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Nueva York prohíbe la venta en tiendas de cachorros de perro y gato y conejos procedentes de criaderos

Una nueva ley prevé que las vitrinas de los comercios donde ahora se exponen ejemplares de cría se usen para exhibir animales en adopción

María Antonia Sánchez-Vallejo
Pets USA
Una mujer pasea a sus dos perros, que lucen sendos abrigos, el 24 de diciembre en Nueva York.JEENAH MOON (REUTERS)

El negocio de los animales de compañía en EE UU registró en 2020 una cifra de ventas cercana a los 100.000 millones de dólares. Influyó la pandemia y el tiempo extra que los estadounidenses tuvieron para compartir su vida con otros seres vivos, pero la pasión por los animales domésticos nunca ha conocido límites en el país. Son los reyes no solo de la casa, sino, en el caso de los perros, también de los parques: vestidos muchas veces como si fueran bebés o muñecos, en cochecitos con vista panorámica los más ancianos, pertrechados hasta el último detalle (patucos de neopreno) cuando llueve o nieva… nadie parece escatimar ni un dólar en su mascota. Precisamente la protección del bienestar animal está detrás de una iniciativa recién aprobada por el Estado de Nueva York que prohibirá la venta en tiendas de cachorros de perro, gato y conejos de criaderos, por las sospechas que suscitan las condiciones de la cría.

La gobernadora de Nueva York, Kathy Hochul, firmó el día 15 un proyecto de ley destinado a limitar la cría en instalaciones conocidas como “granjas de cachorros”, a las que persigue la fama de ofrecer malas condiciones de vida a los animales, descuidar su salud e incurrir en ocasiones en el maltrato, según denuncian los grupos animalistas. La ley entrará en vigor no obstante en diciembre de 2024, un año después de lo previsto en el borrador inicial, para dar tiempo a los negocios a reestructurarse.

“Los perros, gatos y conejos de Nueva York merecen hogares cariñosos y un trato humano”, dijo Hochul en un comunicado. “Esta legislación supone un paso significativo para reducir el maltrato y proteger el bienestar de los animales en todo el Estado”. Cuando entre en vigor, las tiendas comerciales de animales podrán ofrecer sus vitrinas a los innumerables refugios de la ciudad, para que expongan animales en adopción. Algunas, como la gran cadena Petco, que cotiza en bolsa, ya lo hacen, facilitando la exhibición de gatos o perros rescatados por protectoras locales. Semanalmente, decenas de cachorros en jaulas, con su ficha sanitaria a la vista y una esmerada higiene pese a la mirada de tristeza de los bichos, visitan los locales de la cadena para fomentar el hábito de adoptar, que en EE UU, como en otros muchos países, gana adeptos.

La otra cara de la moneda es la situación de los animales en las tiendas que venden ejemplares de cría, algunos de pedigrí. Un comercio en el distrito de Astoria exhibía este jueves dos hileras de vitrinas mal iluminadas donde dormitaba sobre un lecho de papel trizado una treintena de cachorros, la mayoría perros. “La gente quiere pedigrí y sobre todo, razas que están de moda, o bien el capricho de tener el animal que se tuvo en la infancia, o razones similares. Esta demanda las protectoras no la pueden satisfacer, porque tienen sólo animales rescatados de la calle, que suelen ser mestizos”, apunta uno de los empleados de la tienda, cuyo nombre comercial pide no identificar. En el escaparate, un cartel ofrece “línea de financiación” para la compra. ¿Cuánto vale un cachorro? “El gatito persa tiene un precio de mil dólares, pero podemos dejarlo en 800. Es de pura raza, nieto de campeones de torneos nacionales”, explica el empleado, mientras el minino, un precioso ejemplar color miel, restriega su hocico y luego el lomo en el cristal al ver al visitante.

La tienda sólo vende animales, algo de pienso y unos trasportines para facilitar el viaje de la mascota a su futuro hogar. Nada de accesorios o juguetes, como la mayoría de los comercios del ramo. El paladar sibarita de los neoyorquinos, apunta el empleado, ha permitido hasta ahora no sólo la viabilidad, sino el éxito de un comercio dudoso desde el punto de vista de los derechos del animal. Pero la nueva legislación le aboca al cierre, subraya el trabajador. “No hacemos daño a nadie. Hay clientes que quieren mascotas exclusivas y nosotros se las proporcionamos. Esa demanda seguirá existiendo, con ley o sin ley. Estamos preparando un plan alternativo [para sobrevivir]”, añade sin dar más detalles.

