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La Comunidad limita el trabajo de los agricultores durante el fin de semana ante el riesgo de incendios

La Unión de Pequeños Agricultores califica la medida "de locos" y un portavoz de Emergencias matiza que afecta a los campos colindantes con zonas forestales: "este año el riesgo es altísimo"

Un tractor trabaja en un campo reseco de Morata de Tajuña (Madrid).
Un tractor trabaja en un campo reseco de Morata de Tajuña (Madrid).Cristóbal Manuel (EL PAÍS)
Berta Ferrero

No llueve a gusto de todos, y eso es exactamente lo que pasa con la ola de calor que está arrasando Madrid. Las altas temperaturas han obligado a la Comunidad de Madrid a tomar medidas de precaución para evitar incendios. El de Tarragona, todavía fuera de control, ha hecho saltar las alarmas en el resto de España y en Madrid concretamente ya tiene los primeros perjudicados: los pequeños agricultores, a los que se le has prohibido trabajar durante todo el fin de semana. El pasto seco, la maquinaria sometida a altas temperaturas y las posibles chispas que pusieran saltar con la fricción del trabajo, han sido claves para que se tome esta decisión -sin precedentes- que no ha sentado nada bien a los trabajadores.

“Los agricultores somos las principales víctimas de un incendio forestal en el campo, los más interesados en evitarlos. Pero para prevenirlos se pueden tomar medidas más lógicas que la simple prohibición”, explica el secretario general de Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos (UPA) en Madrid, Jesús Anchuelo. UPA critica duramente la decisión del Gobierno regional en funciones de prohibir las labores agrícolas como el cosechado, el empacado o el arado: “Esto ha sido una reacción en cadena”. Sin embargo, César Rodríguez, portavoz de la agencia de Seguridad de Emergencias Madrid 112, matiza que solo se ha prohibido trabajar en los campos de agriculturos colindantes con zonas forestales y en un perímetro de 400 metros "a modo de franja, como si fuera un cortafuegos".

Cataluña ha sido la primera comunidad en tomar una medida similar a primera hora de este viernes y ha provocado que poco a poco otras, como Madrid, se fueran sumando. En Castilla la Mancha han recomendado suspender la recogida de cereal hasta que pase la ola de calor, poniendo especial precaución de 14.00 a 20.00, y manteniendo los peines de la cosechadora lo más altos posibles.

Sin embargo, en el Gobierno regional no se ha optado por la opción de “recomendar” sino por la de “prohibir”, y eso ha dolido especialmente a los agricultores que se quejan de que “no es una cuestión de ocio, sino una actividad económica”. “Ha sido muy repentino. La ola de calor ya sabíamos que llegaba desde hace tiempo, y de repente hoy viernes nos prohíben trabajar el fin de semana, nadie se lo esperaba, no tiene sentido”, ha dicho Anchuelo, que cuenta que se han enterado esta mañana cuando al llamar al 112 para comunicar dónde iban a trabajar -están obligados a hacerlo así- les han prohibido hacerlo.

“Es de locos. Es como si prohibiéramos los coches para que no haya accidentes. O como si tienes una herida en el pie y el médico te corta la pierna. Los agricultores tenemos que trabajar, y lo hacemos a la intemperie. Es lo que tiene”, dice el secretario general de UPA, que ha recordado que no es la primera vez que trabajan a estas temperaturas. "Normalmente en julio trabajamos siempre a 40 grados. Tenemos que cumplir unas normas y las seguimos a rajatabla. Somos los primeros en cuidar el medioambiente porque vivimos de él. ¿Qué pasa el resto del verano? Porque los 40 grados los vamos a tener más veces... ¿Ya no trabajamos hasta septiembre? Están jugando con la economía de familias enteras. Toman una decisión en los despachos y no tienen ni idea de cómo se vive en el campo", se quejado.

Rodríguez, sin embargo, explica la diferencia de criterio entre un año y otro: "El año pasado las condiciones meteorológicas eran completamente diferentes, de hecho fue el mejor año de los últimos 25. No existía la sequía de ahora, hubo más humedad porque llovió más y este año llevamos dos o tres semanas con un riesgo altísimo". El 15 de junio termina la etapa de "riesgo medio" de incendios y pasa a ser alto hasta octubre. "Este verano no va a ser igual ni de lejos, de hecho va a ser un verano calentito".

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UPA Madrid ha reclamado a la Dirección General de Emergencias que recapacite y no impida trabajar a los productores de alimentos. "Si nos dan recomendaciones, perfecto. O si nos dicen que de 12 a 17.00 no podemos trabajar por el calor, vale. Pero no nos pueden decir que por la mañana temprano no podemos recoger la cosecha, que la vamos a perder", ha insistido Anchuelo, que además ha contado que la mayoría de agricultores trabaja con maquinaria alquilada, "porque es muy cara", y si no pueden trabajar pierden esos días hasta la próxima vez "que nos vuelva a tocar". "Somos perfectamente conscientes de eso, pero hay un bien superior y tenemos que minimizar al máximo los riesgos", ha contestado el portavoz de Emergencias.

Los agricultores, por contra, achacan la decisión a la “psicosis” generada por la ola de calor y a la “afición de culpabilizar a los agricultores y ganaderos de todos los males”. “Ya sabemos que para el gobierno de la comunidad, el mundo rural no existe”, se quejan.

En Castilla y León, por ejemplo, se exige un tractor de apoyo que vigile desde fuera las labores de cosechado y que tenga medios para extinguir cualquier conato de incendio, y se prohíben las labores junto a masas forestales cuando se den condiciones adversas de más de 30 grados, poca humedad y fuerte viento. Medidas que también están contempladas en la Comunidad de Madrid en el Decreto INFOMA (el Plan Especial de protección Civil de Emergencia por Incendios Forestales en la Comunidad de Madrid, aprobado en 2017). Anchuelo avanza que si siguen teniendo restricciones de este tipo "habrá movimientos".

Por el  momento, la suspensión, que afecta a la maquinaria de uso agrícola, está vigente desde las 10.30 de este viernes hasta las 7.30 del próximo lunes.

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Sobre la firma

Berta Ferrero
Especializada en temas sociales en la sección de Madrid, hace especial hincapié en Educación o Medio Ambiente. Ha desarrollado la mayor parte de su carrera en EL PAÍS. Es licenciada en Periodismo por la Universidad Cardenal Herrera CEU (Valencia) y Máster de Periodismo de EL PAÍS.

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