Imágenes de la NASA muestran cómo se seca el lago de ‘El planeta de los simios’
El lago Powell, el segundo mayor embalse de Estados Unidos, sufre la sequía más extrema en siglos
El lago Powell es el segundo embalse más grande de Estados Unidos. Su construcción empezó en 1956, cuando el presidente Dwight D. Eisenhower apretó un botón en el Despacho Oval de la Casa Blanca para iniciar las demoliciones. Se inauguró en 1963 y tardó 16 años en llenarse con las aguas del río Colorado. Ahora, sin embargo, tras tres años de sequía extrema y más de dos décadas de escasez de lluvia, sus aguas están en el nivel más bajo desde que se construyó. La falta de agua se aprecia sobre el terreno, pero las imágenes por satélite que acaba de difundir la NASA muestran con crudeza la dimensión de la sequía.
Las imágenes por satélite muestran la panorámica de la parte principal del enorme lago Powell y tomas parciales de la zona de Bullfrog y de Castle Butte, aguas arriba de río Colorado, así como la cuenca del río San Juan, un afluente que viene del Este y que también forma parte del embalse. El agua y el peculiar paisaje del lago Powell y el río Colorado una atracción turística, pero la sequía también afecta al uso recreativo del lago. Por su especial orografía, en el lago Powell se rodó parte de El planeta de los simios. El embalse es la localización donde llega la nave espacial con los astronautas que han viajado en el tiempo y creen estar en otro planeta. En la zona se filmaron buena parte de las secuencias de exteriores de la película.
El lago Powell se extiende a ambos lados de la frontera del sureste de Utah y el noreste de Arizona. La mayor parte del área que se muestra en las imágenes corresponde a Utah. Las fotografías en color difundidas esta semana por la NASA fueron tomadas por satélites Landsat y muestran partes del lago Powell en los meses de agosto de 2017 y 2022. Se ha elegido el verano de 2017 porque fue uno de los momentos con más agua de la pasada década, pero ya entonces el nivel estaba muy por debajo del de 2000, el año que empezó una duradera sequía que apenas ha dado tregua.
El 16 de agosto de 2017, la elevación del agua en el lago, medida en la presa Glen Canyon, era de 3.633,04 pies (1.107 metros). El 6 de agosto pasado se situó en 3.535,38 pies, casi 98 pies más abajo. Eso supone apenas un 26% de la capacidad del embalse, su punto más bajo desde su llenado. Y lo que es peor, el agua se acerca peligrosamente a los 3.490 pies, la línea roja en la que deja de ser viable la generación hidroeléctrica, pues cae por debajo del nivel al que pueden funcionar correctamente las turbinas.
La mayor sequía en siglos
Aguas abajo, también en la cuenca del río Colorado, se encuentra el lago Mead, que es el mayor embalse de Estados Unidos, y su situación no es mejor. Está solo al 28% de su capacidad, con datos del pasado 22 de agosto. Toda la zona suroeste de Estados Unidos está sufriendo una sequía con apenas precedentes. Un artículo de la revista Science ya decía hace dos años que la falta de lluvia desde el año 2000 era la más severa desde finales del siglo XVI y la segunda mayor desde el siglo IX. Y en los últimos años la situación no ha hecho más que empeorar.
Tras la falta de acuerdo entre los Estados de la cuenca del río Colorado para pactar recortes, la Oficina Federal de Recuperación anunció la semana pasada restricciones en el volumen de agua destinada a Arizona, Nevada y México, en la cuenca baja del río. Los recortes anunciados, que entran en vigor en 2023, suponen que Arizona recibirá del lago Mead un 21% menos de agua, unos 730 millones de metros cúbicos menos; Nevada tendrá un recorte del 8%, 31 millones de metros cúbicos, y México recibirá 128 millones de metros cúbicos menos, un recorte del 7%.
El río Colorado, de unos 2.333 kilómetros de longitud, es el quinto río más largo de Norteamérica. Tiene su cuenca extendida por los estados de Wyoming, Colorado, Utah, Nuevo México, Arizona, California y Nevada más el noroeste de México. Nace en La Poudre Pass, un pequeño pueblo situado a 3.100 metros de altitud en las Montañas Rocosas, al norte del estado de Colorado. A su llegada a México forma frontera entre Baja California y Sonora y desemboca en el golfo de California o mar de Cortés, en el océano Pacífico.
Su cuenca está gestionada por la Oficina Federal de Recuperación (USBR) y otras agencias para proporcionar energía eléctrica y agua a aproximadamente 40 millones de personas, en particular las ciudades de Las Vegas, Phoenix, Los Ángeles y San Diego, y a millones de hectáreas de tierras de cultivo en el suroeste.
La sequía deja al descubierto un camino de dinosaurios
La sequía no deja de deparar sorpresas. En el lago Mead, a las afueras de Las Vegas, la bajada del nivel de las aguas a su mínimo histórico ha dejado al descubierto restos humanos que se atribuyen a crímenes de la mafia. Ahora, en Texas, lo que han aparecido son huellas de dinosaurios de hace 113 millones de años en perfecto estado al secarse el lecho del río Paluxy, en Texas, dentro del Dinosaur Valley State Park.
"Debido a las excesivas condiciones de sequía del verano, el río se secó por completo en la mayoría de los lugares, lo que ha permitido que se descubran más huellas aquí en el parque. En condiciones normales del río, estas huellas más nuevas están bajo el agua y suelen estar rellenas de sedimentos, lo que hace que queden enterradas y no sean tan visibles", ha señalado una portavoz del Departamento de Parques de Texas.
Según la portavoz, los caminos recientemente descubiertos corresponden a huellas de acrocantusaurus, un dinosaurio bípedo de unos cinco metros de altura y unas siete toneladas de peso. Son huellas profundas y en muy buen estado, pero han empezado a ser cubiertas de nuevo por al agua.
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