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Los pactos certifican el auge de ERC y PSC y la caída neoconvergente

Junts per Catalunya tiene 369 alcaldes; los republicanos, 359

Electores en mesa de papeletas y sobres en un colegio electoral.
Electores en mesa de papeletas y sobres en un colegio electoral.Toni Ferragut

La investidura, ayer, de los 947 alcaldes catalanes pone punto final al ciclo electoral que arrancó con las elecciones generales y permite ver la fotografía definitiva del poder local en Cataluña. Pese al veto que la dirección de Esquerra quería imponer al PSC, los socialistas terminaron siendo determinantes en operaciones clave para los de Oriol Junqueras como la de Sant Cugat del Vallès o Figueres (Alt Empordà), en las que salió perdiendo Junts per Catalunya. Los republicanos fracasaron en su intento de asalto a Barcelona pero sí gobiernan en Lleida y Tarragona. Los neoconvergentes conservan Reus y Girona.

La foto final de las alcaldías ofrece algunas diferencias con respecto a la de la noche electoral del 26-M, una jornada en la que Esquerra se erigió como la fuerza más votada en Cataluña. Aunque ese día los republicanos fueron la lista con más apoyos en 342 municipios, a través de la negociación de los pactos ERC tiene desde ayer 359 alcaldes, Se trata de datos provisionales pero que muestran 100 alcaldías más que las que la formación de Junqueras obtuvo en 2015.

Junts per Catalunya, la marca bajo la que acudió el PDeCAT a las elecciones, sigue siendo la formación con más alcaldes (369) si bien perdió 68 con respecto a hace cuatro años. Las negociaciones para cerrar los gobiernos municipales fueron especialmente nocivas para los neoconvergentes, que perdieron bastiones importantes como Figueres (Alt Empordà) o Sant Cugat del Vallès. En estos dos casos, los republicanos dejaron solos a sus socios en el Ejecutivo de la Generalitat y optaron por alianzas amplias de izquierdas que incluían a los socialistas. Eso a pesar de los avisos de la cúpula de ERC, que antes de la campaña advirtió de que solo llegaría acuerdos con formaciones “progresistas” y “con un compromiso absoluto con la república”. En Vilafranca del Penedés o Calella (Maresme) los neoconvergentes pactaron con el PSC, un partido al que siempre le recuerdan que apoyó la aplicación del artículo 155.

La hegemonía del PDeCAT y de ERC en cifras globales de alcaldías se ve moderado si se tiene en cuenta el tamaño de los municipios. Dentro de las once ciudades catalanas con más de 100.000 habitantes, los neoconvergentes solo tienen dos: Reus (Baix Camp) y Girona. En ambos casos se trataba de las listas más votadas y hubo intentos por parte de las otras formaciones para tirar adelante gobiernos alternativos de progreso.

Los republicanos tienen las alcaldías de Tarragona y Lleida (esta última por primera vez en 80 años), donde hay un pacto de gobierno con Junts per Catalunya. En Manresa, ambas formaciones independentistas se turnarán la alcaldía: un año los neoconvergentes y tres los de Esquerra.

El PSC obtuvo 87 alcaldías (frente a las 122 de 2015) pero logró mejorar significativamente sus resultados en varios municipios del Área Metropolitana de Barcelona. Los comunes lograron finalmente salvar la alcaldía de la capital catalana pero sus resultados siguen siendo modestos. Pese a la sensación del frenesí de los pactos, los datos del Observatorio de Gobierno Local de la Fundación Carles Pi i Sunyer muestran que desde la instauración de la democracia, en cada mandato, solo un tercio de los gobiernos es monocolor.

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