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Para no impactar en el paisaje, ¿cuánta energía fotovoltaica se puede colocar en tejados y áreas ya degradadas?

Existe un enorme potencial para colocar placas solares en edificios, aparcamientos e infraestructuras, aunque muchas no resultan viables por consideraciones técnicas o económicas

Montaje de placas solares en la cubierta de una fábrica en Vic (Barcelona).
Montaje de placas solares en la cubierta de una fábrica en Vic (Barcelona).CRISTÓBAL CASTRO
Clemente Álvarez

La necesidad de aumentar de forma urgente las energías renovables para frenar la crisis climática está provocando un fuerte rechazo en algunos territorios de España por el impacto de estas tecnologías en el entorno. De hecho, muchos de los proyectos actuales pendientes de evaluación están ubicados en zonas de máxima sensibilidad ambiental. En el caso de la fotovoltaica, existen alternativas, como las placas en los tejados, que aprovechan zonas ya construidas o degradadas con mucha menos afección sobre el paisaje y la biodiversidad. La cuestión es: ¿cuánta de esta energía solar se puede colocar realmente en áreas ya artificiales?

Para cumplir los objetivos del Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC), de aquí a 2030 España debe instalar unos 30 gigavatios (GW) adicionales de fotovoltaica, tres veces más de los que ya existen. Según la Hoja de Ruta del Autoconsumo del Gobierno, elaborada por el Instituto para la Diversificación y el Ahorro (IDAE), si se considera simplemente la radiación solar que incide en los tejados existente en España, los datos reflejan un potencial enorme de 500 GW. Sin embargo, los megavatios viables son muchos menos, pues hay que tener en cuenta otros factores físicos, técnicos, económicos... Sus estimaciones concluyen que el potencial real del autoconsumo con fotovoltaica en las cubiertas de los edificios del país (sobre todo, en construcciones comerciales) es de 9 GW, que pueden llegar a 14 GW en un escenario de alta penetración. Otras valoraciones elevan esta cantidad.

“Es verdad que estos cálculos se pueden quedar cortos según avance el autoconsumo, somos los primeros que lo admitimos”, incide Joan Groizard, director del IDAE, que añade: “Pero no es viable pensar que lo conseguiremos solamente con los tejados, si no queremos renunciar prácticamente a una década de desarrollo renovable al ritmo que necesitamos por la emergencia climática”.

Instalación de placas solares fotovoltaicas en el acceso a Caixaforum, en Sevilla.
Instalación de placas solares fotovoltaicas en el acceso a Caixaforum, en Sevilla.PACO PUENTES (EL PAIS)

Aparte de las cubiertas de los edificios, son muchas otras las superficies que se barajan para aumentar la fotovoltaica, en algunos casos con ejemplos muy reales y en otros con pruebas piloto o diseños por ahora solo teóricos: aparcamientos de coches al aire libre, carriles bici, infraestructuras de agua, instalaciones ferroviarias, carreteras… Hace unos días, la organización Aliente, un colectivo estatal que defiende un desarrollo de las renovables con menor impacto sobre el territorio, presentó un informe que asegura que en España existen superficies ya transformadas suficientes para instalar 181 GW de fotovoltaica, mucho más del objetivo del PNIEC. Según este trabajo realizado por el Observatorio de la Sostenibilidad, el 57% de este potencial estaría en tejados, azoteas, naves y fachadas; el 17% en invernaderos; el 16% en zonas mineras; el 5% en la red viaria; el 3% en canales; el 1% en escombreras; el 1% en el ferrocarril; y un 0,2% en áreas industriales.

Fernando Prieto, director del Observatorio de la Sostenibilidad, mantiene que “entre estas superficies hay suficiente espacio para no tener que tocar zonas naturales o agrícolas”. “No son solo pequeñas instalaciones en tejados, también se pueden poner grandes centrales fotovoltaicas, pero que sea en sitios ya degradados”, mantiene.

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Expertos consultados aportan diferentes estimaciones y dudan de la viabilidad de algunas de estas alternativas, pero sí están de acuerdo en la necesidad de priorizar las zonas con menor impacto ambiental y mayor beneficio para las comunidades locales. Como recalca Groizard, “para ver de qué estamos hablando, con el 0,4% del territorio del país llegaríamos a toda la necesidad fotovoltaica que tenemos”. Según este ingeniero, que tiene mucho que ver con los números del PNIEC, si bien sobre el papel resulta fácil sumar metros cuadrados hasta llegar a ese 0,4%, conseguir cubrir realmente todas esas superficies con placas solares es otra historia, pues intervienen decisiones de infinidad de actores distintos, entre familias, empresas, ayuntamientos... “Hay que empezar por las cubiertas de los edificios, ahí no hay ninguna duda, pero me preocupa que se genere una dinámica de moratoria o de paralizar todo hasta que no esté ordenado, pues cualquiera que haya trabajado con un ayuntamiento sabe que un plan de ordenación tarda ocho o 10 años, no podemos renunciar a una década de desarrollo de renovables”, señala. “Un proyecto en suelo no significa que sea un atentado ecológico”, incide el director del IDAE, que asegura que la tramitación ambiental está justamente para excluir los más impactantes: “Solo uno de cada tres o de cada cuatro proyectos que se empiezan realmente terminan, y en la situación actual podrían ser incluso menos”.

