Los motoristas muertos en carretera aumentan un 15% en un año
Los expertos señalan que la falta de pericia de los conductores y la interactuación con los coches son las principales causas de estos siniestros
Hace una década que es prácticamente imposible lograr que los muertos en motocicleta en las carreteras y las calles de Cataluña desciendan. Los motoristas fallecidos en accidentes de tráfico se sitúan siempre en unas cifras absolutas que rondan las 70 víctimas. El año pasado cerró, sin embargo, con un 15% más de muertos en este tipo de vehículos (74 frente a 64). Los expertos señalan que la falta de pericia de los conductores y la interactuación con los coches son las principales causas de estos siniestros. Estas voces piden mejoras técnicas de seguridad en moto y vestimenta para paliar la situación.
El pasado 31 de diciembre, a las 9.20 de la mañana, el Servicio Catalán de Tráfico (SCT) registraba el último motorista fallecido en las carreteras en 2019. Era un joven de 20 años y vecino de Martorell (Baix Llobregat). “Por causas que aún se investigan, una motocicleta ha caído a la vía y el conductor ha muerto”, rezaba entonces el comunicado del SCT.
Existen dos perfiles, explica el coordinador de movilidad y seguridad viaria del SCT, Òscar Llatje: el motorista que usa el vehículo en su movilidad cotidiana, y los que salen el fin de semana por ocio por carreteras con curvas. Cada uno de los colectivos tiene problemas distintos.
“Entre los motards [usan la moto por ocio], encontramos un tipo de curvas que no entienden bien, que creen que son más abiertas de lo que realmente son, entran a más velocidad, no la trazan bien y tienen un accidente”, explica Llatje. Una decisión que comparte Lluís Puerto, director de la Fundación del RACC, que explica que habitualmente son hombres (90% de los muertos y heridos graves), la mayoría de ellos, mayores de 40 años.
Un 43% de pasajeros sin cinturón
Un 43% de pasajeros muertos en accidentes en carreteras que iban en los asientos traseros de los coches no llevaban el cinturón. Del total de las víctimas en carretera, un 13,5% no usaba el cinturón. Los datos provisionales de zonas urbanas reflejan que el 66% de los fallecidos no lo llevaba, aunque algunos conductores están exentos de su uso en estas vías.
En los controles policiales aleatorios, los agentes no suelen distinguir bien si la persona de atrás lleva el cinturón. “Hay quien cree que por ir atrás va más protegido, pero es una sensación falsa”, lamenta el coordinador de movilidad y seguridad viaria del Servicio Catalán de Tráfico, Òscar Llatje.
En los desplazamientos habituales durante la semana, el problema es la interactuación con otros vehículos. “Tienen muchos accidentes en los accesos a la ciudad. Se dan malas praxis, tanto por las motos como por el resto de vehículos”, señala el coordinador de movilidad y seguridad viaria del SCT. “Además, hubo un incremento importante de motoristas durante la crisis, gente que entraba y salía en moto porque era más barato. La motocicleta ganó peso y se ha mantenido desde entonces”, añade Puerto.
Ambos especialistas coinciden en unas soluciones genéricas: más medidas técnicas de seguridad en la motocicleta y mejoras en la vestimenta. “En las motos, lo más rápido y efectivo es el airbag de moto, ligado al casco”, explica Llatje. “Hay que dejar de mirar la motocicleta como un vehículo low cost de movilidad y mirarlo como un vehículo que necesita dispositivos de seguridad”, resume Lluís Puerto.
Los expertos consideran fundamental también una “mejora de las armaduras”. “Hay que intentar que sea obligatorio cierto tipo de vestimenta, que proteja la columna, los codos, las articulaciones, las manos y los pies”, describe Llatje. Puerto pone como ejemplo las personas que en verano circulan incluso en su motocicleta con un pantalón corto. “Eso es muy peligroso, en el momento en que caes, las heridas son muy graves y puede haber amputaciones”, advierte.
Un 40% de accidentes solos
El colectivo además padece un 40% de los accidentes solos, mientras que en los coches ronda el 25 o el 30%. Eso se debe a la falta de pericia en la conducción y en ocasiones también al exceso de velocidad, y afecta principalmente a los motards. Para intentar solucionarlo, Tráfico tiene ya casi listo un proyecto piloto en la carretera del pantano de Foix. En el suelo se indicará a través de pintura a los motoristas cómo deben coger la curva. “La curva muy cerrada se lee bien; en las que son muy abiertas, tampoco hay problema; pero las curvas intermedias no se leen bien”, indica Llatje, que asegura que esta iniciativa ya se ha puesto en marcha en otros países como Austria.
Para las personas que usan la moto en la movilidad cotidiana, Tráfico espera tener listo a finales de año una prueba piloto en la C-58: que las motos circulen por el carril Bus-VAO. “El concepto principal es que tenemos que apartar a las motos en los accesos a Barcelona y que sea obligatorio”, añade el especialista del SCT. La medida también podría aplicarse en otras carreteras como la C-31, con carriles segregados. “En el interior de la ciudad sería más complicado, porque está lleno de intersecciones”, añade Llatje.
El abanico de propuestas para combatir la siniestralidad de los motoristas en la carretera es muy amplio. “También se podría abrir el debate de reducir los límites de alcoholemia. Hay una total incompatibilidad entre beber y mantener el equilibrio en una moto”, plantea Puerto, del RACC, sobre otras posibles medidas para reducir la mortalidad sobre dos ruedas. Los motards acostumbran a dar negativo en los controles de alcoholemia prácticamente siempre, indican los especialistas. La medida estaría enfocada para el uso urbano de la moto. Tanto Tráfico como la DGT caminan hacia el consumo de alcohol cero al volante. Puerto pide también que se implante un plan específico para las motocicletas.
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