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“El detective tiene que ser creativo, racional y paciente”

Lara Bueno rechaza la imagen que ha popularizado la ficción sobre la profesión del detective privado

Investigadora privada en el despacho donde trabaja en Madrid.
Investigadora privada en el despacho donde trabaja en Madrid.Laura P. Merino

El cine y la literatura envolvieron la figura del detective en un aura de misterio y secretismo. Dibujaron una profesión épica y casi siempre al filo de la legalidad, pero la realidad es muy distinta. Estos investigadores se rigen en España por la Ley de Seguridad Privada de 2014 y asumen un estricto código deontológico. Lara Bueno (Madrid, 26 años) no lleva gabardina ni sombrero, pero es una de las detectives de Vestigere. Estudió Derecho, pero durante unas prácticas le picó el gusanillo y decidió apostar por la investigación privada.

¿Para qué sirve un detective?

Se usa cuando tienes un problema o cuando crees que vas a tenerlo. Somos una herramienta para minimizarlo o neutralizarlo a través de la información.

Se parece al periodismo.

Al detective le tienen que pedir el trabajo para legitimarlo. No puede investigar a quien quiera. Tienen que existir un vínculo y antecedentes que fundamenten esa investigación entre el cliente y la persona a investigar

¿Cómo les afecta la Ley de Protección de Datos?

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Trabajamos con muchos datos. Los que nos facilita el cliente, los que conseguimos durante la investigación… Si les damos el tratamiento adecuado no pasa nada. Otra cosa es que los facilitemos a terceros o los publiquemos, algo que nunca hacemos.

¿Cómo se forman?

Es un curso universitario de tres años. No es necesaria una carrera. Basta con aprobar el acceso a la universidad, tener otro grado o un ciclo superior.

¿Qué tipo de clientes tienen?

Principalmente, corporativos. Nos plantean bajas temporales de las que sospechan; competencia desleal; cobro de deuda… Las infidelidades se piden menos. Eso ha cambiado. Antes el adulterio estaba tipificado como delito y había que acreditarlo para divorciarse.

La acción más rara.

Una compraventa. No había forma de dar con el dueño. Combinamos muchos datos y obtuvimos información relevante para contactar con esa persona a la que algunos creían muerta. Yo llegué a pensar que estaba en el maletero de un coche.

¿Qué papel tiene la mujer en el sector?

Conozco más detectives hombres que mujeres, pero cada vez somos más. Cada uno es bueno en determinados objetivos; unas cosas nos resultan más fáciles a las mujeres y otras a los hombres.

¿Cómo es el detective actual?

El detective tiene que ser una persona creativa, pero también racional y paciente. El comportamiento humano a veces es muy impredecible y tienes que estar preparado para actuar rápido.

¿En qué consiste su jornada?

A nivel de despacho está todo reglado, tenemos un número de registro que vincula todas las investigaciones. Combinamos el trabajo de campo con servicios de inteligencia. No aseguramos resultados, pero sí poner todos los medios humanos y técnicos.

¿Qué pasa si le descubren?

Cuando he pasado muchas horas en un portal me han preguntado los vecinos. Tienes que inventar una historieta, como que trabajas en el cine y que estás viendo la actividad de la calle para filmar.

¿Es una profesión peligrosa?

En ocasiones. Cuando alguien descubre que lo sigues se puede enfadar, te puede agredir, pero no es habitual que te descubran. La gente se molesta si entras en su vida personal. Yo nunca he tenido que salir corriendo. No obstante, tomamos medidas de seguridad.

Cuénteme.

Vamos dos compañeros. No solo por seguridad. Madrid es una ciudad en la que a la persona que sigues puede tomar un patinete, un Cabify, entrar en el metro… Mientras aparcas y sales detrás de él, lo pierdes. Lo mejor es ir acompañado.

CSI Madrid.

No, no se parece en nada. Tenemos que ser objetivos en los informes, plasmar lo que vemos, pero no hacemos peritaje científico ni criminalística. Eso es trabajo de la policía. No podemos investigar delitos públicos. Si vemos algo delictivo, tenemos la obligación de ponerlo en conocimiento de las autoridades.

¿Dónde ha llegado a guardar la cámara?

En una botella de agua. Hay que salirse de los clichés. Si vas con ella puedes ser turista o fotógrafo. Nadie echa cuenta, pero hay que ser discreto. También con la ropa.

¿Cuánto cuesta un servicio?

No hay dos investigaciones iguales. Hacemos planificación gratuita. Hay un seguro de responsabilidad social altísimo y firmamos un contrato de confidencialidad. Hay tarifas y depende de lo que nos pidan. Normalmente cuesta 80 euros la hora, con un mínimo de cuatro horas.

¿Cuántos casos se resuelven?

La mayoría. Hay algunos que no se pueden o que los clientes los cancelan antes de acabar.

¿Desvela su profesión?

Soy reticente a decir a lo que me dedico. Suelo responder que soy abogada.

¿Consigue desconectar?

Lo intento, pero ser detective no es solo una profesión, es una forma de vida. Adquieres vicios y tu cerebro ve cosas automáticamente.

Una actividad reglada

Lara Bueno ha escuchado demasiadas veces que es la primera detective que conocen. En España hay unas 5.000 licencias, pero la cifra de detectives activos no llega a los 2.000. En la profesión existe un gran intrusismo laboral contra el que luchan las empresas dedicadas al sector. Mucha gente se publicita en Internet, donde ofrece sus servicios sin detallar su formación para desarrollar el trabajo. Los detectives privados recuerdan que están obligados a indicar su número de licencia y que esta es una actividad reglada.

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