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Los vecinos del Raval denuncian que vuelven a operar 30 narcopisos

Acció Raval critica que los operativos policiales no han acabado con el fenómeno

Alfonso L. Congostrina
calle Sant Josep Oriol
Agentes de los Mossos entran en un portal de la calle Sant Josep Oriol.Albert Garcia

La plataforma vecinal Acció Raval denuncia que pese a los operativos policiales ya vuelven a operar, en pleno corazón de Barcelona, 30 narcopisos. El fenómeno comenzó en 2012 —en el barrio más cercano a La Rambla— y tuvo su máximo apogeo en 2017 cuando llegaron a coexistir, a la vez, más de 70 apartamentos ocupados donde se traficaba y consumía droga. Las actuaciones policiales tardaron en llegar pero en junio —un mes después de las elecciones municipales— la Operación Suricata redujo a cuatro los puntos de venta en El Raval. Hoy los vecinos denuncian que vuelve a haber 30 puntos de venta de droga.

Más de 800 agentes de los Mossos d’Esquadra y de la Guardia Urbana de Barcelona peinaron el 29 de octubre de 2018 El Raval. Desmantelaron 26 narcopisos, registraron 14 inmuebles de traficantes y detuvieron a 55 personas pertenecientes a una mafia de narcos de origen dominicano que llevaban meses convirtiendo la convivencia en el barrio en algo imposible. Los agentes acabaron —en la bautizada Operación Bacar (por el ron caribeño Bacardí)— con uno de los mayores grupos organizados dedicados a ocupar pisos vacíos, de entidades bancarias o fondos buitres, y convertirlos en verdaderos supermercados de la droga. La paz que reclamaban a gritos los vecinos desde 2017 llegó al barrio aunque por poco tiempo. Tras desarticular la principal mafia que traficaba en el barrio otro grupo se hizo con el mercado de la droga. Después de que la inseguridad se convirtiera en uno de los principales problemas de los barceloneses, los Mossos, la Urbana y la Policía Nacional llevaron a cabo la Operación Suricata —en esta ocasión el grupo era mayoritariamente de origen paquistaní— el pasado 20 de junio. Registraron 35 domicilios, detuvieron a 50 personas e identificaron a más de un centenar. La paz volvió al barrio. Hoy, medio año después, ya hay más de 30 narcopisos operando de nuevo en el centro de la capital catalana, según denuncian los vecinos.

Ángel Cordero, de Acció Raval, denuncia que las administraciones “solo han hecho hincapié en la acción policial y el problema no ha desaparecido”. Cordero es crítico. Considera que el discurso de la inseguridad ha servido no solo para detener a traficantes sino para “criminalizar a los manteros y a los menores migrantes”. “El problema del El Raval es la cantidad de viviendas vacías que hay [se estima que más de 900 pisos]. Paralelamente, cada semana hay más y más desahucios y la Brimo [los antidisturbios de los Mossos] cada vez duda menos en utilizar la fuerza para expulsar familias o ancianas de pisos que luego quedan vacíos a la espera de que los ocupen los traficantes”, denuncia Cordero. La plataforma Acció Raval asegura que las mafias se han “recompuesto” tras las detenciones. Algunos de los arrestados han conseguido salir de prisión y han regresado al barrio. “Las mafias han aprendido, se ayudan entre ellas, saben que cada vecino es un espía en su contra y son cada vez más violentas. Además, cada vez que hay una intervención decomisan menos cantidad de drogas. Ahora tienen almacenes y llevan sustancias a los pisos a demanda”, asegura.

Las calles donde se encuentran los narcopisos son las mismas de siempre: Lancaster, Robador, Riereta, Aurora, Reina Amàlia, Sant Climent, la Cera…

Los vecinos han intentado de todo. En ocasiones, cuando algunos pisos se quedaban vacíos tras las intervenciones policiales, los ocupaban ellos mismos y ponían a vivir a una familia o un vecino vulnerable. “Hemos conseguido recuperar nueve pisos de los narcos pero es peligroso y no queremos poner a nadie en peligro ni que se enfrente a los traficantes”, advierte Cordero. Acció Raval denuncia que de alguna manera los narcos han copiado la herramienta de los vecinos. Ahora venden droga en los pisos y reservan una habitación para que vivan allí familias incluso con menores. De esta manera, cuando hay una intervención policial los agentes acaban con el negocio ilícito pero no pueden desalojar a personas que nada tienen que ver con la venta de drogas. El piso no queda tapiado y en horas vuelve a funcionar como punto de droga.

Jordi Rabassa, el concejal de Ciutat Vella, coincide en que el fenómeno de los narcopisos se ha transformado. “En los puntos de venta también hay familias. Es muy complicado contactar con los propietarios y tapiar los pisos ya que se quedan personas viviendo”, lamenta el concejal.

El Ayuntamiento mantiene la comisión que analiza periódicamente la problemática del consumo y venta de drogas en El Raval y asegura que la colaboración entre los Mossos y la Guardia Urbana está funcionando. “Lo que necesitamos es apelar a la corresponsabilidad de aquellos propietarios que dejan los pisos vacíos. La ley nos lo pone muy difícil pero no nos cansaremos de perseguir a los dueños que abandonan los inmuebles y luego son los vecinos los que tienen que soportar los inconvenientes que suponen vivir al lado de un lugar donde se vende droga”, destaca el concejal.

Más de 300 detenidos en tres años

Los Mossos con la Guardia Urbana han detenido desde 2017 a 2019 a 313 personas por traficar con drogas en Ciutat Vella. Los agentes han desmantelado, en el mismo periodo de tiempo, 225 narcopisos. Mossos mantienen que tras las intervenciones se ha reducido mucho el tráfico en El Raval. “Ya no podemos hablar de narcopisos, sino de puntos de venta de droga que en cuanto se detectan se inician los trámites para obtener pruebas y solicitar las órdenes judiciales que permitan desmantelarlos”, advierte una portavoz de los Mossos. La policía mantiene que la comisaría de Ciutat Vella es la más reforzada y “se nota” la reducción de la venta de drogas.

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