Diego Schalper: “Es muy difícil promover la moderación con un Gobierno que comete tantos errores”
El parlamentario de Renovación Nacional analiza la oposición chilena tras el plebiscito y la relación entre la derecha tradicional y republicanos
Una semana después del rechazo a la propuesta constitucional impulsada por las derechas en Chile, el debate político se ha centrado en la reconfiguración de las formaciones que hicieron campaña por la opción a favor. Tras la hegemonía del Partido Republicano en la oposición por haberse convertido en la principal fuerza política en la elección de quiénes debían escribir el texto para reemplazar la Carta Magna, la duda ahora, con su fracaso electoral el pasado domingo, es qué hará la derecha tradicional. El diputado de Renovación Nacional, de la centroderecha, Diego Schalper, adelanta las pistas. “Vamos a exigir y trabajar para construir una alternativa que tenga motivación de Gobierno y no solamente de identidad”, sostiene este jueves en una entrevista en el centro de Santiago.
Pregunta. ¿Cómo se explica usted el triunfo del en contra?
Respuesta. Si uno mira el momento del estallido de 2019, había una sensación de malestar, que todavía subsiste, por una desidia de la élite política, empresarial, de las comunicaciones. Una incapacidad de poner el foco en las problemáticas sociales de una realidad en Chile que muchas veces salió de la pobreza. El país tiene una clase media extremadamente frágil, que ante cualquier evento tiene el terror de volver a esa situación de pobreza en la que posiblemente estaban sus antecesores. Es extremadamente exigente, inmediatista y pragmática. Uno no la puede calificar de derecha porque votó por Sebastián Piñera, ni de izquierda porque votó por Gabriel Boric. Tengo la sensación que ese 20-30% del electorado dijo “no quiero más” con el tema constitucional, no solo con el texto.
P. Después del rechazo del 62% en el primer proceso, ¿la clase política leyó mal a la ciudadanía al plantear un segundo?
R. Para construir el arco del 62% fue necesario comprometernos con ciertos sectores de la centroizquierda que no querían ese proyecto, pero tampoco quedarse con la sensación de que no había vocación de cambio. Cuando [en el primer intento] construimos la campaña sobre la base de rechazarla por una mejor, donde estuvieron incluso los republicanos, asumimos un compromiso con el país de que, si ganaba el rechazo, habilitaríamos un segundo proceso. No solo fue lo correcto, sino que, como tengo claro que el Partido Comunista y los sectores refundacionales van a volver a la carga con un proyecto, si no hubiésemos hecho este segundo, habrían dicho: “Asamblea Constituyente porque la derecha te mintió”. Ahora, cuando vuelvan a la carga, van a tener que incumplir su palabra y contradecir a la ciudadanía.
P. ¿Su sector cumplió con su palabra de rechazar la primera propuesta por una mejor?
R. Chile Vamos hizo todos los esfuerzos para tratar de construir un texto de unidad. Yo participé del Acuerdo por Chile [de noviembre de 2022]. Hicimos las 12 bases para terminar con la incertidumbre de la hoja en blanco y un Consejo de Expertos para poner de nuevo en relieve la importancia de la experticia y revalidar que el Congreso podía hacer cosas importantes. Para el Consejo Constitucional nos propusimos armar uno pequeño y de alta representatividad y que tuviera exigiera amplios acuerdos. ¿Dónde estuvo lo que no podíamos prever? En la falta de capacidad del Gobierno de generar condiciones mínimamente aceptables en temas de seguridad y de reactivación económica, que le permitió a un mundo que, obviamente tiene una mirada mucho más vehemente, hacerse de 22 escaños [los republicanos].
P. ¿Por qué Chile Vamos votó acoplado a republicanos en el consejo?
R. Porque hay un dilema permanente. Es muy difícil promover la moderación con un Gobierno que comete tantos errores, tantos desaciertos. Cuando uno dice “quiero construir con usted”, se hace muy difícil porque el electorado que tú representas dice, ¿pero cómo vas a construir con un Gobierno que indulta personas con prontuarios policiales? Ahí también le asigno una responsabilidad al Gobierno, porque tiene que entender que si no tiene un mínimo nivel de eficacia en su política, hace muy difícil la moderación.
P. Además del contexto, ¿Chile Vamos se equivocó al haber votado junto a los republicanos en los temas que podían impactar la interrupción del embarazo, por ejemplo?
R. Creo que ahí hubo tres errores. Primero, el de los expertos de no decir nada al respecto, porque lo dejó en blanco. Nuestros expertos debieron haber sido más insistentes en zanjar el tema y dejarlo igual como está en la Constitución. Segundo, haber hecho de esto un tema, cuando si uno hace una interpretación mínimamente honesta, el tema del aborto en tres causales no tiene que ver con si el feto es o no es persona. Lo que resolvió el Tribunal Constitucional es que, reconociéndose ese estatuto de persona a la persona que no ha nacido, se establecen tres razones por las cuales prevalece la libre decisión de la mujer. El tercero, que cuando en la comisión mixta se tendió a volver al que, la izquierda no dio los votos porque le importó más el vídeo de la presidenta Bachelet en la franja para los efectos electorales que resolver el tema a nivel constitucional.
