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Los nuevos presupuestos no pondrán en marcha ninguna gran infraestructura este año

Pese a las mejora en inversiones previstas, 2020 será un ejercicio de transición sin efectos en gasto directo en cemento

Dani Cordero
Pasajeros en la estación de Sants, ante un tren de Rodalies.
Pasajeros en la estación de Sants, ante un tren de Rodalies.Albert Garcia

La conexión entre los dos tramos del tranvía a través de la Diagonal solo mejorará un poco pero no será hasta finales de este mandato municipal y, de la misma forma, la conexión de la linea 9 del metro no se retomará hasta 2023 o 2024. Las dos obras, unas de las más ambiciosas en Barcelona, son un ejemplo de lo que supondrán los Presupuestos expansivos aprobados por el Gobierno de la Generalitat (y en trámite parlamentario) y el Ayuntamiento de Barcelona: un año en el que se desempolvarán viejos proyectos pero en el que no se gastará ni en grúas ni en cemento en grandes infraestructuras.

“Este año será de transición. Después de dos años de prórroga presupuestaria, aunque se aprueben este año costará arrancar obra pública”, conviene Joaquim Llansó, presidente de la Cámara de Contratistas de Obras de Cataluña (CCOC). Se refiere, sobre todo, a los Presupuestos de la Generalitat, que se aprobarán a mediados de marzo con unas previsiones optimistas. Si es así, sus 399 millones de infraestructuras de transporte llegarán como agua de mayo, pero más allá de septiembre a causa de la tramitación parlamentaria y los posteriores concursos públicos. Licitados los contratos en ese momento, el inicio de las obras se demorará hasta principios de 2021, señala Llansó.

El problema, no obstante, es que el excel de inversiones reales del proyecto de Presupuestos tampoco contempla grandes inversiones. El aumento de la inversión se centra sobre todo en el mantenimiento de carreteras, que igualmente es una buena noticia porque ahorrará medidas urgentes por un desgaste acelerado.

“2020 va a ser un punto de inflexión. No se produce ningún salto estratosférico, pero se invertirá más y notaremos cambios”, matiza Cristian Bardají, quien celebra algunos puntos de los presupuestos, como que se garantice el contrato-programa de Ferrocarrils de la Generalitat, que permitirán que, tal y como sucedió con la prolongación de la línea a Sabadell, sin hacer mucho ruido, un día se pueda conectar en poco tiempo las estaciones de Espanya y Gràcia. Ese enlace es otra de las obras más ambiciosas que tiene a Barcelona por escenario.

El Ayuntamiento ya ha manifestado que en lo que queda de mandato municipal el tranvía apenas ganará un kilómetro de vías. La Generalitat, cotitular de la obra, señala que este año habrá licitación, pero que la obra no empezará hasta 2021. Ahora se trabaja en el proyecto constructivo entre Glòries y Verdaguer, pero su ejecución debe ir acompasado con el planteamiento urbanístico que haga el Consistorio de la urbanización de la Diagonal. Una vez estén los dos finalizados, se producirá la licitación.

Y ese mismo freno se puede producir con aquellos proyectos dependientes de los presupuestos Generales del Estado. Contra más tarde su aprobación más tardarán los concursos correspondientes y el inicio de obras. La gran novedad para este año puede ser el nuevo Plan Rodalies —se han aprobado varios en los últimos años con escaso éxito— que han pactado Generalitat y Estado con la coordinación del exconsejero convergente Pere Macias y que todavía tiene que hacerse público. La alcaldesa de L'Hospitalet, Núria Marín, afirmó en una entrevista en Catalunya Ràdio el pasado viernes que el soterramiento de las vías por la población, una obra de 600 millones, es uno de los compromisos asumidos por el Gobierno central.

No solo es una importante operación urbanística para la segunda mayor ciudad catalana; también es uno de los retos más importantes para dotar de mayor fluidez a la ahogada red de Rodalies de Barcelona. Pero su puesta en marcha tardará, de la misma forma que lo harán otras menos complejas y ambiciosas. Sobre todo después de que el año pasado las licitaciones de los tres niveles de administración —Estado, Generalitat y Ayuntamientos— solo crecieran un 17% y alcanzaran los 1.947 millones de euros. Es mucho menos que la mitad de los 4.000 millones de euros que, como media, las instituciones empresariales demandan de promedio para Catalunya para asumir las obras pendientes.

Fomento del Trabajo elabora cada año un catálogo de infraestructuras para determinar la evolución en Cataluña. De las que tiene resaltadas en amarillo porque las considera prioritarias no se concluyó ninguna el año pasado. Y, desde 2015, solo han desaparecido tres: la prolongación de Ferrocarrils desde Terrassa a Sabadell, la línia 9 del metro hasta el aeropuerto y los accesos de la ampliación sur del puerto de Barcelona.

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Sobre la firma

Dani Cordero
Es integrante de la redacción de EL PAÍS en Barcelona, donde ha desempeñado diferentes roles durante más de diez años. Licenciado en Periodismo por la Universidad Ramon Llull, ha cursado el programa de desarrollo directivo del IESE y ha pasado por las redacciones de 'Ara', 'Público', 'El Mundo' y 'Expansión'. 

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