijo el director del Círculo, uno de los principales impulsores de esta exposición.
