La batalla por los réditos electorales de la reforma de pensiones en Chile
Las posturas de los distintos sectores políticos frente a la modificación del sistema previsional entran en la campaña electoral. Las presidenciales y parlamentarias se celebran en noviembre
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El Gobierno de Gabriel Boric logró esta semana que una de sus principales promesas para llegar a La Moneda, la reforma de pensiones, se aprobara en el Congreso. La mayor transformación al sistema implementado en la dictadura de Augusto Pinochet, basado en la capitalización individual, está lejos de lo propuesto inicialmente por la nueva izquierda, que buscaba poner fin a las AFP (Administradoras de Fondos de Pensiones) y que una institucionalidad pública administrara las contribuciones sociales de los trabajadores. “Todos quienes concurrieron a este acuerdo tuvieron que ceder”, sostuvo Boric tras la aprobación de la ley que mejora la situación actual y futura de los pensionados. La Administración, sin embargo, logró sacar adelante una reforma que se llevaba discutiendo al menos 15 años, que estaba vigente desde 1981 y que, con probabilidad, será su principal legado en la recta final del mandato.
Los votos de Chile Vamos, de la derecha tradicional, fueron claves para la aprobación de este proyecto presentado por el Gobierno de Boric. Durante la negociación, que se prolongó por meses, frenaron los cambios más radicales que pretendía el Ejecutivo, por lo que en la interna se ven como ganadores en el contenido. “Este logro no es del Gobierno ni de un sector por sobre otro. Es de Chile”, apuntó el mandatario en su discurso transmitido por cadena nacional el miércoles, luego de la histórica reforma. Entre los principales cambios aprobados figura que los empleadores volverán a aportar a las pensiones de los trabajadores y un alza gradual de la cotización de un 10% a un 17%. De la diferencia –un 8,5%–, un 7% deberá pagarla el empleador. La nueva ley también establece un incremento de la Pensión Garantizada Universal (PGU) –un beneficio aprobado en el Gobierno de Sebastián Piñera–, y una compensación a las mujeres por sus labores de cuidado y las mayores expectativas de vida.
Según la última encuesta mensual de Data Influye, el Gobierno de Boric es considerado el principal beneficiado con la reforma de pensiones (69%), seguido por el Partido Comunista (51%), que forma parte importante del Ejecutivo. Esto responde en gran parte a que la ministra del Trabajo, Jeannete Jara, militante PC, lideró las negociaciones en el Congreso junto al ministro de Hacienda, Mario Marcel, socialista. El papel clave de Jara la posicionó inmediatamente como una posible carta presidencial de PC, aunque ella descartó que se estuviese planteando ese escenario. Los más perjudicados para los encuestados son el Partido Republicano (52%), que se opuso de manera férrea a la reforma, y los jubilados futuros (44%).
El Partido Republicano (PR), de la extrema derecha, rechazó la propuesta y cargó con dureza contra la derecha tradicional por darle los votos a la propuesta del oficialismo. En un año electoral clave –las presidenciales y parlamentarias se celebran en noviembre–, la postura de cada sector entró en campaña. Todos los movimientos que se realizaron en torno a la reforma de pensiones eran pensados con respecto a lo que se juega en 2025.
“Los republicanos seguiremos defendiendo los ahorros de los chilenos y, desde hoy mismo, vamos a trabajar para liderar el próximo Gobierno y alcanzar una mayoría parlamentaria que permita derogar el préstamo forzado al Estado y el porcentaje de reparto que se aprobó”, planteó el candidato presidencial republicano, José Antonio Kast, que ganó la primera vuelta ante Boric en 2021, pero no consiguió derrotarlo en el balotaje.
Por su parte, la candidata de Chile Vamos, Evelyn Matthei, la mejor posicionada en las encuestas para llegar a La Moneda en marzo 2026, celebró la aprobación tras un largo silencio en la negociación final: “Es una alegría ver que quienes querían destruir un sistema y generar reparto hoy celebran que el 6% es de los trabajadores y heredable, como siempre sostuvimos”, dijo Matthei, licenciada en economía, en un intento porque el Gobierno no se lleve completamente la ganancia de la reforma de pensiones. “Hay un enorme desafío”, añadió, “y ese es el que tendrá el próximo Gobierno: implementar correctamente la reforma, pero también corregir y mejorar lo que sea necesario”, aseguró, mientras en la derecha tradicional se libraran fuertes disputas internas entre quienes pensaban que era mejor terminar de una vez con el debate de las pensiones –para no dejar la mochila a un próximo Gobierno– y entre los que estiman que se le regaló a Boric un legado para pasar a la historia, lo que tendrá frutos electorales para la izquierda.
El diputado independiente Johannes Kaiser, líder del Partido Nacional Libertario, a la derecha los republicanos, quien aparece en las figuras políticas con proyección presidencial, disparó contra la candidata de la derecha tradicional: “Matthei en la onda ‘echando a perder se aprende”.
Sobre el enfrentamiento entre las derechas, el exministro de Hacienda de Piñera, Ignacio Briones, del partido de la derecha liberal Evópoli, plantea que hace tiempo que se ha explicitado que son proyectos distintos. “No veo nada nuevo al respecto. Sí veo con nitidez que la centroderecha tiene capacidad de gobernar y de agotar los esfuerzos por buscar acuerdos”, apunta. De todas formas, el economista sostiene que hay que “bajarle las expectativas” a la reforma porque hay que “aprender del origen” del sistema de pensiones, y porque en los próximos 10 a 15 años, lo que hará el ahorro extra será paliar “el drenaje gigantesco” de fondos que generaron los retiros previsionales, cerca de un 25%.
Boric agradeció “honestamente a las diversas fuerzas políticas del Congreso Nacional que decidieron ser parte del acuerdo”. “Sé que no fue fácil y valoro profundamente el coraje de resistir duras presiones y también el haber decidido y acompañarnos en abandonar la lógica del todo o nada poniendo por delante a la gente de Chile”, agregó, en alusión a los parlamentarios de la derecha tradicional, liderados por los senadores José Antonio Coloma, de la Unión Demócrata Independiente (UDI), y Rodrigo Galilea, de Renovación Nacional (RN).
“Despejado este tema, hay espacio para abocarse a otros urgentes pro crecimiento, que va a requerir de reformas potentes para cambiar el timón”, señala Briones. Y respecto a las amenazas de Kast de derogar parte de los cambios aprobados, el economista aclara que “una ley se deshace con otra ley, no bastan las declaraciones”. “Es muy distinto ir a derogar una ley apoyada por el Congreso con tanta mayoría y con tanto trabajo por un sector que no se involucró siquiera ni jamás hizo una propuesta”, agrega.
Para Cristian Valdivieso, analista, el Gobierno de Boric no terminó con las AFP, pero “en un año electoral logró sacar una reforma y dejar a las derechas sacándose los ojos”, dijo en X. “Ahora la derecha extrema se mirará a los ojos y dirá: K + K [Kast y Kaiser], ¿por qué no disputar en serio la presidencial a Chile Vamos?“, añadió el director de la encuestadora Criteria.
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