El catalanismo marginado por el ‘procés’ quiere resucitar con una alianza electoral
Pequeños grupos políticos que intentan sumar fuerzas para concurrir a las próximas elecciones autonómicas
El independentismo unilateral se llevó por delante al catalanismo pragmático que dominó durante décadas la política en Cataluña. Desde el retorno de Josep Tarradellas en la Transición a los años de hegemonía de Convergència i Unió (CiU), el nacionalismo catalán se había significado por su implicación en la gobernabilidad de España y en los pactos de Estado. De las ruinas de aquella época han surgido ahora pequeños grupos políticos que intentan sumar fuerzas para concurrir a las próximas elecciones autonómicas.
Cataluña está pendiente de la convocatoria de los comicios por parte del presidente de la Generalitat, Quim Torra, un anuncio que debería producirse en los próximos meses. El catalanismo y el nacionalismo moderado necesitan levantar a contrarreloj una estructura y limar las diferencias entre ellos. Son cuatro los sectores implicados en la construcción de potenciales alianzas: Units per Avançar (Units), los democristianos herederos de la extinta Unió; la Lliga, un nuevo partido que se define de centro y liberal; El País de Demà, un colectivo formado sobre todo por posconvergentes partidarios de acuerdos de Estado, también de la autodeterminación, pero contrarios a la independencia unilateral, y finalmente está Convergents, una escisión soberanista de Convergencia Democrática de Cataluña (CDC) encabezada por el exconsejero Germà Gordó.
De todos ellos, Units es el grupo más consolidado, con cerca de 500 miembros y una alianza firmada con el PSC. Gracias a esta sociedad, Units tiene un diputado en el Parlament, Ramon Espadaler, y un teniente de alcalde en el Ayuntamiento de Barcelona, Albert Batlle. Units anunció el sábado que abre una negociación con El País de Demà para formar una candidatura conjunta. “Es necesaria una nueva fuerza catalanista que dé respuesta a un espacio huérfano”, asegura Espadaler. De llegar a materializarse el pacto, los democristianos no reeditarían la coalición con los socialistas.
La asociación El País de Demà es también conocida como el Grupo de Poblet por la reunión fundacional celebrada en septiembre de 2019 en el Monasterio de Poblet, en la que participaron unas 200 personas, sobre todo críticos del mundo posconvergente con el radicalismo del líder de Junts per Catalunya, Carles Puigdemont. Entre sus componentes se cuentan los exdiputados Carles Campuzano y Jordi Xuclà, el exconsejero de la Generalitat Lluís Recorder o la senadora Marta Pascal. La Lliga es un partido que se fusionará en marzo con Lliures, una formación liberal formada por exmiembros de CiU. La Lliga se declara catalanista no independentista y contraria a un referéndum. El grupo de Poblet remarca, en cambio, que la separación de España es una opción, siempre dentro de la ley. Antoni Garrell, uno de sus coordinadores, afirma que uno de los requisitos para involucrarse en cualquier iniciativa electoral es que la independencia sea reconocida por sus socios como una aspiración legítima. En marzo decidirán bajo qué estructura podrían acudir a los comicios.
Antoni Fernández Teixidó, exdiputado de CiU y líder de Lliures, considera improbable que puedan aceptar un programa que incluya el objetivo de la independencia o el de la autodeterminación porque en su formación no son soberanistas: “Sería reeditar la vieja CiU y sería repetir los errores del pasado”. Espadaler y Campuzano también ven difícil que la Lliga/Lliures puedan sumarse a un proyecto conjunto. “Presentarse por separado, pese a compartir tantas cosas, sería bastante suicida”, lamenta Astrid Barrio, fundadora de la Lliga. “El espacio electoral que tenemos es muy incierto e ir en listas separadas sería quemar recursos y esfuerzos”, añade.
Valls se lo piensa
Un quinto actor del catalanismo moderado es Manuel Valls. La formación del concejal de Barcelona y ex primer ministro francés ha defendido que es necesaria una coalición entre el PSC, PP y Ciudadanos. Al ser una suma improbable, la alternativa que el equipo de Valls está sopesando es acudir a las elecciones en solitario. “Pero no nos presentaremos si eso es contraproducente para las fuerzas que pueden evitar un gobierno independentista”, considera Eva Parera, concejal de Barcelona y mano derecha del político hispano-francés.
Parera fue una de las impulsoras de la Lliga pero abandonó este proyecto porque considera que “flirtea con el independentismo”. Parera igualmente advierte que las posibles alianzas entre la Lliga, Units, Convergents y El País de Demà “crearían una nueva CiU y se repetirían los errores del pasado”. Es una opinión parecida a la de Fernández Teixidó. Este, por su parte, subraya que un acuerdo con Valls es imposible: “Sus posiciones no tienen nada que ver con el catalanismo político”. Barrio destaca que el ex primer ministro francés apuesta por ocupar un segmento del espacio de Ciudadanos. “Valls continúa en la lógica de bloques enfrentados que nosotros queremos evitar”, concluye la fundadora de la Lliga.
Proximidad con el PSC
Eva Parera, mano derecha de Manuel Valls, afirma que la Lliga está en realidad bajo la órbita de los socialistas: “Es un instrumento político con el que el PSC quiere llegar al electorado del PDeCAT que se ha distanciado de Puigdemont”. El líder de los socialistas catalanes, Miquel Iceta, ha ofrecido a la Lliga y a El País de Demà una alianza en la línea del acuerdo que sellaron con Units. Fernández Teixidó y Astrid Barrio confirman que si la entente del catalanismo no fructifica, la Lliga podría estudiar la opción de asociarse con el PSC. El economista Alfredo Pastor, componente de Treva i Pau —colectivo impulsor de una alianza del catalanismo de centro—, destaca que, en su opinión, el acercamiento al PSC “debe ser posible y es conveniente”.
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