Para Juanfer Martín, responsable de cambio climático de la Fundación Renovables, “el potencial técnico sí que existe, pero hasta qué punto podemos obtener toda la energía y podemos llenar tejados y terrenos degradados con fotovoltaica, muchas veces no es viable”. Como explica, en lo alto de los edificios ya hay chimeneas, sistemas de climatización y otros elementos, además hay que tener en cuenta las sombras entre las construcciones, que reducen el rendimiento de las placas. La conclusión de la Fundación Renovables con sus trabajos en edificios públicos en Madrid es que se puede aprovechar un tercio del espacio de las cubiertas. Por otro lado, según recalca, hoy en día a la gente no le compensa económicamente llenar el 100% del espacio libre en sus tejados con paneles fotovoltaicos, pues el exceso de producción se paga a precios bajos. “La compensación viene por el coste de las placas, la energía que se consigue y el precio de la electricidad; cuanto más cara, más interesante pasarse a la solar”, señala Martín. “Hoy en día hay muchas fachadas que no son viables económicamente”.

Planta fotovoltaica flotante en el embalse de Sierra Brava (Cáceres).
Planta fotovoltaica flotante en el embalse de Sierra Brava (Cáceres). Andrea Comas (EL PAÍS)

Tiene mucha lógica aprovechar tierras ya degradadas, pero si no hay redes eléctricas que lleguen hasta allí su construcción puede suponer un alto impacto ambiental. “También hay que contar con el potencial de tierras no degradadas en las que pueden coexistir las placas con la agricultura, lo que se denomina agrivoltaica”, destaca el representante de la Fundación Renovables, que afirma que se pueden construir instalaciones fotovoltaicas de forma que ayuden a la agricultura. “Hay muchos terrenos degradados alrededor de los pueblos en los que también se pueden poner pequeñas plantas descentralizadas para el consumo del propio municipio y para generar comunidades energéticas”, comenta.

Aparcamientos

De forma reciente, el Parlamento de Francia acaba de votar a favor de la obligación de instalar techos de sombra con paneles fotovoltaicos en los aparcamientos exteriores de más de 1.500 metros cuadrados. Esta medida, que todavía está pendiente de su aprobación definitiva, incluye sanciones que van de 20.000 a 40.000 euros, en función del tamaño. En España, la ley de cambio climático de las Islas Baleares obliga a cubrir también con placas solares todos los aparcamientos de titularidad pública de más de 1.000 metros cuadrados en el archipiélago a partir de 2025.

Canales

En Navarra, el Gobierno foral trabaja en un proyecto piloto para probar la viabilidad de cubrir con paneles fotovoltaicos el canal de Navarra, una medida que podría ser aplicable a otras infraestructuras hidráulicas y que además permitiría reducir las pérdidas de agua por evaporación. Como detalla Yael Lorea, técnica de la sociedad pública Nasuvinsa, “la gente está empezando a expresar su rechazo a los megaproyectos de renovables, cubriendo el canal con fotovoltaica estamos recuperando una infraestructura que ya existe, que no tiene un impacto paisajístico nuevo, y además la energía obtenida iría para los edificios del Gobierno de Navarra, con lo cual todos los navarros nos veríamos beneficiados”. Se ha calculado que cubrir con paneles solares los 77 kilómetros del canal aportaría una potencia de 160 megavatios (0,16 gigavatios), con la que se podría generar 200 gigavatios hora al año, el equivalente al 4% de la energía eléctrica consumida en la comunidad. No obstante, como especifica Lorea, según avanza el proyecto piloto están viendo que esta cantidad sería menor, pues hay que dejar partes del canal sin cubrir para poder realizar su mantenimiento. Asimismo, también han comprobado que será difícil evitar un 30% de pérdidas por evaporación del agua como habían previsto en un principio.

Invernaderos

El informe del Observatorio de la Sostenibilidad da un gran peso a la fotovoltaica sobre invernaderos. Según defiende este trabajo, los techos de plástico de áreas como Almería podrían convertirse en una “gran central” productora de energía eléctrica utilizando unos nuevos paneles solares cien por cien transparentes desarrollados por investigadores de la Universidad de Michigan (EE UU). De forma teórica, el informe asegura que los invernaderos podrían acoger una potencia de 30 GW de fotovoltaica, una cantidad similar a la que se quiere instalar en toda España de aquí a 2030. A este respecto, la Agencia Andaluza de la Energía reitera que “una cosa es la radiación solar que recibe una determinada zona y otra muy distinta que sea viable transformarla en energía, tanto por las cuestiones de ingeniería como por el coste económico”.

Aparcamiento fotovoltaico en la ciudad Victoria, en Tamaulipas (México).
Aparcamiento fotovoltaico en la ciudad Victoria, en Tamaulipas (México).Quetzalli Nicte Ha

“Cuando se dice que económicamente no es viable, depende cómo lo calcules, qué coste tiene cargarse una zona agraria o una zona forestal”, replica a su vez el director del Observatorio de la Sostenibilidad, que mantiene que si se logra poner más solar esto permitiría reducir a su vez proyectos de eólica conflictivos.

Mientras tanto, el Parlamento Europeo avaló la semana pasada la propuesta de la Comisión para simplificar los trámites ambientales en la aprobación de proyectos renovables, lo que ha puesto en alerta a los grupos ecologistas. El texto todavía no ha incorporado la posición de los Veintisiete, pero también incide en la zonificación del territorio, de forma que los países identifiquen lugares prioritarios en los que se apliquen procedimientos mucho más expeditivos para instalar eólica y fotovoltaica. En España, ahora mismo existe una zonificación no obligatoria y para los nuevos proyectos sí se valora su impacto ambiental y social a la hora de dar acceso a los nodos eléctricos (uno de los principales cuellos de botella para la instalación de renovables).

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Sobre la firma

Clemente Álvarez
Es el coordinador de la sección de Clima y Medio Ambiente de EL PAÍS y está especializado en información ambiental, cambio climático y energía. Ha trabajado para distintos medios en España y EE UU, como Univision, Soitu.es, la Huella en La2 de TVE... Fue también uno de los fundadores de la revista Ballena Blanca.

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