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ICV busca una solución ‘in extremis’ para su deuda, que compromete su viabilidad

La formación política arrastra una deuda hipotecaria desde la compra de su sede en el Gòtic

Fachada de la sede de Iniciativa per Catalunya (ICV) en el passatge del Rellotge de Barcelona.
Fachada de la sede de Iniciativa per Catalunya (ICV) en el passatge del Rellotge de Barcelona.Joan Sánchez

La situación financiera de Iniciativa per Catalunya ha colocado al histórico partido en una delicada posición que podría comprometer su pervivencia y abocarla a un concurso de acreedores. Unos problemas que se acentuaron a partir de 2010, cuando la formación política dejó su histórica sede de la calle de Ciutat y se trasladó a un edificio que adquirió junto a la plaza George Orwell, en el barrio Gòtic de Barcelona. Fuentes cercanas a la dirección de ICV, subrayaron que no había nada decidido y que la dirección estudiaban las diferentes opciones: "La gestión es complicada pero hoy por hoy no hay nada seguro y no ha pasado por ningún órgano de dirección".

La formación mantiene al corriente el pago las nóminas de los 16 trabajadores y no tiene deudas con acreedores. Tras la compra del edificio, la deuda de ICV alcanzó los 16 millones de euros que ha disminuido paulatinamente a los 10,7 millones de 2016 y a los actuales 9,2. Hace tres años, el consejo nacional de la formación dio luz verde a un plan de viabilidad que pretendía recortar los gastos de la organización -especialmente en el capítulo de personal- , además de un capítulo en sus presupuestos anuales para la reducción del gasto financiero.

Una deuda hipotecaria contraída con diferentes entidades, entre ellas La Caixa, según las mismas fuentes que, no obstante, sostienen que hay "más factores" a tener en cuenta. Como, por ejemplo, los locales, además de la sede central de Barcelona, que tiene en propiedad el partido y que son más de una quincena. Fuentes conocedoras del estado de cuentas de ICV apuntaban que una posible solución podría pasar por la venta de propiedades para liquidar parte de la deuda financiera o, directamente, traspasar los bienes inmobiliarios a los bancos.

ICV dejó su histórica sede de la calle de Ciutat después de 33 años. En 1977, se instaló en el local el Partido Socialista Unificado de Catalunya (PSUC) que luego evolucionó en ICV. No es el primer partido político que tiene problemas económicos en los últimos años en los que, por ejemplo, la importancia de la deuda financiera fue determinante en la desaparición de Unió Democràtica de Catalunya (UDC) hace dos años, además de su liquidación política dentro del tsunami del procés. También el PSC se vio obligado a recortar gastos de sus sedes de forma importante en los últimos años por la pérdida de representantes electos en las instituciones, una realidad que se agravó en los años de la crisis económica. Algo parecido le ha ocurrido a ICV, que ha visto reducida su representación tras los comicios del pasado 26 de mayo.

Los problemas financieros de ICV no tienen ningún tipo de efecto en el proceso de confluencia que dio lugar a Barcelona en Comú, ya que ambas entidades mantuvieron sus respectivas  entidades jurídicas independientes.

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