No hay mes sin Pujol en TV3
Se intenta normalizar por la puerta de atrás al cabeza de una familia que presuntamente evadió dinero al fisco. No se encuentra un agujero en el calendario parlamentario para democratizar el canal autonómico
El sábado 1 de febrero en el programa Preguntes Freqüents de TV3 fue entrevistado Javier Melero, abogado de Joaquim Forn y Meritxell Borràs en el juicio del procés. Melero ha sido durante 28 años letrado de cabecera de esa Convergència que navegaba por los mares insondables donde se juntan las aguas de lo público y lo privado y se logran comisiones del 3%. No nacionalista confeso y autor de la iconoclasta crónica El encargo. Un abogado en el juicio del procés, Melero es amigo del expresident Jordi Pujol, de quien dijo que está interesado en los chismes alrededor de los protagonistas de la macrocausa. Le preguntaron qué opina el expresident del momento político y el letrado esquivó la cuestión. Bien pensado, si Jordi Pujol aparece con periodicidad mensual en TV3, ¿por qué no hacer un especial sobre su pensamiento?
De hecho, el pasado 12 de enero en el 30 minuts, el expresidente de la Generalitat ya explicó la cooperación catalana al desarrollo, ese 0,7% del PIB que cada país debería destinar, según la ONU, para paliar la desigualdad. A nivel publicitario la comparecencia fue presentada con un contundente “Jordi Pujol rompe su silencio”. Claro que no para hablar de cómo la familia ha hecho su fortuna. Ahora, el elefante ya está en la habitación y, como sucedía con el pavo de Navidad, se trata poco a poco de familiarizarse con él para adoptarlo como animal de compañía antes del fatídico sacrificio. Por eso, el pasado martes, en el espacio Sense Ficció de TV3, Pujol volvió a ser entrevistado. Esta vez para hablar de Mossos, llums i ombres. El expresident tuvo media docena de intervenciones. Un trabajo periodístico —que soslayaba cualquier referencia a las divergencias entre la cúpula del Govern y el major Josep Lluís Trapero— quedó deslucido por ese intento reiterado de tratar de familiarizar a la audiencia con el evasor fiscal confeso. Al término del programa, en pantalla apareció un lacónico rótulo: “Algunos entrevistados han querido hacer constar su disconformidad después de conocer la intervención de Jordi Pujol”. Es el intento de normalización por la puerta de atrás del cabeza de una familia que presuntamente evadió al fisco 290 millones de euros, de un político que abanderaba la máxima Sant Pancraç, salut i feina al nostre braç! mientras sus hijos hacían negocios non sanctos.
Y todo ello no lleva camino de enmendarse. Porque en este país, en que hay fechas y ventanas de oportunidad para entrar fugazmente en la independencia, no se encuentra un agujero en el calendario parlamentario para democratizar TV3. Mientras eso no suceda, las arbitrariedades continuarán, a pesar de contar al frente del canal con Vicent Sanchis, que se define como liberal. No en vano Sanchis, además de periodista, dirigió la Fundació Catalunya Oberta (FCO), defensora de “los valores de la sociedad abierta, la libertad, la democracia y la economía de mercado”. Antes de su desaparición, la FCO era un vivero de directivos del canal público. Fue fundada por convergentes —como el condenado ex secretario de presidencia de la Generalitat Lluís Prenafeta, quien la clausuró en 2017— y contó como presidente con Joan Oliver, quien además de tareas de espionaje que él llamaba de “protección” en el Barça, de dejar con 12 jugadores al equipo de fútbol del Reus Deportiu y de ser miembro de la Fundació Centre d'Estudis Jordi Pujol, hizo una interpretación del liberalismo pro domo sua. Fue director de TV3 y al dejar el cargo en 2004 se fijó una generosa indemnización de 262.000 euros: durante 10 años y antes de acceder al cargo tuvo un contrato mercantil, que él contabilizó como laboral a la hora de autoliquidarse.
Sanchis, por su parte, es otro liberal que ha sido director de la FCO y que ha caminado casi toda su vida profesional por el fino filo convergente que separa lo público y lo privado. Director, entre otros, del desaparecido diario El Observador y del Avui escribió a cuatro manos la experiencia carcelaria de Lluís Prenafeta, detenido por el caso Pretoria de corrupción urbanística. En el libro El Malson se comparan las dependencias policiales con las checas de la Barcelona revolucionaria de la Guerra Civil. Pero esa tarea de denuncia viene de lejos. Como directivo de la Fundació Catalunya Oberta protestó por la emisión por TV3 de las imágenes de Prenafeta y Macià Alavedra, también ex consejero de Pujol, esposados. Eran tiempos del infausto tripartito. Ahora se trabaja de otra manera. Paradójicamente, de una forma muy parecida a la que recomendaba el Conde Duque de Olivares: que surta el efecto sin que se note el cuidado.
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