_
_
_
_
La Crisis del coronavirus
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Las variantes varían poco

Los coronavirus mutantes convergen en unos pocos trucos que podemos gestionar

Un trabajador de la UCI de un hospital en Bergamo (Italia), el 12 de marzo.
Un trabajador de la UCI de un hospital en Bergamo (Italia), el 12 de marzo.MIGUEL MEDINA (AFP)
Javier Sampedro

Imagina en qué podría consistir una bomba genética. Piensa un rato y dime lo que se te ha ocurrido. Tal vez una lluvia de microorganismos extraterrestres llegados de más allá de Orión, o quizá un experimento maligno del Doctor No, ¿no? Son los dos temas clásicos de puro pertinaces que han lastrado la ciencia ficción desde el dos veces centenario Frankenstein de Mary Shelley. El ataque de los otros y el genio científico cuya ambición es superior a su talento. Los dos clichés del género para destruir el mundo. Un rollo.

Más información
Una mujer sale por la puerta del Centro de Salud Virgen de Begoña perteneciente a la zona básica de salud de Virgen de Begoña, en el distrito de Fuencarral el Pardo, en Madrid (España), a 22 de marzo de 2021. Fuencarral el Pardo es una de las cuatro ZBS a las que la Comunidad de Madrid aplica desde hoy restricciones de movilidad. Debido al descenso progresivo de la incidencia en la región --que se sitúa en 225 casos por cada 100.000 habitantes a 14 días-- se ha rebajado el umbral a partir del que se imponen restricciones de 400 a 350 casos por 100.000 habitantes junto a una tendencia al alza.
22 MARZO 2021;ZONA BASICA DE SALUD;COVID;RESTRICCIONES;CORONAVIRUS;FUENCARRAL EL PARDO
Eduardo Parra / Europa Press
22/03/2021
La variante británica del coronavirus ya es predominante en España

Pero la realidad supera a la ficción ―otro cliché— y las bombas genéticas existen en la naturaleza, y han sido perfeccionadas por el talento científico. Hay genes que significan “propágame”. El fenómeno se llama meiotic drive en la jerga, lo que requiere un pequeño repaso de la biología de bachillerato. Las personas llevamos dos copias de cada cromosoma, una de mamá y otra de papá. Las dos se entremezclan (recombinan) en tus óvulos o en tus espermatozoides, así que lo que pasas a tu hijo es un cromosoma que tú nunca tuviste, porque es una combinación de los genes de tus padres, los abuelos del niño.

¿Podría el SARS-CoV-2 convertirse en una bomba genética?

Hasta ahí todo bien. Pero hay genes propágame que, en una versión microscópica de la selección natural, se aseguran un predominio numérico en la siguiente generación. Como esto ocurre durante la meiosis, el proceso de barajado de genes que ocurre en las gónadas, se llama meiotic drive (impulso meiótico). Los genetistas han perfeccionado ese mecanismo natural hasta el punto de que están preparados para extinguir a la especie de mosquitos que más trasmite la malaria. Solemos llamarlo reacción genética en cadena, lo que no solo da una idea de su eficacia, sino también de sus riesgos. Sí, amigos, las bombas genéticas existen, y no son como las habíais imaginado.

¿Podría el SARS-CoV-2 convertirse en una bomba genética? Para empezar, ¿qué quiere decir eso exactamente? Quiere decir que el coronavirus evoluciona con la geometría de un árbol, donde el tronco original se bifurca en grandes ramas, pequeñas ramas, ramitas y brotes axilares en una pesadilla fractal de mutación y victoria en la guerra incesante del genoma del virus contra nuestro sistema inmune. Para nuestra alegría y fortuna, este no parece ser el caso.

El microbiólogo evolutivo Vaughn Cooper, de la Universidad de Pittsburgh, Pensilvania, expone un análisis concienzudo del asunto en Scientific American. La fuente es buena, porque el laboratorio de Cooper ha descrito en Estados Unidos siete linajes independientes del SARS-CoV-2 que han descubierto cada uno por su cuenta la misma mutación en la misma proteína del virus. Se trata, según el científico de Pittsburgh, de un caso de evolución convergente como pocos han sido documentados hasta ahora. El virus muta todo lo que quiere, pero las variantes exitosas se basan siempre en los mismos cambios. Los demás no parecen funcionar. Son muy buenas noticias, porque significan que no habrá bomba genética, sino solo unos pocos trucos que podemos gestionar.

LA CIENCIA DE LA SEMANA es un espacio en el que Javier Sampedro analiza la actualidad científica. Suscríbete a la newsletter de Materia y lo recibirás cada sábado en tu correo, junto con una selección de nuestras mejores noticias de la semana.

Puedes seguir a MATERIA en Facebook, Twitter e Instagram, o apuntarte aquí para recibir nuestra newsletter semanal.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_