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El choque ideológico con Vox dificulta los Presupuestos de PP y Cs

El distanciamiento entre Aguado y Monasterio, reflejado en la polémica del veto parental educativo, dificulta la aprobación de las cuentas

Juan José Mateo

El choque ideológico con Vox dificulta el inicio de las negociaciones para que el Gobierno de PP y Cs apruebe los Presupuestos de 2020. Aunque el Ejecutivo asegura que ha prorrogado las cuentas de 2019 por la inestabilidad política que acompañó a las elecciones generales, y que elaborará el proyecto “tan pronto” como sepa las entregas a cuenta para este año, también hay exigencias de la extrema derecha que hoy parecen insalvables, especialmente porque entre los planteamientos de Ignacio Aguado (Cs) y Rocío Monasterio (Vox) media un abismo. Entre esas reclamaciones estaría activar el veto parental educativo; recortar partidas valoradas en 1.000 millones, que incluyen las que financian a Telemadrid; o revisar las destinadas a asociaciones contra la violencia de género.

Rocío Monasterio, con Ignacio Aguado el pasado mes de agosto en la sesión de investidura de la Asamblea de Madrid.
Rocío Monasterio, con Ignacio Aguado el pasado mes de agosto en la sesión de investidura de la Asamblea de Madrid. Andrea Comas

"Ante la incertidumbre política y económica, hacer unos Presupuestos puede causar que no los cumplamos, que incurramos en déficit, y que seamos finalmente intervenidos, que es algo que desearía el Gobierno de España", argumentó el jueves Isabel Díaz Ayuso, la presidenta del Gobierno, del PP, mientras asentía Ignacio Aguado, su socio y vicepresidente, de Cs. "En el momento en el que se recupere la normalidad, empezará Madrid a preparar sus Presupuestos, pero hacerlo a ciegas ahora mismo lo único que hace es meternos en una situación de incertidumbre".

“Tan pronto como el Gobierno de la nación nos dé las entregas a cuenta para el año 2020, cosa que no ha hecho, debería haber hecho y podría haber hecho antes” habrá proyecto de Presupuestos, dijo el viernes el consejero de Hacienda y Función Pública, Javier Fernández-Lasquetty.

¿Es Madrid la única Comunidad sin Presupuestos actualizados? No, porque también han empezado así 2020 Cataluña, Castilla y León, Extremadura, Murcia, Navarra y La Rioja.

¿Es esa la única razón por la que las negociaciones en Madrid ni han comenzado? No.

PP y Cs gobiernan tres Comunidades gracias al apoyo de Vox: Andalucía, Murcia y Madrid. En la primera ya han aprobado los Presupuestos de 2020. En la segunda han cerrado un acuerdo para hacerlo. Y en la tercera, todo son problemas. No hay siquiera negociaciones abiertas, lo que ha obligado a prorrogar los Presupuestos de 2019, récord en previsión de gastos e ingresos, justo cuando el horizonte económico se llena de nubarrones.

AYUSO: "Dios no me hizo perfecta, por eso no soy de Vox"

"Dios no me hizo perfecta y por eso no soy de Vox”, le espetó la presidenta de la Comunidad a la portavoz del partido de extrema derecha en noviembre. No ha sido su único choque público. “Ya hay bastante división social y crispación en todo el país, como para que siempre Vox, una y otra vez, haga frente a problemas que son insignificantes, que no existen”, lamentó ese mismo mes. “Usted me ha dejado tirada”, le lanzó a Monasterio, también, cuando Vox apoyó la comisión de investigación de Avalmadrid.

MONASTERIO: "Aguado insulta a los votantes de Vox"

“¿Cuál es el problema? ¿Quién hace imposible que se negocien unos presupuestos? ¿Es quizás el señor Aguado, que está ahí sentado gracias a los votantes de Vox, a los que insulta y desprecia diariamente?”, se preguntó la líder de Vox en el último pleno de 2019. “¡No sé cuál es la razón!”.

AGUADO: "Monasterio dice una cosa y la contraria"

"Yo le pediría a la señora Monasterio que no diga una cosa [un día] y al siguiente la contraria”, dijo en septiembre el vicepresidente cuando Vox y Cs chocaron por el reparto de las comisiones en la Asamblea.

