Cataluña mantiene 450 ‘correbous’ al año tras prohibir las corridas
Vidreres admite que el balance de 19 personas heridas en un encierro obliga a replantear la conveniencia de este tipo de fiestas
La embestida de una vaquilla contra el público de una plaza móvil en Vidreres (Girona) ha revivido el debate sobre los correbous. El Ayuntamiento admite que el balance de 19 personas heridas obliga a replantear la conveniencia de este tipo de fiestas. El partido Pacma y entidades animalistas han mostrado su rechazo al uso de animales con fines lúdicos y estudian acciones legales contra los organizadores. Cataluña celebra anualmente 450 correbous o actos festivos con las vaquillas como protagonistas. Una ley aprobada por el Parlament en 2010 ampara expresamente estos espectáculos al tiempo que prohíbe las corridas.
El alcalde de Vidreres, Jordi Camps, alegó ayer que el encierro organizado durante la fiesta mayor cumplía con la normativa exigida, a pesar de lo cual un toro fue capaz de saltar la valla de la plaza y arremeter contra varios espectadores. De entre los afectados, el diagnóstico más grave es el de una mujer que, como consecuencia de la embestida, quedó herida de gravedad y fue operada de urgencia el domingo por la noche en el hospital Josep Trueta de Girona. El toro tuvo que ser sacrificado a tiros por agentes de la policía local.
Los 'correbous' tienen carta blanca en Cataluña por decisión expresa del Parlament
El Ayuntamiento de Vidreres lamentó los hechos y se reunió con la entidad que organiza los correbous para abordar el accidente. En un comunicado, el consistorio asegura que en los próximos días informará sobre si el encierro queda prohibido en el futuro o si se endurecen las condiciones para celebrarlo. Los Mossos d’Esquadra han abierto una investigación para aclarar si hubo negligencia en la organización. El Departamento de Interior confirmó que los trámites para autorizar el encierro eran correctos y que no había motivos para rechazar la celebración taurina.
“Demasiado tarde” para la sedación
El desenlace del encierro de Vidreres —el toro fue abatido por agentes de policía— ha generado críticas de entidades y partidos animalistas, que reclaman la apertura de una investigación que permita depurar responsabilidades. La asociación Lex Alma ha lamentado, a través de su presidenta, Marina Vall-llosada, que se optara por sacrificar al toro en lugar de aplicar alguna otra opción menos tajante. "Tratamos de mediar para que lo sedaran pero ya fue demasiado tarde", apunta la entidad. En 1999, también en Vidreres, se sacrificó a tiros a diez vaquillas que se habían escapado de los callejones habilitados para el encierro. Entonces, los animales salieron corriendo aprovechando que aún no estaban colocadas completamente las vallas que las debían conducir hacia la plaza y se fugaron hasta las carreteras cercanas. No hubo heridos, pero una de las vaquillas incluso provocó un accidente de tráfico. "En los correbous hay muchos incidentes, siempre, pero si no hay imágenes, no trasciende", apunta Aïda Gascón, de la entidad AnimaNaturalis.
Interior revisa, junto con la dirección general de Juegos y Espectáculo, las solicitudes que presentan los municipios interesados en organizar un correbous. En el caso de que se precise la instalación de plazas móviles, como en Vidreres, es un técnico municipal quien envía el informe pertinente de la instalación y la evaluación de si cumple con las garantías necesarias. El visto bueno final lo concede la delegación territorial de la Generalitat. “Si todo está en orden, no hay motivo para suspender un correbou, porque la ley los permite”, apuntan fuentes de la Generalitat.
Los correbous y festejos con vaquillas tienen carta blanca en Cataluña por decisión expresa del Parlament desde que, en 2010, Convergència, ERC, PP y la mayoría de los diputados del PSC se pusieron de acuerdo para aprobar su blindaje. Se alegó que las fiestas donde el toro es protagonista es una tradición que merece ser respetada porque forma parte de la cultura de “un buen número de poblaciones”. La Generalitat ratifica que los primeros indicios de este tipo de verbenas datan del siglo XVII, y que en los dos siglos posteriores se extendieron y popularizaron. Paradójicamente, la protección legal se recogió en la misma norma que decreta, de forma expresa, la “prohibición de las corridas de toros”.
En Cataluña se celebraron el año pasado 457 festejos taurinos. El cálculo computa todos los actos que tienen a un toro como eje de la fiesta, desde un encierro a un bou capllaçat o un bou embolat. La mayoría (439 actos), se celebraron en una treintena de municipios de las Terres de l’Ebre, donde durante las fiestas mayores se programan varios actos en un mismo día. Pero, más allá de lo que suceda en el sur de Cataluña, donde los bous son un elemento muy arraigado de la cultura popular, también hay otros municipios que programan encierros. Como El Morell o Mont-roig del Camp, en Tarragona.
Tras la supresión de los festejos que se celebraban en Torroella de Montgrí, Olot o Roses, Vidreres es el único municipio de Girona que resiste programando vaquillas durante las fiestas. En las comarcas barcelonesas, son Cardona y Santpedor, ambos en el Bages, los municipios que organizan espectáculos con vaquillas en la plaza. También Badalona o Vilafranca del Penedès habían ofrecido festejos parecidos, hasta que hace unos años desaparecieron de la programación.
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