La patronal del sector estima que hasta 80 tiendas pueden cerrar en el Estado si se aplica la ley, “un precio muy alto, porque la norma no afectará a los criaderos de fuera del Estado, que seguirán funcionando”, afirma una portavoz de People United to Protect Pet Integrity (Unidos para proteger la integridad de las mascotas), que reúne a los empresarios del sector y defiende el derecho a elegir entre adoptar o comprar. El proyecto de ley de Hochul es “contraproducente” para el propósito que persigue, pues ya existían medidas para proteger a las mascotas sin cerrar tiendas, recuerda. La Ley de Bienestar Animal, por ejemplo, exigía que esos comercios se abastecieran de criadores autorizados por el Departamento de Agricultura.

De raza o mestizos

Según la Sociedad Estadounidense para la Prevención de la Crueldad contra los Animales (APSCA, en sus siglas inglesas), ya existen leyes similares a la de Nueva York en varios Estados, como California y Maryland, y en más de 300 municipios y condados de todo el país. Los defensores de la iniciativa, incluida la ASPCA, afirman que promoverá formas más sensibles de adquirir animales de compañía al excluir a las tiendas que hacen negocios con criadores comerciales de otros Estados. Muchos cachorros que se venden en la ciudad proceden de granjas en Misuri, Iowa, Ohio y Pensilvania, entre otros lugares.

“La mayoría de las tiendas de mascotas adquieren sus animales en criaderos de cachorros de otros estados, donde no podemos regular sus prácticas”, dijo la demócrata Linda Rosenthal, promotora de la ley, tras ser aprobada. “Pero sí podemos decidir lo que queremos que se venda en el Estado de Nueva York. Ya no permitiremos que fábricas de cachorros abastezcan nuestras tiendas de animales y se lucren a costa de la crueldad animal y de consumidores incautos. Hay cientos de miles de gatos, perros y conejos adoptables en los refugios”, añadió la asambleísta. Mestizos, sí, pero tan adorables como los que tienen pedigrí. Quien no quiera asumir la responsabilidad de introducir una vida en la suya, tiene en los parques una panoplia de posibilidades: verlos jugar o incluso hacerse el encontradizo, pues los perros siempre responden. O frecuentar los cat-cafés, donde por 10 dólares los 30 minutos, el humano que añore el ronroneo de un gato puede ser feliz durante un rato.

A vueltas con las cobayas y el 'foie gras'

Diciembre ha sido un mes muy ajetreado en lo relativo al bienestar de los animales en Nueva York. Al proyecto de ley que prohíbe la venta de mascotas de criadero, se suman un problema de sobrepoblación, el de las cobayas, y una recurrente polémica: la prohibición del foie gras, que la ciudad de Nueva York considera producto de la crueldad animal. Por si la Gran Manzana no tuviera poco con la plaga de ratas en sus calles, la proliferación de cobayas, que durante la pandemia fueron adquiridas en masa para entretener a los menores confinados, ha desbordado la capacidad de las protectoras y el Ayuntamiento estudia un proyecto de ley para prohibir su venta. Casi todas las que han llegado a los refugios tienen tres años o menos, según los veterinarios, lo que apunta a una compra compulsiva durante la pandemia. Este año han sido entregadas unas 600 en los refugios, frente a las 481 y 282 de 2021 y 2019. Aunque en Nueva York es ilegal abandonar una mascota, muchas se han tenido que buscar la vida en los parques.

En lo tocante al suculento manjar a base del hígado cebado de un ganso o un pato, el Tribunal Superior de Nueva York ha fallado que la Gran Manzana viola la ley estatal. Dos granjas del Estado demandaron a la ciudad por prohibir su venta y la justicia les ha dado la razón, por considerar que la ciudad “restringe injustificadamente” sus operaciones comerciales y por tanto su modus vivendi, según el Departamento estatal de Agricultura. La Gran Manzana aprobó un proyecto de ley en 2019 para prohibir a los restaurantes y minoristas vender el hígado graso de pato o ganso, por la alimentación forzosa de las aves. La ley debía entrar en vigor el 25 de noviembre pero el tribunal dejó su aplicación en suspenso, hasta la resolución final. El foie gras es un asunto polémico en EE UU. En 2012, se prohibió en California, pero la medida fue revocada en 2015. Más tarde, en 2017, fue confirmada por un juez de circuito, decisión respaldada por el Tribunal Supremo de EE UU en enero de 2019.

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