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¿La razón? No hay apenas relación entre el PP y Vox. Y el vínculo entre Vox y Cs es directamente inexistente. Como dijo en diciembre Rocío Monasterio, la portavoz regional del partido de extrema derecha: "Es un problema de voluntad política. Aquí parece que el obstáculo son el señor Aguado y una parte del PP".

Esta misma semana, ante la parálisis legislativa que vive Madrid por el desencuentro entre los tres partidos, la líder del de extrema derecha subió el tono.

"No vamos a aprobar los Presupuestos si se nos avisa el día antes. Queremos estar en la elaboración, queremos opinar", advirtió. "Del buen entendimiento entre los socios y los que permiten que gobiernen depende que salgan adelante leyes, normativas y, sobre todo los Presupuestos", dijo. "Si no hay eso, no vamos a poder contar nada a los 100 días de gobierno, ni a los 200, ni a los 300, ni a los 400 ni a los 500".

No fue una referencia casual. Monasterio declinó la invitación para acudir a la celebración de los primeros 100 días del Ejecutivo de coalición, una ceremonia que solo sirvió para certificar la distancia que separa a PP y Cs en su relación con la extrema derecha. La formación conservadora está dispuesta a llegar a acuerdos con Vox, aunque marcando límites. Y el partido de Aguado actúa como si no necesitara su apoyo.

Nada refleja mejor el problema que la exigencia de Vox de impulsar el veto parental educativo, un mecanismo que permite a los padres dar (o no) su consentimiento para la asistencia de sus hijos a actividades complementarias impartidas durante la jornada escolar.

Veto parental

"Si esa propuesta es legal, mejora lo que nosotros hemos planteado, es respetuosa con la autoridad del profesor, con la autonomía de los centros y con que los alumnos aprendan el currículo, estamos abiertos a mejorar las cosas", opinó el consejero de Educación, Enrique Ossorio, del PP.

"En Andalucía, no hay pin parental, ni en Murcia lo va a haber, ni en Madrid tampoco", contrapuso Aguado, de Cs.

"El denominado por algunos pin parental no es una buena idea y no es más que un eufemismo que esconde retrocesos en nuestro sistema de convivencia", remachó Alberto Reyero, consejero de Políticas Sociales, también de Cs.

La situación reproduce la ya vivida para negociar la investidura de Díaz Ayuso. Se consumieron casi tres meses. El PP intentó mediar entre Cs y Vox. De todas esas semanas de conversaciones apenas quedó una foto con los representantes de las tres formaciones, tan firme fue la oposición de Aguado a reunirse siquiera con Monasterio. Solo la amenaza de que gobernara la izquierda —el PSOE ganó las elecciones— propició un acuerdo que no se puede calificar ni de mínimos: no existe sobre el papel, porque no hay documentos ni firmas, solo una declaración en la Asamblea.

Ese pacto tan etéreo explica la parálisis legislativa que vive Madrid. También, las dificultades de negociar los Presupuestos. Y, por supuesto, que Vox afronte las conversaciones desde el maximalismo, porque nada han hecho el PP y Cs por cumplir lo enunciado en su acuerdo verbal.

"En Murcia hemos conseguido que PP y Cs cedan", dijo el jueves Monasterio sobre el veto parental en la educación pública. "Pero no vamos a negociar solo eso", siguió, pidiendo recortes en subvenciones, o una bajada de impuestos significativa. Y recordó: "Si quieren sacar adelante propuestas, si quieren sacar adelante los Presupuestos, saben que tienen que contar necesariamente con los votos de Vox. Esto es muy sencillo. La señora Díaz Ayuso y el señor Aguado son presidente y vicepresidente gracias a los votantes de Vox, y no de otros".

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Sobre la firma

Juan José Mateo
Es redactor de la sección de Madrid y está especializado en información política. Trabaja en el EL PAÍS desde 2005. Es licenciado en Historia por la Universidad Complutense de Madrid y Máster en Periodismo por la Escuela UAM / EL PAÍS.

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