P. ¿Usted se siente cómodo con la Constitución de 1980?
R. A mí me da risa cuando algunos dicen que este es un país subsidiario. No conozco otro país subsidiario que tenga pensión garantizada universal (PGU), un aporte del Estado directo que genera un piso en pensiones; en vivienda, la política de subsidios habitacionales es aporte estatal con cooperación privada; en salud, el plan Auge y la garantías explícitas de la salud se parecen mucho al Estado Social de Derecho; en educación tenemos la básica y media pública gratuita. Y educación superior pública y también privada en algunos casos, gratuita. La Constitución que, efectivamente tiene una impronta más desde el punto de vista de la subsidiaría pasiva, le ha permitido al país construir en los hechos un Estado Social y Democrático de Derecho. (...) Hay que dar un paso más allá, pero la Constitución del 80′ ha quedado completamente legitimada democráticamente. Los que criticaban su falta de legitimidad de origen se quedaron sin argumento.
P. ¿Cómo quedó la hermandad de Chile Vamos con los republicanos post plebiscito?
R. Nosotros tenemos que decir con honestidad que las coordenadas de la segunda vuelta presidencial [entre Kast y Boric en 2021], que más o menos se replicaron en el plebiscito, no son suficientes para alcanzar la mayoría en Chile. Como nuestra voluntad es llegar al Gobierno, porque creemos que Chile no se merece seguir con esta falta de conducción, tenemos el deber moral de construir un proyecto de derecha y de centro mayoritario. Nuestra situación con los republicanos es: respetamos que su proyecto apunte a construir una especie de mirada más identitaria, pero vamos a exigir y trabajar para construir una alternativa que, defendiendo ciertos principios y valores, tenga motivación de Gobierno y no solamente de identidad.
P. ¿Se acabó la hegemonía del Partido Republicano en la derecha?
R. La elección de mayo dio la sensación de que la ciudadanía había tomado una decisión conceptual detrás del Partido Republicano, pero siempre sostuve que no era así. Votaron por ese partido en oposición a las malas decisiones del Gobierno en materia económica y de seguridad pública.
P. ¿Y por qué la ciudadanía no votó por Chile Vamos?
R. Cuando usted está tan desesperado ante tal nivel de ineptitud, dice ¿sabe qué más? Le voy a dar la posibilidad a los sectores más vehementes. En Chile Vamos dijimos: construyamos una cosa por la vía de las reformas graduales, de los acuerdos. Pero cuando hay tal clima de polarización, la gente dice que no quiere medias tintas. Habiendo transcurrido el tiempo, creo que la ciudadanía le ha dado una vuelta más y se ha dado cuenta de que los países no se pueden construir por los blancos y negros. Ahora viene el tiempo de los grises, que tenemos la responsabilidad de construir un proyecto con identidad y vocación de mayoría.
P. ¿Qué piensa Chile Vamos de que Kast no quiera participar en una primaria con Chile Vamos?
R. La única manera de lograr la alternancia en el poder es unidad y vocación de mayoría. El primer desafío es la municipal, donde tenemos que tener un candidato único de la oposición en cada una de las comunas y regiones del país. Luego, el desafío presidencial y parlamentario tendrá los mismos componentes. Siempre hay que poner los intereses del país por delante y esos son que no se siga desarrollando el mal Gobierno y para eso espero que todos los referentes políticos posterguen sus aspiraciones en pos de un objetivo colectivo, que es que se logre una mayoría que permita un cambio de Gobierno en Chile. Uno de los aprendizajes que hemos tenido de las últimas experiencias es que las coordenadas de la segunda vuelta presidencial no son suficientes para obtener una mayoría de cambio en Chile y de eso tenemos que acusar recibo todos.
P. Como proyecto político, ¿Chile Vamos está más cerca de Demócratas y Amarillos o de republicanos?
R. Cuando uno es bisagra tiene que tener la versatilidad para tender puentes con los dos mundos. La tarea de Chile Vamos es tener una identidad que comulgue con materias fundamentales para la centroderecha y la derecha: defensa de la libertad, del rol de los particulares, del sistema mixto, pero al mismo tiempo comulgar con temas sociales y culturales que nos acerquen al centro, como los medioambientales, la revolución tecnológica, la incorporación de la mujer. Ser capaces de reconocer que la mirada más tradicional de la economía liberal de mercado es algo que, a mí por lo menos, no me cuadra del todo. Si usted no garantiza ciertas condiciones de resguardo social, solo pueden participar los que tienen los recursos para hacerlo. Y esas sociedades donde solo es libre el que tiene cómo pagarla, no se sostienen.
P. ¿En qué pie quedó el Gobierno de Boric post plebiscito?
R. El proyecto político del Gobierno, por mucho que pueda haber tenido un respiro el fin de semana, fracasó. Una generación que llega al poder diciendo que hay dos grandes adversarios: la Constitución de Pinochet y la Concertación, y termina apoyando la Constitución de los cuatro generales y con figuras de la Concertación en sus principales cargos da cuenta de una derrota conceptual y política en lo profundo. Hay que asumirlo sin trauma y sin vacilaciones. Desde ahí, esperamos que enfrenten las conversaciones con menos prejuicios y con menos refundación y con más pragmatismo. Cuando escucho a la ministra Jara [del Trabajo] al día siguiente del plebiscito con que va a mantener la misma propuesta que ha hecho en materia previsional, uno dice: no lo entendieron.
P. Presentó cambios...
R. Muy poquitos.
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